Fotos: CARLOS PASCUAL
CASTELLÓ. La avenida Lidón ya luce su nueva imagen en estas fiestas. Las obras son visibles en los tres tramos desde la plaza María Agustina hasta la Basílica y la previsión de la adjudicataria estriba en finalizar la ejecución a finales de este mes de enero, cumpliendo así los plazos de la Unión Europea.
El punto de mayor actividad se localiza en la zona residencial, donde los operarios se afanan en colocar el nuevo adoquín para transformar y ampliar las aceras. Las máquinas allanan y limpian el terreno con el propósito de asfaltar el único vial destinado al tráfico de vehículos. Otra parte importante de los trabajos obedece a la implantación del carril bici, que supone privilegiar la movilidad sostenible.
En la zona intermedia y en la sección más próxima al templo, las actuaciones se limitan a los últimos retoques. Por un lado, se remata el muro del parque tras haber retirado todo el vallado. Por otro, se completa el tendido y regularización de la pintura de la rodera reservada a las bicicletas.
Asimismo, los peones culminan la jardinería de la alineación central de plátanos. La colocación de herbáceas y arbustivas conlleva finalizar la última fase, que implica, además, realizar operaciones de mantenimiento de los propios árboles, característicos de la avenida por su disposición. No en vano, propician una zona de paseo muy transitada desde la glorieta del Tombatossals hasta la mentada Basílica.
La reforma de la avenida Lidón tiene un presupuesto de 3,3 millones de euros. Con un plazo de ejecución de 11 meses, se renueva un trayecto de 1,5 kilómetros, en el que se amplía en 1,4 kilómetros la red ciclista local. Del mismo modo, se habilita una zona verde de 4.587 metros cuadrados con 37 especies diferentes, lo que se traduce en la plantación de 315 árboles.
La nueva concepción del vial supone reducir de manera ostensible el tráfico de vehículos. Solo en el tramo entre la rotonda de Tombatossals y la citada plaza María Agustina se prevé pasar de los 4.231 automóviles diarios a los 537. El descenso de la circulación tiene un efecto directo sobre la calidad del aire. En este contexto, se incrementa la longitud de los itinerarios seguros, ya que frente a los actuales 910 metros se proyectan 1.413.