CASTELLÓ. La posibilidad de que las tascas de Castelló se conviertan en espacio gastronómico parece que se difumina a medio plazo. El Ayuntamiento de la capital de la Plana considera a día de hoy poco realista plantearse una decisión al respecto ante la evolución de la covid-19, que dibuja un escenario incierto para septiembre, cuando algunos de los propietarios que ahora tienen sus negocios cerrados prevén levantar las persianas (solo Amado y La Taska ofrecen servicio en la actualidad).
La creciente cifra de positivos en España, sin que la provincia sea una excepción, obliga a abanderar la prudencia a la hora de pronunciarse sobre "futuros". Al menos, así lo advierten fuentes del equipo de gobierno consultadas por Castellón Plaza, que consideran más conveniente aguardar al otoño con vistas a valorar las opciones sobre la situación de los establecimientos de la calle Barracas.
Desde el 1 de julio los siete medidores instalados entre Vera y la plaza Mayor vuelven a estar operativos. Teniendo en cuenta que hasta marzo, momento en que se interrumpió la monitorización, se acumularon cerca de 60 días de registros en continuo, ahora mismo se estaría en ese límite de entre tres y cuatro meses del que habló el portavoz del ejecutivo local, Rafa Simó, para abordar la protección de las tascas bajo la figura de espacio gastronómico.
No se trata de un tema menor en el proceso de eliminación de las restricciones por la ZAS y que debería culminar en los próximos años. Más allá de que se acreditaría la progresiva reducción de los niveles de decibelios, desaparecería la obligatoriedad de disponer de veladores en el exterior para permitir el consumo de alcohol en la vía pública.
Cabe recordar que las conocidas "mesitas de pie" permiten sortear de alguna forma la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV). El consistorio tuvo que acatar el fallo firme en septiembre de 2019, lo que le obligó a modificar la ordenanza de Convivencia Ciudadana con el propósito de garantizar el consumo de bebidas alcohólicas en el exterior de los locales. Además, activó nuevas mediciones sonoras en las tascas.
Acústica y Telecomunicaciones SL (Acusttel) resultó la empresa adjudicataria del contrato por un año. La mercantil situó siete estaciones en puntos estratégicos. Así, colocó una en el cruce entre la plaza Mayor e Isaac Peral, dos en la plaza Santa Clara, otras tantas en Vera, la sexta en Barracas y la séptima en Isaac Peral.
Estas dos últimas calles son las que concentraban hasta hace unos meses la mayor contaminación sonora por la afluencia de público pese a que las tascas se localizan solo en Barracas: Amado, La Tapería (Mel de romer), La Taska, La Guindilla, la Tasqueta y Ernesto. En Isaac Peral, ya no existe ningún establecimiento tras el cierre de Cerverinos (antiguo Cantó del Vi), El Mejillón y La Cueva.
El espacio comercial más emblemático de Castelló sopla las velas de sus tres cuartos de siglo desde aquel 21 de diciembre de 1949 en que fue bendecido por el arcipreste Balaguer. Ahora afronta su más importante remodelación, que desde enero de 2026 obligará a un traslado temporal de sus puestos a una carpa en la plaza Santa Clara