Jairo Cárcaba sigue con su vía crucis y tampoco estará en el partido ante La Nucía

CASTELLÓ. El delantero del Castellón Jairo Cárcaba esperaba volver a los entrenamientos esta semana tras mejorar de sus problemas de pubis, pero su evolución ha sufrido un enésimo frenazo que le ha impedido retomar el trabajo. 

Esta circunstancia retrasará su vuelta a las convocatorias con el primer equipo albinegro y dificultará el establecimiento de unos plazos de regreso más o menos fiables. Por lo pronto, no estará a disposición de Óscar Cano para el choque de este domingo frente a La Nucía.

De este modo, prosigue el calvario del jugador asturiano, que arrastra esos problemas desde poco después de llegar al club orellut, en el mercado de invierno de la pasada temporada. El jugador lleva desde febrero sin estar en condiciones óptimas, pero dada la delicada situación clasificatoria del equipo, forzó su físico para ayudar en la parcela ofensiva, con apariciones en los minutos finales de los partidos.

Esas presencias dieron goles importantes al Castellón en su objetivo de salvar la categoría, pero a la vez castigaron más la zona lesionada del jugador. Una vez finalizada la temporada, el atacante trabajó en su recuperación definitiva con la esperanza de llegar en buenas condiciones a la pretemporada. 

“Por la dinámica que llevo y los pasos que estoy dando, la previsión es que a mediados de agosto ya esté al cien por cien”, declaró Jairo a Castellón Plaza poco antes de arrancar el trabajo de preparación con sus compañeros. Pero una vez iniciados los entrenamientos, el jugador volvió a notar molestias y tuvo que ejercitarse a un ritmo inferior al de sus compañeros. El tiempo iba pasando sin que se advirtiera una evolución clara y cada paso adelante tenía por respuesta un nuevo frenazo.

Ante la incertidumbre sobre el regreso del asturiano a la actividad competitiva, el Castellón decidió fichar al delantero sub-23 Raúl Alcaina a pocos días de finalizar el mercado de verano. Jairo, mientras tanto, sigue trabajando para encontrar la recuperación definitiva, después de siete meses sin poder jugar y entrenar con normalidad.