CASTELLÓ. Ciudadanos Castelló camina hacia una nueva división interna. Las cuitas por controlar la agrupación amenazan con echar por tierra la pretensión de consensuar una lista única para renovar la junta local y, con ello, instaurar la paz. A pesar de la medicación y esfuerzos del secretario de Organización de la provincia, Ernesto Doménech, las dos corrientes que aspiran a postularse siguen sin acercar posturas. Al contrario. Ahora mismo parece más fácil que al final concurran las dos candidaturas a tenor de las insalvables diferencias.
La facción oficialista, con Juan José Povedano como posible número uno, acusa al sector que lidera Lamberto Sánchez de imponer los nombres, vetando además cualquier miembro de la anterior dirección, como Esteban Ventura o Milton Trigoso. Fuentes cercanas a la negociación apuntan que las conversaciones se encuentran incluso en punto muerto ante las exigencias del colectivo integrado por los afiliados (el segundo), pero que cuenta con el apoyo de la coordinadora provincial, Cristina Fernández. No en vano, su hombre fuerte en este asunto es Julián Palacios, que lleva el peso de las conversaciones, según apuntan las mismas fuentes.
En vista de que València anunciará en breve las fechas concretas sobre los procesos de las agrupaciones (plazo de presentación de candidaturas y días de votación), todo hace indicar que entre hoy y mañana habrá una resolución definitiva respecto al tira y afloja entre los dos grupos. Al final, se trata de una partida de ajedrez, en la que cada bando intenta hacer valer sus peones.
La corriente continuista sabe que cuenta con más apoyos para ganar dentro de la afiliación. Más allá de que muchos de sus representantes son caras conocidas, posee el respaldo del grupo municipal, cuya imagen ha ganado muchos enteros en las últimas semanas por los acercamientos con el PSPV, lo que ha relanzado la imagen de su portavoz, Alejandro Marín-Buck, aunque este no aspira a ser uno de los siete elegidos para formar parte de la junta local.
Por su parte, la candidatura de Sánchez tiene el aval no solo de la directiva comarcal, sino también de la autonómica, que defiende la necesidad de impeler una profunda renovación en la capital de la Plana para acabar con las disputas internas. De hecho, ante la posibilidad de que las dos candidaturas no se pongan conforme respecto al coordinador, ha planteado una persona desconocida, con un perfil integrador y que radie aires de cambio.
El problema surge a la hora de pactar el resto de componentes de la junta. Considerando que de los seis restantes uno obedece al enlace institucional, es decir, debe ser concejal (sector oficialista), el reparto se ha de producir 2-3 a favor del bando que ampara Fernández. Hasta ahí existe sincronía. El contratiempo aflora cuando se plantean los inquilinos para esas cinco vacantes. Según insisten desde la corriente continuista, ninguna de sus propuestas termina de convencer a la otra parte, que rechaza cualquier nombre vinculado a la antigua junta. Y en este punto de la negociación se encuentran las dos facciones, más cerca de medirse en las urnas (telemáticas) que de sellar una lista única, salvo que al final se produzca una intervención directa de Madrid vía el coordinador autonómico, Toni Cantó.
No es la primera vez que la agrupación de Ciudadanos Castelló vive un episodio de enfrentamiento. En las pasadas elecciones municipales, la confección de la candidatura acabó en un cisma al vetar la junta local a Jesús Merino, alcaldable auspiciado por València, para apostar por el citado Marín-Buck.