Se cumplen dos años de la formación del primer gobierno de coalición de la democracia española. Dos años marcados por una crisis sanitaria global, y por el esfuerzo sin precedentes de un gobierno progresista por frenar las consecuencias económicas y sociales de esta crisis. Dos años de un gobierno liderado por el PSOE que ha logrado, pese a la inefable deslealtad de la oposición de las derechas, impulsar las reformas que necesita el país para salir de esta crisis y seguir creciendo.
Se cumplen dos años de la formación del gobierno progresista liderado por Pedro Sánchez. Un gobierno estable, y que cumple sus compromisos. Un Gobierno capaz de lograr acuerdos en los que todas y todos cedan para que todas y todos puedan sentirse representados. Porque si algo ha demostrado este gobierno de coalición es su capacidad de diálogo, de llegar a acuerdos y de alejarse del ruido generado por una oposición destructiva para cumplir los compromisos que adquirió con la ciudadanía. Si algo ha demostrado el Gobierno es capacidad para lograr la estabilidad política que necesita el país para avanzar en derechos y dignidad social.
El camino no ha sido fácil, no solo por la crisis sanitaria sino por una oposición volcada en erosionar al gobierno y desaparecida cuando se trata de construir un futuro mejor. No ha sido fácil, pero el Gobierno de coalición ha logrado aprobar dos presupuestos, España es el primer país en recibir y ejecutar los fondos de recuperación europeos, y se ha logrado un acuerdo con los agentes sociales para impulsar una necesaria reforma laboral. El acuerdo, logrado con sindicatos y patronal, permitirá atajar la precariedad y el desempleo.
Y como en cada avance logrado por nuestro país, el PP de Casado ha mostrado ya su rechazo. La derecha sin proyecto político de Casado no quiere respaldar un acuerdo entre trabajadores y empresarios, un acuerdo para reducir la temporalidad y fomentar la contratación indefinida. El PP no está en la mejora de la vida de la gente, no está en lograr empleos y salarios dignos. Mientras el Gobierno ha logrado que en diciembre hubieran 425.000 trabajadores indefinidos más que hace un año, el PP se ha ocupado de convocar elecciones autonómicas. Mientras el Gobierno ha logrado el último año un descenso del 40% en el paro juvenil, el PP de Casado se ocupa de intentar frenar la fuga de votos hacia la ultraderecha.
No está siendo una legislatura fácil. Pero cuando comenzamos a recorrer la segunda mitad del mandato debemos decir de forma clara que este es un buen gobierno. Un gobierno que hace lo que dice, y dice lo que hace. Así lo demuestra la última rendición de cuentas de la tarea realizada por el Gobierno mediante el informe “Cumpliendo”. Este análisis revela que en el ecuador de la legislatura se han cumplido el 50,2% de los compromisos adquiridos por el Presidente durante su discurso de investidura. Un Gobierno que cumple su palabra, y responde de su gestión.
Un gobierno que cumple con la ciudadanía, que ha logrado la necesaria estabilidad política para impulsar los avances sociales que permitan a todas y todos alcanzar una vida más digna. Empleo estable, pensiones dignas, lucha contra la violencia de género, escudo social, modernización del sistema educativo, refuerzo de la sanidad pública, freno a la pobreza infantil, impulso del Ingreso Mínimo Vital, crecimiento económico justo, digitalización económica, lucha contra el cambio climático. Frente a la oposición del ‘no a todo’, un gobierno que cumple, que acuerda, que garantiza el progreso colectivo.