CASTELLÓ. Las tascas plantean reabrir y piden al Ayuntamiento de Castelló consensuar un protocolo ante la covid-19 para evitar que las calles Barracas e Isaac Peral "se conviertan en un foco de contagios", según apuntan desde la asociación. Entre las medidas que los empresarios consideran imperativas, destaca incrementar la presencia de la Policía Local con el propósito de garantizar el cumplimiento de las normas sanitarias. Por ejemplo, que se respete la distancia social y, como consecuencia, impedir aglomeraciones.
"Queremos reunirnos con el equipo de gobierno en los próximos días para saber en qué condiciones podemos abrir nuestros negocios", añaden las mismas fuentes. Los establecimientos, a excepción de Amado y La Taska, permanecen cerrados desde el pasado 14 de marzo, cuando se decretó el estado de alarma.
Entonces, por prudencia ni siquiera se esbozó una posible fecha de reapertura, teniendo en cuenta la evolución de la pandemia. No obstante, quedó encima de la mesa la posibilidad de levantar las persianas a finales de verano o principios de otoño en el caso de que la situación mejorara.
Pasados ya unos meses desde la irrupción del coronavirus, ahora se analiza recuperar la actividad gastronómica, pero siempre bajo un estricto control. Las singulares características de las tascas invitan a que se produzcan hacinamientos y los hosteleros no quieren contribuir a que se repitan las escenas de antes del virus. De ahí la necesidad de arbitrar una fórmula con el consistorio, ya que entienden que debe existir algún tipo de vigilancia que asegure el comportamiento cívico de los clientes.
Cabe advertir que la monitorización de Barracas, Isaac Peral, Vera y Santa Clara vuelve a estar en funcionamiento desde el 1 de julio. Con la nueva normalidad después de las distintas fases de la desescalada, el ayuntamiento interpretó que se daban las garantías jurídicas para reactivar las mediciones, cuyo propósito último reside en estudiar la supresión de la zona ZAS para aliviar la presión sobre los propietarios de los locales.
En este escenario, los propios empresarios apuestan por reabrir, aunque asumen que las condiciones para nada se asemejarán a las que existieron hasta principios de año. Incluso, no descartan variar el tradicional modelo de negocio a fin de adaptarse a la actual realidad.
Sin dejar de vender bebidas alcohólicas, se baraja reforzar el servicio de cocina, apostando por los almuerzos y las comidas. Otras alternativas pasan por restringir los días de apertura o establecer un horario reducido. Al menos, mientras la curva de contagios por covid siga en progresión ascendente en España. También dependerá de cuál sea la postura del Ayuntamiento una vez se produzca ese encuentro con vistas a intercambiar impresiones y valorar el futuro.