CASTELLÓ. El principal problema de Castellón no es la ralentización del sector azulejero o el acceso a la vivienda, ni siquiera el paro. El primer reto a atajar en la provincia es la despoblación, según el Comité Econòmic i Social de la Comunitat Valenciana (CESCV).
En la presentación de su memoria en la capital provincial, el presidente de este órgano consultivo de la Generalitat, Carlos Alfonso, ha señalado que, aunque la cerámica viene sufriendo "cierta contracción, en Castellón los problemas son sobre todo de despoblación". No en vano, "de las cinco o seis comarcas más despobladas de la Comunitat Valenciana, tres están en Castellón" y esto se ha convertido en "un problema económico y social".
Esta es una nueva llamada de atención frente a un problema que se ha tratado de abordar en los últimos años, pero que no por ello ha menguado. De hecho, Castellón cuenta con las dos comarcas más despobladas de la Comunitat. Con 4,87 y 5,67 habitantes por kilómetro cuadrado, Els Ports y l'Alt Millars tienen el dudoso honor de liderar este ranking, en el que siguen El Rincón de Ademuz (6,06 h/Km2), El Valle de Ayora (8,64) y l'Alt Maestrat (10,17).
Las cuatro primeras (y la última por bien poco) cumplen de esta manera los requisitos para ser catalogadas como "desiertos demográficos", tal y como recoge la propia memoria del CESCV, ya que cuentan con menos de 10 habitantes por Km2. Esto conlleva además problemas asociados, con el envejecimiento de la población como primera consecuencia y con un aumento del índice de dependencia hasta niveles difícilmente soportables, apunta la memoria.
Además, las tasas de crecimiento demográfico son claramente negativas, con El Rincón de Ademuz al frente (-24,29), seguida de l'Alt Maestrat (-19,79) y Els Ports (-15,68).
Las causas que derivan en estos problemas son las "comunicaciones deficientes y la ausencia de una mínima industrialización" en "territorios muy amplios", recoge la memoria del CESCV. Y, para tratar de aportar alguna solución inminente, el órgano consultivo de la Generalitat propone que los poderes públicos modifiquen sus políticas "para reducir el déficit demográfico y favorecer la natalidad y la inmigración", un factor que Castellón Plaza ya ha señalado recientemente como la única vía para revertir la pérdida poblacional en las zonas rurales de la provincia.
El Comité Econòmic i Social va más allá en este sentido y propone "el acogimiento de un número más elevado de refugiados" para contrarrestar el abandono del interior de la provincia de Castellón y de la Comunitat Valenciana.