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opinión

¿En qué debo invertir este año?

Todas las inversiones llevan implícito cierto riesgo por lo que se deben analizar los pros y contras en cada caso de ellas, además de contar con el asesoramiento de un experto que nos haga un traje a medida

11/02/2022 - 

VALÈNCIA. Los últimos datos del Banco de España en el tercer trimestre de 2021 mostraban cómo los españoles se han lanzado en los últimos meses a invertir. Ante los límites al consumo que la covid-19 sigue imponiendo y el aumento de la inflación, esta tendencia, parece que va a continuar en los primeros meses del año, pero no podemos olvidar que, ante cualquier decisión de inversión, la planificación y el análisis es fundamental.

El primer consejo para cualquier persona que quiera realizar inversiones es hacerlo en algo que seamos capaces de entender. Por eso, si alguien nos habla de criptomonedas, del metaverso, del Nasdaq, o de contratos por diferencia (CFDs) y derivados, lo mejor es ser prudentes e informarnos previamente del tipo de producto y conocer sus riesgos y beneficios teniendo muy claro nuestro horizonte temporal de inversión. 

Debemos invertir sólo el capital que no vamos a necesitar en el corto plazo, evitar copiar el comportamiento de las multitudes puesto que cuando todas las noticias se hacen eco de la revalorización de una empresa generalmente ya es tarde para invertir, recordar que las rentabilidades pasadas no aseguran rentabilidades futuras y, sobre todo, tener siempre presente que en bolsa se debe comprar con el rumor y vender con la noticia.

Hay que considerar que históricamente el capital se mueve o circula entre tres tipos de productos de inversión: renta fija, renta variable y rentas inmobiliarias, y dependiendo del perfil del inversor y el momento del ciclo económico en que nos encontremos será recomendable apostar por unos u otros.

La amenaza de la inflación

El 2021 cerró el mes de diciembre con un incremento de la tasa anual del IPC del 6,5%, según los datos del INE, una cifra récord en los últimos treinta años, siendo la vivienda, los alimentos y las bebidas no alcohólicas, los grupos con mayor influencia en el incremento anual de los precios. Esto supone que la inflación subyacente (índice sin incluir los alimentos, ni la energía) se incrementó en un 2,1%, el dato más alto desde 2013. Ante este escenario, hay que tener en cuenta una serie de cuestiones:

Para mantener o preservar el patrimonio en estos momentos resulta sumamente importante que las rentabilidades obtenidas superen a la inflación y los impuestos. Todas las inversiones cuyos retornos no cumplan con esa ecuación nos harán perder poder adquisitivo. Además, la inflación es considerada como el enemigo silencioso de los ahorradores. Suele existir una correlación inversa entre la inflación y la renta variable. Debido a que los bancos centrales para intentar enfriar el sobrecalentamiento de la economía suben progresivamente los tipos de interés. Esto hace ganar protagonismo a la renta fija, y ocasiona que el dinero salga de la renta variable moviéndose hacia productos con menos riesgo y volatilidad.


Aunque en ese aspecto Europa va más rezagada, la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) ya planea tres subidas de tipos de interés durante 2022 para enfriar la inflación, lo que podría influir en los índices bursátiles norteamericanos, que se encuentran actualmente en máximos históricos. En cambio, en este mismo escenario, el precio de la mayoría de los activos reales, como los inmuebles, aumentan a la par o por encima de la inflación.

El dinero es miedoso por naturaleza y cualquier alteración que pueda generar incertidumbre en los mercados o en la economía hace que el capital huya de los activos con mayor riesgo y se refugie en valores más seguros como el oro, las materias primas y el ladrillo. Por ejemplo, un posible conflicto bélico, al parecer inminente entre Rusia y Ucrania, podría ocasionar que muchos inversores salieran de la renta variable prefiriendo tener liquidez y asegurar su capital.

Históricamente de las grandes crisis financieras pueden surgir grandes oportunidades, por lo que una caída generalizada en los índices bursátiles, también puede ser el momento idóneo para posicionarse en sectores con futuro. Un buen consejo para un inversor de renta variable es que no se debe vender cuando el pánico se apodera de las bolsas, los datos demuestran que una corrección entre el 10% y el 20% suele ir acompañada después de importantes subidas.

1) RENTA FIJA

Actualmente, la renta fija no es atractiva dado los bajos tipos de interés, no sólo es que no genera prácticamente rendimientos, sino que también nos puede hacer perder capital por las comisiones que hay que asumir por inmovilizar el dinero; además de la pérdida implícita de poder adquisitivo debido a los altos niveles de inflación. Aunque algunos aún tendrán en la memoria aquellos depósitos a plazo fijo de hace 20 años, de los que sin hacer nada obteníamos un interés entre el 4% y el 8%, eso en la actualidad ya no existe.

Aunque en algunos países, como Reino Unido y Estados Unidos, los bancos centrales han comenzado a subir los tipos de interés para intentar controlar la escalada de precios, las tímidas subidas experimentadas del 0,25% aún están muy lejanas de hacer interesante nuevamente a la renta fija. Además, el Banco Central Europeo (BCE) por ahora descarta la subida de tipos. Esto hace que la renta fija, como alternativa de inversión, sólo debería considerarse en supuestos en que sea necesario un valor refugio en el corto plazo.

2) RENTA VARIABLE

En cuanto a la renta variable, podemos obtener unos porcentajes altos de rentabilidad, pero debemos tener en consideración la volatilidad (fluctuación), el riesgo y el plazo u horizonte temporal de la inversión. La clave en este caso está en tener paciencia, marcarnos objetivos claros y no dejar que las emociones influyan en la inversión. Los mercados financieros se mueven mucho por la información y en la era de la inmediatez en la que vivimos, la información es impredecible. Históricamente los datos demuestran que a largo plazo la renta variable es el producto más rentable, la clave es determinar el momento justo de entrar y salir (inversión y desinversión).

Respecto a los errores más habituales de los pequeños inversores de renta variable están las compras compulsivas buscando obtener altas rentabilidades en muy poco tiempo, no tolerar cierto nivel de pérdidas debido a las fluctuaciones del mercado, comprar tarde y caro cuando se lee una determinada noticia, mirar indicadores técnicos sin hacer ningún análisis fundamental, comprar acciones de empresas sin saber exactamente a que se dedican éstas o comprar acciones simplemente porque 'están baratas' respecto a su cotización histórica. 


No se debe ver la inversión en renta variable como un juego de suerte, conviene dedicar más tiempo a estudiar antes el funcionamiento del mercado, elegir correctamente la entidad financiera o bróker donde vamos a operar y seleccionar adecuadamente la empresa objetivo. Todo ello en base a nuestras expectativas de rentabilidad y a nuestro horizonte temporal de inversión.

La renta variable es un producto que no es apto para todo tipo de inversores. En general, para aquellos con escasa formación financiera o poca experiencia en los mercados, resulta casi imposible no estar pendientes de la evolución de sus carteras y ahí las emociones juegan en contra. Sin embargo, pensando a largo plazo, un buen consejo sería invertir en empresas que se dediquen a los sectores de energías renovables, logística e inteligencia artificial.

3) CRIPTOMONEDAS

Las reglas anteriores también se aplican al mundo de las criptomonedas teniendo presente que en este caso la volatilidad es mucho mayor y que estas inversiones no están reguladas ni garantizadas por ningún organismo como un banco central o el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD). La mayoría de las plataformas para comprar e intercambiar criptoactivos están fuera de España, por lo que a pesar de ser un tipo de inversión que puede resultar atractiva, es aconsejable aumentar la prudencia e invertir cantidades pequeñas y con un horizonte temporal más amplio.

Recientemente la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) publicó la Circular 1/2022 relativa a la publicidad sobre criptoactivos a raíz de las campañas promocionales protagonizadas por rostros muy conocidos. En ella resaltaba los riesgos que este nuevo tipo de activos suponen para los participantes del sistema financiero y, muy en particular, para los pequeños inversores”. El comunicado incidía en “la complejidad, la volatilidad y la potencial falta de liquidez de estas inversiones”.

Sin duda, los criptoactivos están muy de moda sobre todo entre los jóvenes -algo que es un problema-, no por la corta edad de los inversores sino por la falta de información y conocimientos financieros que les permitan analizar los riegos e idoneidad de las mismas. Es cierto que invirtiendo en criptoMonedas se puede obtener un buen pellizco, pero se puede perder todo el capital invertido, o incluso más, si se utiliza el apalancamiento que habitualmente ofrecen estas plataformas. Si a pesar de las advertencias, alguien quiere probar suerte en el mundillo, debe aprender a vivir con la volatilidad ya que la inversión puede haber caído de la noche a la mañana más de un 20%.


Así, durante las últimas semanas el bitcoin (BTC) ha llegado a caer más de un 50% respecto a sus máximos históricos. Entre los motivos de este descenso destacan las protestas de Kazajistán, segundo país emisor (minado) de criptomonedas en el mundo; la publicación de un informe del Banco Central de Rusia alertando de los riesgos que genera este mercado para la estabilidad financiera; y el endurecimiento de la política monetaria de la Reserva Federal norteamericana (FED), sumado a la inminente publicación de una orden ejecutiva del presidente Biden sobre las criptomonedas.

Antes de la pandemia, las criptomonedas mostraban poca correlación con los principales índices bursátiles, y se manejaba la hipótesis de que ayudaban a diversificar el riesgo y actuaban como cobertura frente a las oscilaciones de otras inversiones. Sin embargo, los últimos datos han evaporado dichas hipótesis, incluso el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha advertido en un informe de la correlación que existe entre las criptomonedas y la renta variable, indicando que "una fuerte caída en los precios del bitcoin puede aumentar la aversión al riesgo de los inversores y provocar una caída en los mercados de valores. Lo que sugiere que el sentimiento en un mercado se transmite al otro de una forma notable". El mejor consejo que se le podría dar actualmente a quien quiera adentrarse en el mundo de los criptoactivos sería invertir sólo la cantidad de dinero que se esté dispuesto a perder.

4) RENTAS INMOBILIARIAS

Respecto a las inversiones inmobiliarias, aquellas dedicadas al arrendamiento están ofreciendo actualmente unos niveles de rentabilidad entre el 4% y el 8%. En estas influyen factores como la tipología de los inmuebles, la ubicación geográfica, la duración del alquiler, el coste de las reformas y la financiación, entre otros. Aun así, no existe actualmente otra inversión financiera equiparable que ofrezca ese nivel de rentabilidad, con un bajo nivel de riesgo, y mucho menos que cuente con los incentivos fiscales existentes (en el IRPF) para los arrendadores de viviendas. Constituyen un importante valor refugio ante escenarios económicos con altos niveles de inflación y la revalorización obtenida en los inmuebles a largo plazo casi siempre supera al incremento del índice general de precios.


En un país como España, aunque aún está muy arraigada la idea de comprar y tener los inmuebles en propiedad, factores como la inflación en alza, la movilidad geográfica, la precariedad laboral y la dificultad de los jóvenes para acceder a comprar una vivienda han incrementado la búsqueda de viviendas en régimen de alquiler. Asimismo, para maximizar la rentabilidad de los alquileres debemos tener en cuenta que los datos demuestran que es más beneficioso invertir en pisos baratos para destinar al alquiler, así como que es más rentable comprar pisos de segunda mano para alquilar.

Todas las inversiones llevan implícito cierto riesgo por lo que se deben analizar los pros y contras en cada caso, y contar con el asesoramiento de un experto que nos haga un traje a medida según nuestra situación personal, expectativas, plazo de inversión y nivel de tolerancia al riesgo.

Ernesto Campos Campillo es profesor universitario en Finanzas, Contabilidad y Tributación del MBA de VIU – Universidad Internacional de Valencia y Asociado Senior en Andersen

Ernesto Campos (Universidad Internacional de Valencia)

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