CASTELLÓ. La Comisión Europea ha bloqueado en los tres meses y medio que van de año un total de 83 cargamentos de frutas y verduras que pretendían entrar en territorio comunitario con restos de clorpirifos o metil clorpirifos, las sustancias activas más efectivas contra el cotonet de Sudáfrica y cuyo uso está prohibido en suelo europeo desde hace un año.
La prohibición de la Comisión se fundamenta en el daño que ambos insecticidas tienen sobre la salud humana -según ha señalado la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria en repetidas ocasiones y se ha encargado de repetir el ministro de Agricultura, Luis Planas, por ejemplo este mismo martes en el Senado-, pero esto no evita que sigan entrando partidas con restos de ambos fitosanitarios a pesar de la prohibición para hacerlo, que adelantó este diario.
De hecho, Planas reiteró este martes su negativa a pedir a Bruselas la autorización excepcional para el uso de estas materias activas contra la plaga sudafricana que está poniendo en jaque a la citricultura castellonense precisamente por esta afección a la salud humana. Pero, a pesar de ello, siguen llegando partidas de fruta y verdura de fuera de la UE con restos de estos productos. Y la mayoría son cítricos.
Desde el pasado 4 de enero, cuando se produjo la primera interceptación de este año (mandarinas de Turquía), la mayor parte de los cargamentos bloqueados en frontera son precisamente de cítricos. En concreto, 22 han sido mandarinas de Turquía, 13 de limones y 10 de naranjas procedentes de este país limítrofe con la UE. Asimismo, también se han detectado tres cargamentos de naranjas de Egipto, estos en las últimas semanas, ya que las exportaciones de cítricos del país norteafricano han comenzado recientemente.
Además de los cítricos, hay una diversidad de alimentos detectados con restos de clorpirifos o metil clorpirifos, como granadas, uva, hinojo o té, pero todos suman pocos casos, excepto los pimientos turcos, de los que también se han detectado 20 partidas contaminadas.
No extraña que los cítricos sean los principales productos con restos de clorpirifos, ya que este insecticida se usa fundamentalmente para tratarlos. Tampoco es raro que sea en envíos de Turquía, ya que con 257.000 toneladas anuales de exportación media a la UE en los últimos cinco años este es el tercer país no comunitario del Mediterráneo con mayor presencia en los mercados europeos. Así, sus limones, pomelos, mandarinas y en menor medida naranjas ocupan una importante cuota, de hecho, en mercados como el alemán, el principal destino de la fruta de la Comunitat.
Así lo recuerdan desde La Unió de Llauradors, el organismo que este miércoles ha destacado en un comunicado el alto nivel de interceptaciones de fruta y verdura con productos prohibidos en la UE o con niveles de residuos por encima de los permitidos. En total, la organización agraria señala que se han producido 109 interceptaciones, 92 de ellas de envíos turcos. Algunas de ellas han sido calificadas por el Sistema europeo de alerta rápida para alimentos y piensos (conocido por sus siglas en inglés, RASFF) "como decisión de alto riesgo".
No ha sido así en la mayoría de los cargamentos contaminados con clorpirifos, muchos de los cuales la RASFF ha calificado de riesgo "indeciso" a pesar de haber prohibido su uso en la Unión por el peligro para la salud de las personas. En otros casos el riesgo ha sido calificado de "serio".
Desde La Unió destacan además el alto nivel de interceptaciones a pesar de la escasa frecuencia con que la UE controla en sus fronteras la fruta y verdura llegada de fuera. Así, resalta que para las mandarinas de Turquía -sobre todo en Bulgaria, donde cruzan en camión- "es de solo el 5% de los lotes y del 10% para las naranjas, por lo que cabe sospechar que entra mucha fruta a los mercados europeos con límites de residuos altos o sustancias prohibidas".
Esta diferencia de trato con la producción autóctona, con estándares "muy exigentes", causa desconcierto en la organización agraria, que pide "cerrar la entrada" de productos procedentes de países que no cumplan con la legislación europea.
A raíz de todo esto, el secretario general de La Unió, Carles Peris, considera que el Gobierno español "y el ministro de Agricultura deben elevar la voz en Bruselas para evitar que se permitan aquellas importaciones que incumplan la normativa comunitaria en materia fitosanitaria, laboral o de apoyo a la mujer, entre otras. Planas debe dejar de mirar de una vez para otro lado y defender a los citricultores valencianos", concluye Peris.