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El trabajo forense tras la Dana de Valencia, un escenario tan arduo como inédito

Foto: ROBER SOLSONA/EP
8/11/2024 - 

CASTELLÓ (EFE). Los especialistas forenses de la Policía Nacional, Guardia Civil y expertos de centros de medicina legal de toda España que trabajan en la identificación de las víctimas mortales de la Dana se enfrentan a una ardua tarea apenas comparable a tragedias anteriores y con dificultades añadidas por la magnitud, extensión y circunstancias de este suceso.

Según el último balance oficial del Centro de Integración de Datos (CID) hecho público por el Tribunal Superior de Justicia valenciano, hay hasta ahora 207 víctimas mortales, a 200 de las cuales se les ha practicado ya la autopsia y 167 están plenamente identificadas. Las oficinas "ante mortem" habilitadas por la Policía Nacional y la Guardia Civil en colaboración con médicos forenses contabilizan 78 casos activos por denuncias de desaparición.

A diferencia de tragedias pasadas, como el accidente de avión de Spanair en 2008 en Madrid (154 víctimas mortales) o el reciente incendio de un edificio completo en el barrio valenciano de Campanar (10 fallecidos), las víctimas de la tragedia no están acotadas a un lugar y momento concreto, ni siquiera existe la certeza del momento exacto de su desaparición.

Según han explicado a EFE fuentes del CID constituido con motivo de este desastre con múltiples víctimas, la intensidad con la que golpeó el agua a las zonas afectadas, la extensión geográfica de las inundaciones y la duración del evento hacen de este suceso un hito único en la historia de las operaciones forenses en España.

Únicamente los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid (193 fallecidos) guardan cierta similitud con el "escenario" tan abierto de víctimas potenciales, puesto que en aquella fatídica jornada quienes compraron un billete de cercanías lo hicieron de forma anónima.

También la multiplicidad de escenarios de aquella matanza terrorista podría guardar ciertos vínculos con el trabajo de los forenses en Valencia, aunque la superficie a cribar en el caso de la Dana realmente empaña cualquier comparación posible.

Las diferencias entre ambos sucesos son más evidentes: desde el estado en que se hallaron los cuerpos hasta la investigación policial, que fue desarrollada por un único cuerpo, la Policía Nacional, aunque con colaboraciones puntuales de la Guardia Civil.

En el caso de la Dana hay implicadas multitud de demarcaciones, competencia de uno y otro cuerpo, así como varios juzgados, en lugar de uno solo (la Audiencia Nacional), en el caso del 11-M.

Hay que tener en consideración, detallan estos especialistas en siniestros múltiples, que en Valencia algunas de las víctimas mortales han sido halladas a kilómetros de donde sufrieron la embestida del agua, que otras se hallaban en movimiento en sus vehículos antes de desaparecer y que no solo no se tenía constancia más o menos aproximada de su ubicación, es que posiblemente este dato tampoco hubiese sido de utilidad precisamente por las intensas corrientes que se produjeron.

Ante un abanico de víctimas y desaparecidos tan amplio, la labor de identificación 'ante mortem' está siendo esencial.

Las oficinas habilitadas para la presentación de las denuncias por desaparición está siendo decisiva a la hora de recopilar datos como fotografías, características físicas y medidas de las víctimas, vestimenta, posibles tatuajes o presencia de cualquier tipo de prótesis o marcapasos, historial de operaciones o radiografías anteriores. Cualquier dato puede agilizar enormemente el proceso, de ahí la insistencia a los familiares para que acudan a estas oficinas.

También está siendo clave la participación de los familiares en la comunicación de la desaparición, porque permite a los especialistas de la Policía Nacional y la Guardia Civil tomar muestras de ADN que, previo paso por los laboratorios especializados, permitan confirmar científicamente la identidad de las víctimas mortales.

Para la identificación mediante perfil genético, la mayor fiabilidad estriba en las muestras biológicas de familiares ascendientes y descendientes directos, es decir, padres o hijos, o bien la entrega de efectos de uso personal pertenecientes al desaparecido, como un cepillo de dientes o una cuchilla de afeitar.

En algunos casos, detallan las mismas fuentes, se ha tomado muestras de ADN de hermanos de las víctimas, que son útiles igualmente, aunque no tan concluyentes como las de padres o hijos.

Aunque las autopsias y el proceso de identificación de cuerpos se está desarrollando en la Ciudad de la Justicia de València, los análisis de ADN se derivan en su totalidad a los laboratorios especializados de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en Madrid, y se demoran "unos días en el mejor de los casos".

Los laboratorios en cuestión disponen de material genético de las víctimas mortales, pero en ocasiones no disponen de muestras con las que compararlas, bien porque todavía no hayan sido facilitadas por sus familiares, bien porque el fallecido en cuestión no tuviese familia.

Otra de las particularidades de esta terrible Dana es el hallazgo de cuerpos en zonas completamente sumergidas o parcialmente anegadas, que dificulta considerablemente la toma de huellas -el método más rápido y habitual de identificación- por el deterioro que presentan los tejidos.

En estos casos, los equipos forenses han usado productos químicos capaces de recuperar las crestas y surcos dactilares que hacen visible de nuevo la huella.

Del total de víctimas mortales identificadas en este suceso (167 hasta anoche), la mayoría (140) lo han sido por sus huellas dactilares, el resto por prueba genética.

Sobre las causas de las muertes que reflejan las autopsias realizadas (ahogamientos o traumatismos, indiciariamente) no se han facilitado datos. Se trata de una información que recoge el sumario judicial, aclaran las fuentes consultadas.

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