BRUSELAS. Al igual que hizo el lobby holandés, defendiendo a los productores de naranja sudafricanos, la Unió de Llauradors se ha dirigido directamente a las autoridades de la Unión Europea (UE) para que prohíban las importaciones de cítricos que entran al territorio europeo con unos aranceles mínimos y con plagas que pueden contaminar la producción valenciana. El lobby de agricultores valenciano viene denunciando desde que comenzó la campaña de naranjas las numerosas incautaciones de productos agrícolas turcos en las aduanas al no respetar los estándares europeos de seguridad alimentaria.
La Unió ha alertado en los últimos meses de las innumerables alertas sanitarias que estaba detectando la red de alerta alimentaria europea de alimentos y piensos o RASFF (Rapid Alert System Feed and Food). Las alertas se dirigían principalmente a frutas y hortalizas procedentes de Turquía con límites máximos de residuos de plaguicidas (LMR), superiores a los autorizados en la UE o con materias activas no autorizadas en la UE. La Comisión Europea incrementó la frecuencia de los controles a estas importaciones tras las reiteradas peticiones de los afectados en el sector
Para ello, el ejecutivo comunitario modificó la normativa con un Reglamento que entró en vigor el 23 de noviembre del año pasado. Así, la Comisión Europea reconoce que, por ejemplo, en los limones procedentes de Turquía se detectaban residuos de plaguicidas que suponían riesgo para la salud humana y debían incrementarse, por tanto, los controles oficiales.
La Unió de Llauradors se dirige directamente a la Directora de Sanidad y Seguridad Alimentaria, Sandra Gallina, recordándole esta norma. Ya lo hizo en su día la Generalitat Valenciana, que tuvo que dirigirse también a esta Dirección General de la Comisión Europea, con un visita a Bruselas del President Ximo Puig, organizada por la Delegación en Bruselas, con Joan Calabuig, y la eurodiputada socialista Inma Rodríguez-Piñero. El President exigía que se aplicara el tratamiento en frío a los cítricos importados desde Sudáfrica, con el mismo fin, evitar la entrada de productos agrícolas contaminados.
En una carta firmada por su secretario general Carles Peris, La Unió le recuerda “la frecuencia del incumplimiento de los requisitos establecidos en la legislación de la Unión en cuanto a la contaminación por residuos de plaguicidas detectada durante los controles oficiales efectuados por los Estados miembros”. En concreto, se refiere al elevado número de notificaciones de aduanas al RASFF, lo que obligó a Comisión Europea a aumentar al 20% la frecuencia de los controles a realizar en naranjas, mandarinas, clementinas, wilkings e híbridos similares de cítricos, y en los limones, así como en pimiento y granadas procedentes de Turquía.
También se aumentaron los controles a otros productos como las, avellanas hasta el 20% o los pistachos y las hojas de parra hasta el 50%. Por su parte, los pomelos, a pesar de las alertas, no han entrado en este aumento de la frecuencia de los controles.
Peris le explica a Gallina que, por las elevadas alertas sanitarias en el conjunto de los cítricos procedentes de Turquía, la Comisión Europa, a partir del 23 de noviembre de 2021, estableció una frecuencia de los controles físicos y de identidad de las inspecciones en las importaciones de cítricos de este país de hasta el 20%. “Si analizamos las alertas sanitarias posteriores a la entrada en vigor del Reglamento se observa que se continúa con un elevado número de alertas sanitarias en las importaciones de frutas y hortalizas procedentes de Turquía”, añade.
Por ello, La Unió insta a la Comisión Europea a través de la DG SANTE para que las instituciones competentes de la Unión Europea adopten medidas que deberían pasar por el cierre de las importaciones de cítricos procedentes de Turquía hasta que se realice y se obtengan los resultados de una auditoria por parte de la Comisión, aplicando la normativa sobre medidas de protección contra las plagas de los vegetales.
También insiste en el incremento de la frecuencia de los controles físicos y de identidad hasta el 50% y en poner fin a la asimetría arancelaria. Con ello se refiere a que, mientras Turquía exporta a la UE con un arancel del 20%, a España se le aplica el 54% para exportar a Turquía.
Además, debería aplicársele también la suspensión automática de importaciones a la Unión Europea que se aplica a las procedentes de países que no tengan ratificado el Convenio del Consejo Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia de género, como es el caso de Turquía.