CASTELLÓ. La Unión Europea acaba de aprobar una propuesta para prohibir la entrada en el territorio comunitario de alimentos y piensos que tengan restos, por mínimos que sean, de Clorpirifos y Metil Clorpirifos. Estas son las dos sustancias activas en que se basan la mayor parte de los insecticidas de amplio espectro utilizados por la agricultura valenciana y que tanta alarma han alzado entre los agricultores al quedar prohibido su uso desde este próximo mes de abril, tras aprobación en Bruselas el pasado 10 de enero.
Según confirman a Castellón Plaza fuentes de la Comisión Europea, los 27 estados miembros han aprobado esta misma semana la propuesta del Ejecutivo comunitario de reducir los límites máximos de residuos (LMR) de ambos productos "al nivel más bajo que pueda ser medido por los laboratorios de análisis", tal y como consta en la resolución publicada.
Los nuevos LMR aplicables (residuo cero) "serán aplicables alrededor de octubre de 2020 y se aplicarán tanto a los alimentos producidos en la UE como a las importaciones", señala textualmente la resolución. Y es que, tal y como ya hizo con la prohibición del uso del Metil Clorpirifos en la UE, los Estados miembros, a la vista de las indicaciones de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que ya alertó de las afecciones de estos insecticidas en la salud de los humanos, ha decidido que el periodo de gracia para aplicar la prohibición a los alimentos llegados de fuera sea de tres meses, en lugar de los seis habituales en estos casos.
Esto atiende la petición de los citricultores valencianos y castellonenses, que siempre han demandado la reciprocidad de la fruta de fuera respecto de la local, una demanda reiterada tras el nuevo veto al uso de este insecticida. Y es que, como explica Eloi Gimeno, miembro de la junta del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Agrícolas de Valencia y Castellón, una vez se utiliza el Clorpirifos, o su derivado, el Metil Clorpirifos, y a pesar de que con el paso del tiempo ambos se degradan en el ambiente, "siempre quedan residuos, porque la materia activa se transforma en subproductos, como el metabolito"... y este también puede ser detectado por los laboratorios.
De esta manera, los agricultores valencianos, que recientemente han visto desestimada su penúltima opción para seguir utilizando estos insecticidas (sobre todo para el sulfatado de la próxima primavera con el que combatir la plaga del Cotonet de les Valls) verían un beneficio inmediato, ya que, además, la prohibición coincidirá con el inicio de la campaña naranjera en la Comunitat.
En teoría, esto debería tener una repercusión positiva a la hora de situar la fruta autóctona en el mercado, ya que los productores locales tienen en el tratamiento fitosanitario una de sus batallas para equiparar la naranja llegada de países terceros con la valenciana. Y es que, como reitera Gimeno, el residuo del Clorpirifos y del Metil no desaparece "y menos en cítricos, porque el fitosanitario se queda encapsulado en las glándulas de aceite esencial de la piel". Una gran noticia para los agricultores de la Comunitat... y del resto de Europa.