CASTELLÓN. El Instituto de Tecnología Cerámica (ITC) y el Instituto Tecnológico del Embalaje, Transporte y Logística (Itene) -ambos miembros de la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunitat Valenciana (Redit)- avanzan en el desarrollo del proyecto ProSAFE, que tiene entre sus objetivos evaluar la exposición a nanomateriales y partículas ultrafinas en ambientes industriales y urbanos. Así y gracias a estos trabajos, alrededor de 3.000 empresas usuarias de nanotecnología de diversos sectores industriales en la Comunitat Valenciana relacionadas con la nanotecnología podrán sacar provecho de este estudio una vez concluya en 2019.
ProSAFE, que cuenta con apoyo del Ivace y los Fondos Europeos de Desarrollo Regional (Feder), pretende aplicar y mejorar las herramientas desarrolladas en el marco de un proyecto precedente, NanoIMPULSA, también financiado por el Ivace y ejecutado por Itene e ITC, basado precisamente en estudiar la seguridad en el ámbito de la nanotecnología.
Ahora, el equipo de investigación integrado por miembros de ambos institutos ha profundizado en sus estudios conjuntos para poder conocer con mayor certeza los efectos que pueden producir en la salud la presencia de partículas en el aire, tanto en ambientes interiores, como en entornos urbanos.
Por eso, en el marco de este ProSAFE se ha creado un Sistema Integrado de Gestión de Riesgos que engloba tres aspectos principales como son: el desarrollo de dispositivos para la monitorización de partículas (en el rango de 6-10.000nm) que permitan la comunicación de datos en tiempo real; la creación de una potente base de datos sobre toxicidad, química y morfología de nanopartículas y partículas ultrafinas en ambientes industriales y urbanos; así como el desarrollo de una plataforma on line para la gestión de dispositivos, la adquisición de datos en tiempo real y tratamiento de los mismos, a fin de poder usarlos como herramientas de evaluación del riesgo.
Hasta el momento y tal como informan fuentes del ITC, se vienen llevando a cabo campañas experimentales de recogida de muestras de partículas que posteriormente se caracterizan para conocer su composición y evaluar su posible toxicidad, además de realizar una monitorización adecuada en entornos como redes viarias, transporte público o espacios de alto tránsito de personas, así como en entornos industriales dedicados al suministro y procesado de nanomateriales, o aquellas industrias que incorporan estos nanomateriales en sus productos.
Las mismas fuentes señalan que se trata de acciones que hasta ahora no se llevaban a cabo pero que, a la vista del incremento del uso de nanomateriales, ambos institutos han decidido no solo emprender, sino seguir profundizando en ellas, todo a fin de poseer abundante información que pueda proteger a las personas y a la naturaleza de posibles efectos no deseados ante la exposición a nanopartículas.