CASTELLÓ. La empresa concesionaria del almacén de gas Castor, Escal UGS, redujo la inyección de gas en la cavidad subacuática antes de que la Administración se lo pidiese. Según ha reconocido el expresidente de la compañía, Recaredo del Potro, en el juicio que ha comenzado este lunes en la Audiencia Provincial de Castellón, antes de que en el mediodía del 13 de septiembre de 2013 les llegase un correo electrónico del Observatorio del Ebro, encargado de evaluar la sismicidad del proceso, solicitándoles parar la carga o reducir la intensidad de la inyección de gas, la empresa ya había llevado a cabo esta acción.
"Lo que yo recuerdo es que le contestamos al Observatorio del Ebro que la medida de reducir el caudal, que es una alternativa que ellos recomendaban, ya lo habíamos hecho 24 o 12 horas antes; cuando recibimos ese correo ya se había reducido el caudal a la mitad. Carlos Barat [director general del proyecto] lo había decidido la tarde del día 12". Con estas palabras exactas, en respuesta a la fiscal de Medio Ambiente de la Audiencia Provincial de Castellón, Dolores Ofrecio, Del Potro ha querido destacar este lunes la proactividad de la compañía en el inicio del juicio que trata de determinar la responsabilidad de esta en la crisis sísmica que vivieron las costas de Vinaròs y el sur de Tarragona en el verano de 2013.
Lo singular del asunto es que durante la primera sesión celebrada este lunes en Castelló tanto el expresidente como el exconsejero delegado de Escal UGS, José Luis Martínez Dalmau, han negado en todo momento que la población percibiese temblores durante la inyección de gas en el almacén. "Mientras estábamos inyectando, nadie sintió nada", ha señalado Del Potro.
De hecho, en sus respuestas a la fiscal y a la acusación particular, ambos exdirectivos de la compañía participada por ACS han señalado, como argumento para negar la relación, que la presión ejercida por la inyección de gas rondaba los 7 bares, mientras el Instituto Francés del Petróleo establecía que si no se alcanzaban presiones de 49 bares no había riesgo.
Asimismo, Martínez Dalmau ha señalado que, en una escala de 1 a 12 en cuanto a la intensidad de los terremotos, solo se producen grietas en los edificios "a partir de 6", mientras la máxima registrada en la zona fue de "3, muy lejos" del umbral de riesgo. Poco antes, la fiscal había señalado que el mayor sismo detectado alcanzó los 5,2 grados en Benassal, en el interior del territorio castellonense.