V Congreso de economía valenciana en la uji

La descarbonización, un reto mayúsculo con mucha letra pequeña para el azulejo

La complejidad del desafío de la transición energética protagonizó la última sesión del V Congreso de Economía Valenciana del IVIE, celebrado este viernes en la Universitat Jaume I, en el que también se llamó la atención sobre la necesidad de cambiar el actual modelo económico valenciano para ganar productividad

28/10/2023 - 

CASTELLÓ. La Facultad de Ciencias de la Salud de la Universitat Jaume I fue este viernes el escenario de un completo chequeo al sector cerámico español en relación con uno de los mayúsculos desafíos que afronta el clúster: su descarbonización. Fue en la última sesión del V Congreso de Economía Valenciana, organizado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), se celebró con la colaboración de la Cátedra de Transformación del Modelo Económico de la UJI y bajo el título La economía valenciana desde la Covid-19: los retos de la transición energética en la industria. El vicerrector de Innovación, Transferencia y Divulgación Científica de la UJI, David Cabedo, recordó en la inauguración que la generación de conocimiento “es una contribución de gran valor para aprovechar las oportunidades que genera la sostenibilidad”.

Pero las oportunidades no pasan, sino que se crean. Así se puso de manifiesto en la primera ponencia de la mañana, el director adjunto del IVIE, Joaquín Maudos, quien presentó un documento con indicadores sobre la evolución de la economía de la Comunitat Valenciana desde el primer impacto de la pandemia hasta la actualidad. La buena noticia: en el primer trimestre de 2023 se recuperó el PIB previo a la irrupción del virus en nuestras vidas. La mala: la brecha entre el PIB por habitante de los valencianos y la media española se ha ensanchado hasta hasta casi un 15% “porque hemos crecido en población mientras en el conjunto de España se reducía”. Así, la renta por habitante cayó un 4,6% entre 2019 y junio de 2023, un descenso muy superior al 2,5% registrado para el conjunto del país. Maudos fue concluyente: “si atraemos población sin empleo y/o con salarios reducidos, nos alejaremos más”. Y puso deberes: “el objetivo debe ser reducir esa brecha, aumentando el esfuerzo inversor en innovación, I+D, TIC e intangibles”, añadiendo que hoy la Comunitat “está especializada en los sectores menos productivos, y hay que aumentar el peso de los que aportan mayor valor añadido por trabajador”. En conclusión, dijo, “tenemos una importante necesidad de cambio de modelo productivo para los próximos años”.

Con este diagnóstico sobre la mesa, se inició la primera mesa redonda, sobre La transición energética y la sostenibilidad de la industria, con Eugenio Domínguez, CEO de Hybryd Energy Storage Solutions; Eliseo Monfort, catedrático de Ingeniería Química, coordinador de Proyectos de I+D+i de ITC y codirector de la Cátedra bp de Medio Ambiente Industrial de la UJI y Jordi Ripollés, profesor e investigador del Institut de Economía Internacional, también en la UJI. Los tres participantes coincidieron en subrayar el carácter positivo de la transición energética como oportunidad para reducir los efectos de la dependencia energética. Ripollés recordó que más de la mitad de la energía que consumimos en España “es importada desde el exterior” y señaló que en energías renovables “vamos por buen camino, aunque en 2022 según Redeia era del 42% de la generación eléctrica y el objetivo es el 81% en 2030”. Menos favorable es el escenario en la reducción de emisiones: en siete años “deberíamos reducirlas en un 31% respecto a 1990, pero en 2021 España solo las había reducido en un 3,70%, mientras en nuestra Comunitat se habían incrementado en un 44%”.

Joaquín Maudos: "La Comunitat está hoy especializada en los sectores menos productivos; tenemos una importante necesidad de cambio de modelo para los próximos años"

Eliseo Monfort recogió el testigo para afirmar que la descarbonización “no va a ser sencilla, porque no hay tecnologías maduras y sí hay muchas presiones, también desde el punto de vista económico: ya hay fondos de inversión priorizando inversiones en función de la descarbonización”. Por su parte, Domínguez se lamentó porque el almacenamiento eléctrico “no se ha desarrollado, solo tenemos 10 MW, y se nos introdujo como generadores, así que competimos con otros generadores por acceder al sistema: tenemos un reto regulatorio y en paralelo, existe un problema de electrificación de la demanda, que en los procesos caloríficos (como la cerámica) es un gran problema”. Mención aparte mereció el capítulo de las baterías. Según el CEO de Hybrid Energy Storage Solutions, “hoy parece que todos quieren tener una gigafactoría en su país, como aquí con VW, pero esa no es la solución: cuando la tengamos, en Asia tendrá una terafactoría”. Asimismo, Domínguez lamentó que las administraciones “están regulando sobre lo que no conocen, porque ignoran que una planta de almacenamiento de 100 MW no ocupa más de una hectárea, mientras que una planta fotovoltaica con esa capacidad ocupa 200 hectáreas”.

El hidrógeno verde hizo su aparición en el debate. Ripollés señaló que de los 70 millones de toneladas de hidrógeno que se producen hoy en el mundo, solo el 1% es verde: “es una tecnología incipiente, y ahora mismo con un coste elevado inicial y de mantenimiento, a lo que se suma su gran volatilidad y que es un gas muy inflamable, lo que supone unas medidas de seguridad para transporte y mantenimiento”. Por su parte, Monfort terció diciendo que “una cosa es utilizar hidrógeno puro y otra mezclarlo con gas natural: un 20% de hidrógeno nos descarboniza un 7%, no es proporcional”. En esta línea, subrayó que los proyectos actuales sobre la mesa “van en la línea de primero sustituir el hidrógeno gris por el verde, no es la solución para todos los problemas”.

Al final del debate, los participantes coincidieron en lamentar la falta de agilidad en la Administración en la tramitación de permisos para iniciativas de energías renovables, mientras se felicitaban porque, en el plano positivo, “existe una proactividad muy grande de empresas líderes que, pese a que las tecnologías no están maduras, se lanzan a preparar proyectos, y eso es una oportunidad”, según Monfort. Domínguez puntualizó que esa es “la gran oportunidad de un cambio industrial en este país: podemos ser líderes mundiales, solo nos falta creérnoslo” y añadió después que los PERTEs suponen una ayuda interesante que podría funcionar mejor “si se vehiculara por exenciones fiscales mejor que por subvenciones, como se hace en EEUU y ha empezado a hacer aquí Navarra”.

Tras una pausa-café, llegó el turno de una segunda mesa redonda sobre Retos y transformaciones tecnológicas del clúster cerámico y su cadena de valor. En ella, Juan José Montoro, presidente de la Asociación Española de Técnicos Cerámicos (ATC) departió con Victoria Zaera, responsable de Medio Ambiente y Sostenibilidad de la patronal cerámica Ascer y con Paco Corma, gerente de QPT Consultores. El primero empezó denunciando lo que considera un “error estratégico de Europa: tiene en su agenda no apoyar a ninguna empresa de consumo energético intensivo”. Asimismo, auguró que los objetivos de descarbonización marcados para 2030 “no se van a poder cumplir salvo que haya muy pronto nuevos avances tecnológicos”. Por su parte, Zaera recogió el guante constatando las dificultades de las empresas del clúster “para hacer planes a tan largo plazo en mitad de una gran incertidumbre generada por la crisis de demanda”. Por su parte, Corma se felicitó porque se ha registrado “un cambio de mentalidad: históricamente fuimos un sector que esperaba las tecnologías para comprarlas, así se consideraba la inversión en I+D; ahora estamos en generar esas tecnologías, aunque por el camino algunas empresas no se podrán adaptar y desaparecerán”.

Paco Corma: "Hay un cambio de mentalidad en el azulejo: históricamente fuimos un sector que esperaba las tecnologías para comprarlas; ahora estamos en generar esas tecnologías, aunque por el camino algunas empresas no se podrán adaptar y desaparecerán"

Sobre el hidrógeno verde, la representante de Ascer zanjó la cuestión desde el principio: “no vamos a ver ahora hornos al 100% con hidrógeno, que además tiene barreras adicionales: si es un vector relevante para la descarbonización, no será en el corto plazo”, señalando al precio como uno de los factores determinantes. En cuanto a la electrificación del sector, “si queremos pasar de 15 TB de gas a 15 TB de electricidad, hay que preparar infraestructuras y redes y eso corresponde a otros actores, no depende de nosotros”. Corma apostilló que para electrificar el sector “harían falta 2 o 3 (centrales como la de) Cofrentes”. En cuanto a la tecnología de captura de CO2 “las condiciones de nuestras corrientes no permiten utilizar los equipos que hay en el mercado, por lo que por ahora no es una realidad”, concluyó Zaera.

Montoro criticó que mientras las empresas “se ajustan a estrategia y viabilidad” de sus proyectos, la UE “tiene unos objetivos marcados muy utópicos, y si no hay viabilidad, las empresas no los acometerán, sino que irán adoptando todas las tecnologías que aumenten su eficiencia energética con sostenibilidad”. Asimismo, auguró, “la evolución del propio producto, con líneas más sostenibles, mejor funcionalidad y menor consumo de energía, también contribuirá a la descarbonización progresiva del sector”. En esta línea, Corma auguró que las inversiones empresariales “deberán ser multimillonarias” y los incentivos públicos “serán pocos en relación con el conjunto”. El consultor coincidió con Eugenio Domínguez en apostar por exenciones fiscales, “que sí enlazan con el proyecto en sí”, por encima de las subvenciones, “que se desdibujan en su relación con el proyecto”.

Finalmente, el tabú de la deslocalización también hizo aparición en el debate. Montoro se lamentó porque la progresiva incorporación de fondos de inversión a la propiedad de las empresas cerámicas “va en contra del mantenimiento de un clúster, porque solo se rigen por KPIs y ahí no cuentan los trabajadores”. Corma dijo no creer que se vaya a producir una deslocalización, “porque una inversión en una empresa no se hace a dos o tres años vista sino con larga proyección” y en este sentido, se mostró optimista “porque además de que tenemos el saber hacer, posiblemente Europa domine en un futuro próximo la tecnología para descarbonizar, otra cosa es que haya empresas que se queden por el camino”. En un punto intermedio, Zaera no imaginó un proceso de deslocalización “generalizada” en el sector, aunque admitió “no verlo tan claro como Paco (Corma)”: “en algunos países puede haber iniciativas como complemento, no para cerrar aquí e irse; por ejemplo Italia ya está haciéndolo en EEUU e incluso en Portugal”.

En la última conferencia del día, el jefe del equipo de Análisis de Mercado en la Dirección General de Energía de la Comisión Europea, el valenciano Manuel Rivas, realizó un repaso de la situación actual de la energía en el continente y recordó que en mitad de la guerra de Ucrania “se llegó a equiparar la crisis a la del petróleo en los años 70, porque se traslada a casi todos los productos energéticos”. El legado de los últimos años, dijo, “ha sido una aceleración del despliegue de renovables, cuya participación en el conjunto de la generación en Europa ha pasado del 37% al 43% en los últimos 12 meses, instalándose en toda Europa 56 GW de nueva potencia, sobre todo fotovoltaica pero con 15 GW de eólica, lo que supone mucho”. No obstante, “transición acelerada”, como la llamó, no se reflejará pronto en la factura de la luz: “el gas seguirá marcando la fijación de precios los próximos 10 años, en el 55% de todas las horas en el año 2030, pese a que se calcula que entonces las renovables ya serán proveedoras de dos tercios de la electricidad generada”. Finalmente, hizo hincapié en que la Comunitat Valenciana tiene ante sí el desafío de ser una de las regiones donde “se desplieguen primero en una magnitud suficiente” las renovables, “porque con unos menores costes energéticos relativos surgen ventajas competitivas y aumentan los efectos beneficiosos”. Asimismo, hizo hincapié en otra clave: la necesidad de vincular “más íntimamente” la transición energética con las políticas de competitividad, autonomía estratégica y la seguridad económica”.

La clausura correspondió al secretario autonómico de Hacienda y Financiación, Eugenio Monzó, quien subrayó que este tipo de foros “nos ayudan en la toma de decisiones políticas” y se refirió a proyectos como el de la gigafactoría de Sagunto como “un ejemplo del tipo de iniciativas que nos ayudan a paliar la merma de productividad”. Monzó se dijo “muy pendiente y preocupado” por la situación actual de la industria cerámica castellonense y concluyó que la economía valenciana “tiene muchos retos por delante” ante los que se mostró “esperanzado”.

 

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