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el interior de las cosas / OPINIÓN

La fuente de las mujeres 

6/05/2019 - 

 Las mujeres de mi generación fueron instruidas para servir en un hogar imaginario, para cuidar en un entorno imaginario, para tener miedo de una soledad imaginaria, para aguantar el dolor en una vida imaginaria, para estar calladas ante un destino imaginario, para parir y criar, para cuidar y seguir cuidando. Las mujeres de mi generación crecieron con la culpa marcada a hierro en su piel. Y soñaron con finales felices, del rosa al amarillo, de la primavera al otoño.

Las mujeres de mi generación, afortunadamente, estudiaron, accedieron a la universidad y a otras líneas de formación profesional, y les tocó vivir a fondo la transición de este país. Devoraron en grandes dosis todos los cambios que experimentaron en su primera juventud. Lucharon, levantaron barricadas y pancartas. Conquistaron cierta libertad y comenzaron a escribir un futuro que ya no pertenecía a aquellos mapas imaginarios que les dictaban ser esposas, madres y amas domésticas, ni a aquellos usos y educación que no valoraban salidas laborales ni estudios universitarios porque una mujer, decían, siempre encontraría un hombre que velaría por ella, que sería “el cabeza de familia”.

este domingo celebrábamos el día de las mujeres imperfectas, valientes, rebeldes, trabajadoras, esas malas madres que viven y luchan por su vida y por la vida de sus hijos, esas mujeres que superan interminables carreras de obstáculos

Las mujeres de mi generación despertaron del sueño inducido. Se emparejaron, separaron, se volvieron a emparejar, se volvieron a divorciar y así sucesivamente. Parieron y volvieron a parir. Vivieron distintas maternidades a las sentidas por sus madres. Creyeron que eran las dueñas de su destino. Y lo eran. Vieron la luz espléndida y cegadora de sentirse libres. Pero no sintieron las cadenas que aún arrastraban, ni las marcas que habían crecido en sus entrañas. No quisieron ver que aquella sociedad en la que crecieron les había inoculado la dosis precisa de inseguridades, miedos, culpabilidades que iba a acompañarlas durante décadas. 

Las mujeres de mi generación advirtieron que los hombres de su generación, tan progresistas y libertadores, iban a hacer con ellas lo mismo que se ha hecho con las mujeres durante siglos y siglos. Es la cultura patriarcal que no cesa. Porque los hombres de mi generación son los que hoy copan demasiados espacios de poder. Y no se detuvieron a pensar que las mujeres teníamos habitaciones propias. Ahora saltan entre generaciones de mujeres para justificar errores y discriminaciones. Aquí vivimos, en muchas ocasiones, cierto paralelismo con las metáforas y humor de la cinta francesa La fuente de las mujeres, dirigida por R. Mihăileanu, que narra la historia de las mujeres de una aldea africana que promueven una huelga de sexo para conseguir que se canalice agua corriente hasta el pueblo.

Este domingo se celebró en este lado del mundo el bautizado Día de la Madre. Una jornada que naciera como campaña promocional de unos grandes almacenes y así sigue siendo, a pesar de estar inmersos política y socialmente en el empoderamiento de la mujer, una línea establecida desde las teorías y compromisos políticos que nunca llega. Hay curiosidades como celebrar inteligentemente el día de la madre en los países latinoamericanos. Viví un día de las madres en República Dominicana, en el marco de varios meses trabajando como periodista. Aquella celebración no tenía los mismos fines comerciales, era el homenaje a un matriarcado real, además, en un contexto de pobreza y de machismo caribeño. En el país de las hermanas Mirabal, era una celebración de empoderamiento y respeto a las mujeres. En otras culturas hay un mayor reconocimiento a las mujeres y a las madres que son quienes marcan el destino en sociedades heridas por violencia y conflictos. En países árabes, como Palestina o en los campamentos saharauis, las mujeres gobiernan la realidad y marcan la resolución de conflictos, la mirada femenina tiene mejores estrategias. En países africanos, el matriarcado es una realidad que no acaba de asumir la comunidad internacional, pero es una realidad aplastante como única salida hacia el futuro de estos pueblos.

ESTE DOMINGO fue el día de las madres reales que tuvieron que elegir entre la supuesta burbuja domÉstica y sus carreras profesionales, que no pueden conciliar porque la conciliación aún no se concibe como obligada corresponsabilidad

Aquí seguimos promocionando los regalos domésticos para las mujeres madres, frente a los regalos de ocio y placer para los hombres padres. Aquí, unos grandes almacenes tocan diana señalando el perfil de la madre ideal: 97% entregada. 3% egoísmo. 0% quejas. El feminismo real ha contestado, lógicamente. Y la sociedad conservadora ha enloquecido porque una madre no puede ser otra cosa que entregada, silenciosa, dichosa, procreando y cuidando un hogar con marido e hijos. Pero este domingo celebrábamos el día de las mujeres imperfectas, valientes, rebeldes, trabajadoras, esas malas madres que viven y luchan por su vida y por la vida de sus hijos, esas mujeres que superan interminables carreras de obstáculos. El día de las madres reales que tuvieron que elegir entre la supuesta burbuja domestica y sus carreras profesionales, que no pueden conciliar porque la conciliación aún no se concibe como obligada corresponsabilidad. El día de las madres sin igualdad laboral ni salarial, de las madres cuidadoras de pequeños y de mayores sin remuneración.

Como define la socióloga Ángeles Durán, vivimos en un cuidatoriado, ese concepto que visibiliza a la clase social de quienes cuidan de otros, la mayoría sin cobrar. La autora de El ama de casa, crítica política de la economía doméstica y Premio Nacional de Sociología, ha investigado el trabajo de las amas de casa y mujeres cuidadoras. En unas recientes declaraciones advertía que Naciones Unidas, en 1995, ya solicitó que se desarrollaran estadísticas sobre el trabajo no remunerado y que fueran incluidas en la contabilidad nacional. Durán ha ido analizando esta situación desde hace décadas, las mujeres han pasado de dedicarse a “sus labores” a ser “su obligación”. Ahora es cuando se empieza a hablar y valorar el trabajo dentro de las casas. Los datos de la última encuesta del INE indican que el número de horas de trabajo que se dedican al hogar, no remuneradas, es un 30% más que todo el conjunto del mercado laboral.

ESTE DOMINGO celebramos el día de las madres sin igualdad laboral ni salarial, de las madres cuidadoras de pequeños y de mayores sin remuneración

Aquí, en nuestro primer mundo, todavía cuestionamos el papel de la mujer y el de la mujer madre, y su decisión de ser o no ser madre, de ser madre sola o acompañada. Esta sociedad sigue levantando muros a las expectativas y a los sueños de las mujeres. Con la autoestima que produce cuidar a quienes queremos no es suficiente para llegar a la meta. Ahora, hay mucha esperanza en la ciudadanía joven. Ellas y ellos deben ser quienes ejerzan la vida y la política sin postureos. Ellas y ellos son nuestro mejor presente y futuro. 

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