VALÈNCIA. La sociedad en su conjunto, incluyendo inversores, clientes y gobiernos, presiona cada vez más a las empresas para que sitúen la sostenibilidad en el centro de su estrategia y de sus modelos de negocio. Tanto es así que incluso los gobiernos han cambiado sus políticas y las empresas el modo en el que planifican su estrategia para el futuro. Hechos que evidencian que la sostenibilidad se ha convertido en un objetivo estratégico prioritario para las empresas, que se están alineando con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU (ODS) y adaptándose a las nuevas normativas europeas, encaminadas a asegurar un futuro más respetuoso con el planeta. Pasos que implican también nuevos retos, como elaborar los informes RSC, apostar por la innovación o fomentar la economía circular.
Cuestiones que fueron analizadas en el desayuno Sostenibilidad como activo estratégico de la compañía organizado por Valencian Plaza en colaboración con Cuatroochenta y FAMA en el Hotel SH Valencia Palace. Un encuentro que sirvió para reflexionar sobre el papel de las empresas en esa transición hacia un modelo empresarial más sostenible, entendido desde sus tres dimensiones (la económica, la social y la medioambiental). Un encuentro que bien se podría resumir en esta frase mencionada por Santiago Gimeno, socio director de Desarrollo de Negocio Corporativo (CBO) Soluciones en Cuatroochenta: “La sostenibilidad es una tendencia y hay que tratarla como tal, como un asunto estratégico que afecta al core business y que la sociedad en su conjunto demanda”.
Un desayuno que abrió
Ángela García, Chief Business Officer (CBO) de FAMA expresando que “los retos a los que se enfrentan las empresas para ser sostenibles nos ayudan a estar en la cresta de la ola y a liderar el mercado”. Retos que fueron debatidos por los asistentes y que, en ningún caso, fueron vistos como una lacra sino como una oportunidad para innovar y avanzar hacia ese futuro más verde. Un debate que reunió a Fernando Ibáñez, General Manager de Ética, Lorena Ibáñez, directora de zona Cataluña, Levante y Baleares de Grupo Eulen, Ruth Rodríguez, Compliance officer y miembro del Comité de RSE de SPB, Arantxa Suñer, vicepresidenta de Recursos Humanos Grupo Valenciana de Aluminio Baux, Angélica Alarcón, chief Communication, Marketing & RS Officer Grupo Ribera Salud, Santos Núñez, responsable corporativo de Energía y Sostenibilidad en Renfe, Pilar Blaya, Directora de RSC y Capital Humano CSR and Human Capital Director en Fundación Valenciaport, Amparo Almiñana, directora general de Grupo Peisa,
Rubén Parrilla, director del departamento de Garantía, Innovación y Entorno en APISO, Ángela García, Chief Business Officer (CBO) FAMA y Santiago Gimeno, Socio Director de Desarrollo de Negocio Corporativo (CBO) Soluciones en Cuatroochenta.
La sostenibilidad hoy en día es un activo estratégico de las empresas y debe ser incorporada por todos los empleados y directivos, aunque estos últimos son quienes deben impulsarla. Así lo señaló Amparo Almiñana, directora general de Grupo Peisa, quien reconoció que para su empresa “nunca ha sido un tema tedioso la sostenibilidad y por convicción en 2013 fuimos firmantes del pacto de las Naciones Unidas y en 2017 fuimos la primera empresa en obtener la certificación ambiental”.
Un cambio de modelo que debe estar impulsado por la propia dirección. Así lo sostuvo Lorena Ibáñez Ferriol, directora de zona Cataluña, Levante y Baleares de Grupo Eulen al señalar que “es fundamental que la convicción proceda de la presidencia para impregnar la sostenibilidad en la cultura de la compañía y realizar una labor de educación en los grupos de valor e incluirlos en la cadena de valor”.
Por su parte, Angélica Alarcón, Chief Communication, Marketing & RS Officer de Grupo Ribera Salud, destacó que ese cambio en las empresas también se debe al cambio de las normativas — o pactos como los ODS— y la sociedad, que “exige a las empresas reparar más en aspectos que no son puramente financieros por lo que, si una empresa aspira a tener una proyección a largo plazo, debe mirar hacia esa sostenibilidad”.
Unas reflexiones compartidas por Santos Núñez, responsable corporativo de Energía y Sostenibilidad en Renfe, quien expresó que las empresas grandes “tienen el reto de explicar el camino para que se unan otras” y resaltó que “la sostenibilidad es una apuesta por un modelo de civilización frente al capitalismo de casino en el que queremos un crecimiento armónico que sustente el planeta”.
De hecho, Pilar Blaya, directora de RSC y Capital Humano CSR and Human Capital Director Fundación Valenciaport, tildó la sostenibilidad de “imprescindible” y reconoció que la normativa “ayuda a que sigamos todos esta línea pues, en el caso de los puertos, no hay ningún puerto que no esté en esta linea para mitigar el impacto medioambiental”.
Además, como se señaló en la mesa, una de las principales motivaciones para integrar la sostenibilidad en la estrategia es la inversión, ya que cada año se asigna más capital de acuerdo con parámetros de sostenibilidad. Un punto que recordó Fernando Ibáñez, General Manager de Ética al apuntar que “las finanzas sostenibles son cada vez más importantes” y recordó que “el sistema financiero estará obligado a reportar su alineamiento taxonómico”. Un hecho que para Santos hace que “estemos asistiendo al nacimiento de una nueva sostenibilidad porque cuando se han metido en los consejos de administración a través de las finanzas sostenibles ha sacudido a toda la empresa para darse cuenta que esto es mucho, que se trata de los riesgos de tu empresa, lo que también va a permitir el crecimiento de la misma”.
Desde 2018 las empresas con más de 500 empleados y cierto volumen de ventas o activos —también para bancos, aseguradoras y gestoras de fondos— deben hacer informes anuales de responsabilidad social corporativa (RSC). Desde este año también se ven en esa obligatoriedad las compañías de más de 250 trabajadores, siempre y cuando en los dos últimos años consecutivos el valor de sus bienes haya superado los 20 millones de euros o que su facturación haya excedido de los 40 millones. Esto implica que en la Comunitat Valenciana 4.700 empresas están obligadas a hacerlo.
Una obligatoriedad que fue bien vista en la mesa al implicar un ejercicio de análisis de la propia empresa. “Cuando realizas el informe te comprometes con los objetivos de carácter ambiental y sostenible que atraviesan a toda la empresa; de entender la sostenibilidad como una ventaja estratégica”, comentó Santos Nuñez. De hecho, Angélica Alarcón la definió como “la biblia de la empresa pues permite unificar criterios, además de ser una información verificada que sirve para comunicar las buenas practicas de la empresa”. Unas buenas prácticas que no son solo acciones puntuales o sociales sino sino que es un plan estratégico global. De hecho, para Amparo Almiñana “las empresas son mas que números, se preocupan de su entorno y no son entes aislados de lo que ocurre, de ahí que sea importante comunicar las acciones”.
Para Ruth Rodríguez la memoria de sostenibilidad es un referente para ir mejorando año tras año y supone “un cambio de mentalidad propiciado por la concienciación mundial gracias a las ODS y esa nueva normativa”. Un punto compartido por Pilar Blaya, quién dio un paso más al expresar que la trascendencia de esa memoria “va mas allá de la comunicacion porque exige una reflexión en la empresa para que se interiorice, por lo que haya una normativa en este sentido hace que ayude en ese camino de medio largo plazo”.
Fernando Ibáñez apuntó que esa condición también se da en el sector financiero: “Tenemos la presión que está haciendo el sector financiero pues está obligado a reparar ante cualquier inversión que haga según los indicadores de sostenibilidad”. De ahí que señale que “la sostenibilidad tiene que formar parte de la estrategia de la empresa”. Por su parte, Rubén Parrilla, director del departamento de Garantía, Innovación y Entorno en APISOL, reflexionó que “como consumidores que somos, tenemos acceso a esa información y tenemos esta responsabilidad de qué queremos comprar o como disfrutar de mis vacaciones siguiendo esos principios de la sostenibilidad. De ahí la importancia de transmitir y comunicar esa memoria de sostenibilidad que al final son tus valores”.
La huella de carbono mide la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero que son producidas y liberadas a la atmósfera directa o indirectamente por una organización, producto, evento o individuo. De ahí que ese dato se emplee como un indicador de sostenibilidad que permite cuantificar, evaluar y hacer un seguimiento sobre el impacto que se tiene sobre el medio ambiente y su contribución al Cambio Climático. Una herramienta que también favorece el ahorro económico, como señalaron los participantes de la mesa.
Precisamente, para Pilar Baya medir la huella de carbono “es un instrumento básico para aquellas organizaciones que tengan un impacto ambiental fuerte y ayuda a detectar dónde están las deficiencias para reducir la huella en todos los sentidos. Además, contribuye a potenciar la innovación y es un elemento que permite medir la huella en toda la cadena de valor”. Asimismo, para Ruth Rodríguez, permite “detectar los puntos críticos y establecer medidas para instaurar una cadena de suministros responsable”. Igualmente, recordó que otra de las asignaturas pendientes es la reducción de plásticos: “es un esfuerzo pero una oportunidad para hacer ese cambio que se está pidiendo en la sociedad y que ya tiene una presión normativa”
Lorena Ibáñez puso el foco en la educación y la concienciación porque “si mides y tienes datos fiables te permite tener un objetivo claro para reducir la huella de carbono y ser consciente de tu huella”. Asimismo, para Santos “la huella de carbono es el pasaporte para que tu negocio crezca de forma sostenible y permita crecer, obtener subvenciones… ”
Arantxa Suñer Navarro, vicepresidenta de Recursos Humanos Grupo Valenciana de Aluminio Baux, explicó que esa reducción de la huella de carbono puede “impactar en las ventas positivamente” y resaltó que su empresa tiene la huella de carbono más baja del sector por lo que “estamos dando valor al producto”. Como resaltó Santiago Gimeno, “para ser más sostenible las empresas deben realizar una inversión y, de no hacerlo, tendrán mayores dificultades para obtener financiación”. De hecho, para Fernando Ibáñez “es una oportunidad histórica, y más con la crisis del gas y la electricidad porque esto hace aún mas importante reducir el CO2”.
Ángela García apuntó unas reflexiones interesantes: ¿quién hace los datos? ¿Cómo se toman esos datos? “Cuestiones que planteo porque en el día a día a veces tienes todos los medios para hacer esa medición pero no te llega el dato de los proveedores. Entonces, ¿qué haces para implicarles?”, reflexiona sobre el reto de implicar a todas las partes que trabajan en la cadena de valor y resaltando que la obligatoriedad es la única vía para lograrlo.
Cabe recordar que en esta transición ecológica la economía circular se erige también como un modelo de producción y consumo más sostenible, en el que se busca producir bienes y servicios aprovechando los recursos y reduciendo el consumo de materias primas, agua y fuentes de energía. Un nuevo modelo en el que las empresas tienen mucho que decir. De hecho, Rubén Parrilla recordó que recientemente se ha aprobado el PERTE de Economía circular para acelerar la transición hacia un sistema productivo más eficiente y sostenible en el uso de materias primas. No solo eso, también el real decreto de envases y residuos de envases, políticas que “hacen que las empresas tengamos que adaptarnos y cambiar nuestro modelo tradición por uno más eficiente y respetuoso”.
Una economía circular que fue considerada esencial por todos los participantes en la mesa, pues como apuntó Santos Nuñez: “tenemos un planeta y no nos podemos permitir el lujo de tirar cosas que sirven y que pueden ser útiles”. Al hilo, Lorena Ibáñez incidió en la importancia del concepto de transformación del residuo pues "va a ser un avance muy importante”. Una visión a largo plazo en la que hay muchas normativas, de ahí que Amparo Almiñana pidiese que “deben dar tiempo a las empresas para realizar esos cambios”.
El giro hacia un ecosistema empresarial más responsable requiere de trabajadores formados en este ámbito, lo que las universidades y escuelas de negocios están empezando a poner el foco en la formación que van a necesitar estos profesionales para hacer frente a los retos actuales. Un impulso que el propio Santos destacó pues “en los veinte años que llevo en este negocio no había habido un impulso como el de ahora y el que se va a producir por lo que se requiere de personas que estén formadas en ese ámbito”. De igual modo opina Fernando Ibáñez, que sostiene que “la sostenibilidad ha pasado de ser un asunto abordado por los gabinetes de comunicación a ser algo que forma parte de la empresa y está impulsada por el consejo de administración, por lo que ese perfil es necesario y forma parte del negocio”. De hecho, recordó que a que haya perfiles especializados y transversales” y Lorena Ibáñez puntualizó que “la formación es fundamental para poder tener una cantera y las empresas ya tienen puestos en esa vía”.
Angélica Alarcón puso la mirada en el pasado y recordó que “al principio la sostenibilidad estaba sin definir y se asignaba al departamento de comunicación o Recursos Humanos pero esto ha hecho tomar conciencia de la necesidad de especialización porque hacerlo todos los días no es suficiente”.
Ángela García, chief Business Officer (CBO) FAMA comentó que a la hora de afrontar una memoria de sostenibilidad depende mucho de la situación de cada empresa y su punto de partida. “Hay empresas que tienen el problema de no conocer la normativa porque son pequeñas o familiares y hay otras que tienen otro tipo de barrera, como el coste de entrada, pero todas tienen que hacerse otra pregunta: ¿Cuánto cuesta no hacerlo?”. Asimismo, puso el ejemplo de empresas tecnológicas pues "la barrera de entrada no es el coste sino la concienciación de cómo transformar esa información en indicadores, por ello es fundamental que la tecnología llegue cuando estás ordenado”. Un aspecto corroborado por Santiago Gimeno, Socio Director de Desarrollo de Negocio Corporativo (CBO) Soluciones en Cuatroochenta, pues “la tecnología aporta valor y su inversión es necesaria para hacer ese cambio hacia la sostenibilidad” y resaltó que no es un freno de coste, como podría ocurrir hace unos años, sino que es un elemento que debe encajar, aportar valor y datos válidos.
Por su parte, Fernando Ibáñez recordó que la pregunta clave es ¿para qué sirve la sostenibilidad? “Hoy en día las empresas están pidiendo ayuda para hacer esa transformación por lo que se está generando una industria alrededor de consultores” y ese cambio de mentalidad se da porque “las empresas tienen la presión de la sociedad, de la normativa… Es una apuesta estratégica de la Unión Europea para aplicar esa sostenibilidad por lo que el coste de ese cambio cada vez es menor gracias a las ayudas”.
En este sentido, Rubén Parrilla destacó que la Administración es clave para poder abrazar la sostenibilidad. “Como Pyme, la clave es la ayuda de la Administración a través de subvenciones porque por mucha concienciación que tengamos o queramos desarrollar proyectos, al final la realidad es la que es y si no hay ese apoyo detrás es inviable hacer realidad esos proyectos”, destacó.
Un encuentro que cerró Santiago Gimeno remarcando un hecho que se constató en el desayuno: "Estamos todos alineados con el valor estratégico de la sostenibilidad, que no es un marrón que entra en los consejos de administración de las empresas, dentro de los negocios y que abre nuevos retos que hay que afrontar y que no podemos saltarnos esto".