Hace unos pocos días veíamos cómo los ilustradores de Vila-real se revelaban contra una empresa que había utilizado una aplicación de Inteligencia Artificial para crear los carteles del 35 Festival Internacional de Teatre de Carrer, Fitcarrer.
La polémica surgía porque los ilustradores denunciaban que la empresa detrás de la aplicación ha utilizado imágenes de manera fraudulenta para el entrenamiento de sus algoritmos, acusando a dicha empresa de utilizar el trabajo previo de los artistas sin haberles pagado por ello, incumpliendo así la ley de propiedad intelectual y los derechos de copyright. Este hecho suscita la duda de si emplear dicha aplicación es ético o no.
En total, el estudio Castelló Eclectick creó 5 carteles con esta nueva tecnología, utilizando una red neuronal generativa que interpreta las instrucciones de los diseñadores para generar las imágenes.
Más allá de la discusión de la legalidad del uso de imágenes de artistas, ilustradores y diseñadores para realizar los entrenamientos de los algoritmos por esta aplicación, hay una controversia muy interesante respecto al uso de este tipo de redes neuronales. Mientras unos profesionales se sitúan al lado de las aplicaciones porque les permiten mejorar sus competencias, otros se posicionan totalmente en contra porque dicen que les va a quitar el trabajo.
Hay que tener en cuenta que no todas las herramientas de este tipo se han apropiado indebidamente de las imágenes, videos o textos, así que no deberíamos generalizar. Por eso, pienso que una vez se llegue a una solución sobre el uso de las imágenes con copyright para entrenar los algoritmos, la tecnología seguirá ahí, así que es indudable que tenemos que aprender a convivir con ella.
Además, Europa ya ha tomado cartas en el asunto y tiene muy avanzado el marco legal para exigir más a estas herramientas, y la UE en su conjunto está elaborando un Reglamento de Inteligencia Artificial, del que ya hay un nuevo borrador que pronto verá la luz.
Si la nueva normativa sale adelante, hay dos requisitos que implican un cambio fundamental en el uso de la inteligencia artificial. El primero es que el equipo de desarrollo tendrá que respetar las obras con derechos de autor, así que tendrá que llegar a acuerdos con artistas sobre el uso de sus creaciones para los entrenamientos. El segundo es que será obligatorio revelar la procedencia de los datos con los que se han producido los entrenamientos de estos modelos. Así, tendrán que documentar con un "resumen suficientemente detallado" qué contenido protegido por la propiedad intelectual se ha empleado para los entrenamientos. Esto abriría la puerta a nuevas denuncias por parte de los artistas, como ya se están interponiendo en Estados Unidos.
Pero si tenemos en cuenta que la inteligencia artificial solo es una herramienta más, como el lápiz, el pincel o el ordenador, nos podemos hacer una pregunta que ha sido tema de debate durante años. El resultado de las herramientas, ¿sirven de inspiración o son un plagio?
Cuando se trata de una persona pintando un cuadro expuesto en un museo, fotografiando una obra artística, o utilizando la música de otro artista para elaborar una nueva creación no tenemos dudas, siempre recurrimos al argumento de que las obras de los anteriores sirven para los nuevos, y esto ha funcionado así en toda la historia de la humanidad. Pero cuando la herramienta que se ha utilizado es capaz de potenciar de manera diferencial al nuevo artista incluso superando al anterior, ahí empezamos a tener dudas.
Esto lo pudimos ver cuando hace unas semanas los artistas Drake y The Weekend denunciaban que la canción llamada Heart on My Sleeve, creada por una inteligencia artificial, había plagiado sus voces y estaba teniendo una gran repercusión y muchos seguidores en Spotify y TikTok.
Pero como decía antes, hay artistas que piensan de forma diferente y están aprovechando las herramientas de inteligencia artificial para mejorar sus creaciones.
Este es el caso de Joaquín Luque, COO de Digit-S, experto en desarrollo de software e Inteligencia Artificial, y artista en sus momentos de tranquilidad. Ha pintado una serie de obras con acrílico sobre lienzo llamados Sueños Artificiales s1, que expondrá en la Caixa Rural de Vila-real entre el 11 y el 21 de Mayo. Para preparar las obras, Luque ha utilizado varias herramientas de inteligencia artificial desarrolladas por la empresa.
A un artista, las ideas le van apareciendo en cualquier momento y de forma imprevisible. Quizá leyendo un libro, paseando, viendo alguna película, o porque le ha pasado algo a él o a alguien de su entorno, y eso es lo que le motiva a tratar de expresar lo que siente. Cuando está decidido que la idea es buena y que la quiere plasmar sobre un lienzo, el artista suele buscar documentación y hace algunos bocetos sobre papel, que va configurando la idea hasta el final.
La parte de la creación de los bocetos es la que el artista ha cambiado de hacer en papel, a luego plasmar de forma digital. Sin embargo, con la aparición de las herramientas de inteligencia artificial este proceso se ha acelerado. Lo que antes se tardaba varios días, ahora se tarda minutos, y además, es muy sencillo de modificar hasta el boceto final, que le servirá de inspiración para pintar el cuadro.
Sin duda, la inteligencia artificial es toda una revolución para los artistas.
El autor es CEO de las compañías Aitister y Digit-S