CASTELLÓ. Las protectoras de Castelló registran un ostensible incremento de adopciones y casas de acogida para mascotas como consecuencia del estado de alarma por el coronavirus. La explicación a lo que califican como "buen gesto de solidaridad" esconde la necesidad de "tener compañía", especialmente en las personas que viven solas, aunque también "es el pasaporte para salir a la calle", advierten desde Manada Feliz y El Corralet.
La también propietaria del Resort Gos Aventura, Laura Expósito, explica que el número de canes que necesitan un hogar se ha reducido a la mitad en las últimas semanas. "Hemos pasado de tener 30 animales a 15. Todos están en casas de acogida, habiéndose reactivado 10. Incluso, alguna sin ningún perro hasta ahora", comenta.
Fuentes de El Corralet apuntan que la venta y prohijamiento se han disparado, hasta el punto que "antes mandábamos los perros a Alemania y ahora su destino es España, porque funcionamos en todo el territorio. La verdad es que las adopciones han crecido mucho desde la crisis sanitaria", precisan.
Para verificar que los propietarios cumplan con todos los requisitos, la empresa ubicada en Vinaròs trabaja con Servicios Mascotas, que "se ocupan de las entrevistas. Nos aseguramos de que luego no los abandonen", subrayan.
En el caso de Manada Feliz, el proceso para la adopción resulta más complejo, toda vez que la valoración se realiza in situ. "Me gusta hablar personalmente con los futuros dueños", comenta Expósito. Ante el actual confinamiento y sin posibilidad de celebrar entrevistas presenciales, "solo era posible las casas de acogida", recalca.
Al respecto, la presidenta de la protectora reconoce que la solidaridad mostrada supone, en cierto modo, un estrés para la mascota al modificarse su rutina. "Ahora se va a condicionar al animal a otra diferente y eso lo nota cuando vuelve", señala. No obstante, "valoramos mucho lo que hace la gente en una situación de emergencia como la que estamos viviendo", matiza.
A pesar de que el Real Decreto sobre el estado de alarma hace una excepción con los propietarios de perros respecto a las restricciones de movilidad en vía pública, las severas normas establecen unos límites, cuyo incumplimiento conlleva multas de entre 100 y 30.000 euros, dependiendo de la gravedad.
Los paseos con las mascotas deben ser cortos y próximos al domicilio. En la medida de lo posible hay que evitar el contacto con otros animales y sus dueños. También está prohibido romper el precinto policial para acceder a jardines públicos cerrados. Según la Ley de Salud Pública, la vulneración de los preceptos implica sanciones.