CASTELLÓ. Las elecciones del 26 de mayo en Castellón han frustrado las expectativas de algunos primeros espadas que ansiaban dar un impulso a su carrera. Uno de los principales damnificados es el popular Vicent Sales, quien se postulaba como presidenciable de la Diputación Provincial. Sus aspiraciones han sido aplastadas por la mayoría socialista que resultó de las urnas y que se instalará en el palacio de Las Aulas arrebatando al PP su último bastión.
Sales, que en este mandato ha llegado a ostentar la vicepresidencia primera de la Diputación, ha quedado relegado a la oposición en el Ayuntamiento de Castelló otros cuatro años, lo que merma su proyección tras varias legislaturas dedicadas a la política activa.
Las urnas han dejado tocadas también las aspiraciones de Justo Vellón, el fichaje estrella en el equipo de Begoña Carrasco. El número tres de la lista es director del Centro Europeo de Empresas Innovadoras, y con su candidatura iniciaba una carrera política que ahora se verá limitada en la oposición.
Quien queda directamente fuera de juego es el concejal popular Vicente Guillamón. Como número ocho de la lista municipal, se ha quedado a las puertas de revalidar su escaño -el PP solo ha conseguido siete ediles-. Su situación era previsible cuando se conformó la candidatura, pues las encuestas pronosticaban la caída que deja al grupo municipal de Carrasco sin su representante del Grau.
En Vila-real, el batacazo lo ha vuelto a sufrir Héctor Folgado. Lleva en la oposición desde 2011 y ha sido candidato a la alcaldía dos veces en las que ha perdido de forma estrepitosa ante el PSPV de José Benlloch. En esta última cita electoral, se ha quedado con cinco concejales, uno menos que en 2015, lo que debilita aún más su posición. Folgado fue una apuesta personal de Isabel Bonig, quien lo colocó en la ejecutiva autonómica del partido. Sin embargo, nunca ha llegado a despuntar dentro del PP provincial.
Onda y Vinaròs, varapalos en las filas progresistas
El 26-M ha dejado sinsabores también en el bloque de izquierdas. Uno de los casos más flagrantes es el del socialista Ximo Huguet, que no ha conseguido revalidar la alcaldía de Onda. Pese a sumar un edil a los ocho que ya tenía, pasará a hacer oposición a un PP que ha alcanzado la mayoría absoluta en el municipio. Aún así su futuro podría estar en la Diputación, pues entra en las quinielas socialistas para presidir la institución provincial.
Por otra parte, Podem ha perdido la alcaldía de Vinaròs, la única que ostentaba en toda la Comunitat Valenciana. La candidatura Totes i Tots Som Vinaròs, encabezada por Anna Fibla, ha pasado de cinco a tres ediles y, aunque podrá entrar en un gobierno de coalición, la vara de mando será para el socialista Guillem Alsina. El PSPV ha sido la fuerza más votada en el municipio después de 28 años y ha conseguido siete concejales -tres más que en 2015- a costa de sus socios de Podem y Compromís.