CASTELLÓN. La provincia cerró el año pasado con 7.662 afiliados más a la Seguridad Social y 2.218 inscritos menos en las listas de desempleados del Servicio Público Estatal de Empleo (Sepe)... pero esta lotería no cayó repartida de forma equitativa por las comarcas castellonenses. De hecho, según las estadísticas desagregadas por municipios que acaba de publicar el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, casi la mitad de las poblaciones provinciales han visto cómo aumentaba su cifra de demandantes de empleo.
Son concretamente 62 las localidades del territorio castellonense las que han sufrido el incremento de la cifra de parados inscritos en el Sepe, casi la mitad de los 135 municipios castellonenses. Y son los pueblos más pequeños los más perjudicados... precisamente los que más necesitan que no se produzca esto para frenar el éxodo de población.
Las localidades más grandes que han visto aumentar su cifra de parados son Morella (4 desempleados más), Betxí (3) y Vilafranca (31 nuevos demandantes de empleo). Esta última es asimismo la que mayor incremento ha sufrido en la provincia. Tras ella, les Coves de Vinromà (18 parados en búsqueda de empleo), Eslida (17), Soneja (15) y Navajas (13) también sufrieron incrementos destacables. Todas estas últimas tienen algo en común: son del interior y cuentan con pocos vecinos. Toda una alerta para las políticas contra la despoblación que impulsan la Diputación y la Generalitat.
En cuanto a las localidades que lograron reducir el paro. Como es lógico, destacan los 619 parados menos de Castellón, que aglutina casi un tercio de la reducción provincial (-2.218). A pesar de ello, la capital sigue aglutinando 13.633 desempleados, también en un porcentaje similar (algo mayor) a un tercio del total de desempleados castellonenses (37.314).
También destacan los 258 parados menos de la Vall d'Uixó, que crea más empleo que Vila-real (218 desempleados menos), los 181 de Benicarló, los 117 de Almassora o los 55 de Segorbe, única localidad destacable en el interior que rompe la tendencia antes descrita. Eso sí, la capital del Alto Palancia sigue contando con casi 500 demandantes de empleo entre sus vecinos.
En cuanto a la evolución por sexos, las mujeres, especialmente las más mayores, son las que más sufren la falta de empleo. Con 10.837 inscritas en el Sepe, las féminas de más de 45 años conforman el colectivo que más demandantes de trabajo gestiona la oficina estatal. A ellas les siguen las 9.718 demandantes de trabajo de entre 25 y 44 años. El siguiente colectivo más numeroso son los hombres de más de 45 años, con 7.963 inscritos en las listas del antiguo Inem.
Eso sí, en todos estos grupos se ha reducido la cantidad de demandantes de empleo. También lo ha hecho en el resto, excepto en las mujeres de menos de 25 años, que a inicios de 2019 son 1.596 paradas, 22 más que un año antes.