VALÈNCIA (EFE). La Conselleria de Agricultura ha publicado los resultados del segundo aforo citrícola de la Comunitat Valenciana, que cifra la cosecha de la campaña que está a punto de finalizar por encima de los cuatro millones de toneladas. Esta es una cantidad poco habitual y solo se ha dado, en los últimos años, en las temporadas 1997/98 y 2006/07.
Las 4.059.382 toneladas de esta segunda estimación suponen un aumento del 4,2% respecto al primer aforo publicado el pasado mes de septiembre (3.894.543 toneladas), según ha destacado la propia Conselleria.
Respecto a la campaña 2017/18, cuando se registró una cosecha de 3,17 millones de toneladas, el incremento es de un 28,1%, aunque si se compara la producción estimada en el segundo aforo de la campaña actual con el balance de la campaña citrícola de hace dos años -la 2016/17- el aumento sería del 2,9%.
Los datos confirman que el incremento de la producción ha estado así sin duda detrás de la pésima campaña citrícola, pero también lo han estado otros factores, como señalan el propio sector, ya que la campaña de hace dos años no fue, ni mucho menos, tan perjudicial para los productores y comercializadores de la Comunitat Valenciana como la actual.
Tras las revisiones efectuadas entre finales de octubre y principios de marzo por los técnicos de la Conselleria, se desprende que tanto en la producción de naranjas como en la de mandarinas se produce una variación al alza, siendo más importante en mandarinas, con un aumento del 7,6%, que en las naranjas (2%) o en limones (0,4%). Esto se debe, principalmente, a la clementina Clemenules y la naranja Navelina, cuya producción ha aumentado respecto al aforo de septiembre.
Tras aquel primer aforo se produjeron episodios de lluvias torrenciales en algunas zonas en octubre y noviembre de 2018 que dañaron la fruta y afectaron a los calibres de la mayoría de las variedades, por lo que una parte importante de la cosecha no ha podido pasar al circuito comercial, señalan desde la Conselleria. Desde el sector han apuntado en reiteradas ocasiones que los daños por la competencia desleal de otros países, como Sudáfrica, han sido más relevantes.