CASTELLÓ. La Oreja de Van Gogh pisará el próximo viernes Castellón para tocar en el Arenal Sound. Y aunque lo lógico sería que la mayoría de los asistentes del festival, con poco más de dieciocho años, no conociera al dedillo sus canciones; lo hará. Más de un cuarto de siglo después, las letras de la banda de San Sebastián siguen despertando emociones y no únicamente entre quienes fueron una vez su público. 'Rosas', 'La Playa' o 'Jueves' forman parte de la hemeroteca del pop español y están consideradas como unas de las composiciones más emblemáticas de nuestra historia reciente.
El sonido de La Oreja de Van Gogh no cambia con los años, advierte además su guitarrista y compositor Xavi San Martín, quien tiene por seguro que a quien le encante el grupo le gustarán también sus canciones más recientes y a quien no difícilmente. Sobre el escenario, la agrupación interpretará de hecho algunos temas de su álbum más reciente Un susurro en la tormenta. Un disco donde han seguido fieles a su sonido pop, incorporando solo un poco de experimentación, pero donde se confirma que la banda fluye al margen de las modas.
-Siempre se ha dicho; que lo complicado no es llegar a la cima sino mantenerse. ¿Cómo sienta ser unos de los grandes iconos del pop español?
-La verdad es que desde que empezó esta locura hace una veintena de años, cuando estábamos en la uni estudiando primero de carrera, ha sido un no parar. Todavía no nos hemos parado a comprender lo que ha pasado y mejor. Es mejor y hasta sano no ser conscientes de los números y de la cantidad de gente que te escucha. Saber que la siguiente nota que decidas poner la van a escuchar tantas personas es super bloqueante. Así que, aunque hemos trabajado mucho y tratamos de ser profesionales, también tratamos de estar al margen de los números.
-¿Y cómo se consigue, después de 26 años, gustar a generaciones nuevas? El público que encontraréis en el Arenal Sound muy probablemente tendrá unos 18 años.
-Sí lo hemos visto. Es todo un reto porque claro, tenemos una edad más próxima a la de los padres. Nos impacta "competir" con sonidos actuales como los de Lola Índigo, que también está en el cartel. Nosotros vamos con nuestra batería, con un rollo más de garaje, al viejo estilo. Va a ser interesante convencer a las nuevas generaciones. Ya nos hace muchísima ilusión cuando al camerino vienen familias enteras. Los hijos de nuestros fans suelen ser más pequeños todavía, pero hay chavales que nos han conocido gracias a que sus padres ponían la música en el coche. Ser tan transversales, como dicen los políticos, es un super orgullo.
-Tras La Oreja de Van Gogh hay mucha nostalgia. Ya lo dicen los fans, sois “la banda sonora” de su vida y escucharos es como regresar al pasado.
-En varios aspectos lo es. A parte de nuestras letras, nuestro tono siempre ha sido nostálgico. La gente que nos escucha dice que los conciertos son como una máquina del tiempo. Tocamos muchos temas nuevos, pero también clásicos. La gente vibra y es una maravilla. Hay canciones que recuerdan a un exnovio, a los amigos, a un curso de verano... De pronto escuchas esos acordes y es como guau, lo más parecido a una máquina del tiempo.
-Estabais convencidos cuando sacasteis Un susurro en la tormenta de que a quien le guste el grupo le encantaría, y a quien no, “no le gustaría”. ¿No puede alguien que no lo hacía antes, conectar con vuestra música ahora?
-Bueno podría ser. Definitivamente de un disco a otro ha habido una evolución. Las inquietudes son otras, los temas románticos no son iguales, porque el amor no se ve de la misma manera con 18 años que con 35. Pero cuando decimos eso es porque los fans nos preguntan qué haremos en el nuevo trabajo y les respondemos que estén tranquilos. Lo normal es que sea más o menos lo de siempre. Por eso, a quien no le guste nada de nada, es difícil que ahora sí le vaya a gustar. De todas maneras, honestamente creo que en la música tienes que hacer lo que sabes hacer de la mejor manera posible. Adaptarte a lo que te pide el mercado, sale mal siempre. Ya no por un problema de ética de uno mismo, es que si lo haces, lo harás mal. Si intentamos crear música viral, vamos a tratar de malcopiar la música urbana y va a ser bastante patético. Va a salir mal. Hay que hacer lo que te sale del corazón.
-También habrá seguidores que llegan con todas las canciones de El viaje de Coopercot o Guapa aprendidas, pero no la de los últimos discos. ¿Es algo que suele ocurrir entre bandas tan longevas?
-Claro, tenemos fans super fans que se saben hasta canciones que nosotros ni nos acordamos, que tienen todos los discos en físico, y es maravilloso porque te acompañan hasta el lugar más íntimo del disco. Y hay otros que escuchan lo que sale en la radio. Pero al final prácticamente todo lo que tocamos en directo se lo conocen, porque han bombardeado el país con nuestra música.
-¿A ti cuál de los temas más recientes te encanta tocar?
-Hay un montón, pero me quedo con 'Durante una mirada', que me han obligado a cantarla y cuando la ponen en las radios me hace ilusión. La cantamos a duo Leire y yo y como yo no soy cantante, no estoy acostumbrado a escuchar mi voz por la radio, me gusta. Cuando la escribí pensaba en invitar a alguien que estuviera de moda, pero los otros miembros no quisieron y por su culpa la terminé cantando yo. Es un momentazo. Ahora en los conciertos pido que sea de las primeras para que se me quiten los nervios.
-Cómo debe ser el momento de elaborar la setlist de vuestros conciertos…
-Pues todo un tema. Se encarga Pablo, que le encanta el Tetris y el Sudoku. Es mejor hacerlo así porque cada uno tiene una opinión y como tradicionalmente se ha encargado él, pues se lo ha ganado. Intentamos que haya de todo un poco y aun así a los superfans siempre les faltan tres canciones que no has tocado.
-¿Dirías que es más sencillo crear un disco cuando se tiene una manera de componer y un sonido tan identitarios? ¿O aparecen inseguridades?
-Aparecen inseguridades. Superas las antiguas, pero aparecen otras. Hay un porcentaje constante de inseguridad que nos acompañará el resto de nuestras vidas. Solucionas una y te aparece otra. Antes teníamos la cabeza llena de ideas y todo nos parecía bien, pero luego en cambio a la hora de cantar y tocar nos sentíamos muy inseguros. Era algo nuevo para nosotros, estábamos aprendido a tocar y eso nos daba inseguridad. Ahora es al revés. Nos sentimos cómodos tocando, y quizás la mayor inseguridad ahora está en que nos da miedo repetirnos. Antes hacíamos mil canciones y escogíamos diez. Ahora solo escribimos diez, pero están super pensadas. Uno se hace mayor para bien y para mal.
-El ecosistema musical ya no es el que era. ¿Os encontráis cómodos en él?
-Tenemos tan claro lo que sabemos hacer, que habrá momentos que esto será un super hit como a principios de los 2000 y luego en otros momentos como el actual, no lo será, porque en la radio se escucha sobre todo música urbana y bailable, pero nos importa poco. Suena a chulería, pero nuestra atención no está ahí. Vengo al estudio casi todos los días y mi neura está en encontrar un tema nuevo que cantar. Ahí queda mi preocupación. Habrá discos que se vendan menos y otros más. Esta gira está siendo espectacular. Venimos de Estados Unidos, Latinoamérica, y ha habido más gente que nunca. Nuestra realidad en San Sebastián es otra, de espaldas al negocio. Nos encanta que nos vaya bien, pero no es nuestra preocupación.
- ¿Qué os concede el momento actual?
-Nos permite una cosa muy guay que es el contacto con los fans. Podemos saber de manera directa cómo nos ven. Eso sí nos gusta. Antes para transmitir algo tenías que convocar una rueda de prensa. Era algo más torpe y viejuno.
-Últimamente les preguntamos a nuestros entrevistados a quién enviarían a Eurovisión 2023. ¿No es el sueño de La Oreja de Van Gogh?
-No, la verdad que no. Hubo una época que nos llegaron a proponer y fue un honor, pero no nos veíamos en el formato. Es un festival más de fantasía, coreografías... y nosotros somos más clásicos. Somos una banda con batería, guitarra y bajos. Creemos que no lo haríamos bien. Tenemos talentazos de sobra en el país. A mi personalmente si me pones a Amaia Romero sería muy feliz, soy muy fan. Podría volver.
-Y si se publicara mañana, ¿cómo se titularía vuestra biografía?
-Una historia de amistad. La música es una consecuencia, un síntoma. De hecho, en aquel momento tan duro que se fue Amaia, y nos quedamos a cuadros, como éramos amigos incluso desde antes, decidimos seguir. Eso ha sobrevivido a todo.