Mientras duermes entre muros de cajas de mudanza, observo la placidez que tiene tu rostro, tus manitas enredadas en un osito de peluche, y esa dulce sonrisa que debe acompañar tus sueños. Mi pequeño Aimar duerme rodeado de cajas y objetos diversos, como si fuera un elemento más de este desván para la memoria donde nos hemos instalado. Observo tus gestos, movimientos, y ese sosiego que convierte el espacio en una amable transición por la vida. Escuchamos el aullido del viento de levante, húmedo y frio, golpear una casa sin resguardo, parece que nos tambaleemos con cada ráfaga al chocar contra las paredes externas. Fuera hace frio y la niebla no permite admirar la gran muralla morellana que, aunque parezca un hermoso abrazo, a veces, se convierte en una barrera de piedra asfixiante.
Fuera hace ruido. Los apresurados pasos de visitantes entumecidos por el viento y la lluvia. Estas vacaciones no han dado tregua y el clima ha expulsado de la playa al turismo que buscaba el sol de primavera. La montaña se ha llenado en busca de refugio gastronómico y cultural. Mientras, tú duermes, y tus diminutos dedos se aferran a ese osito que debe acompañar las rutas oníricas. Es tu primera Pascua, tu primera rosca y tu primera mona. Te cuento cómo son estas cosas en otros lugares, también propios, donde algún día probarás la mona de Alberic y la longaniza seca del tío Daniel el colegial, el huevo duro y el corazón de una lechuga. Y saldremos a volar el catxirulo por los cielos de la Ribera del Xúquer y por los aires difíciles de la serranía de Cuenca.
El populismo, el atronador lenguaje, el exceso de testosterona, las nuevas formas y estrategias, están removiendo los sentimientos más primarios
Vigilo tu sueño y escucho la radio con bajo volumen. Estamos en campaña electoral, un tiempo donde aquello que nos importa realmente a las personas pasa de puntillas. Los fantasmas del miedo, los gritos soeces, vejaciones, insultos y la confrontación son el gran lenguaje político. Un debate indecoroso sobre el Debate es, al parecer, el ránking de atriles y audiencias. El nivel de la oratoria y las prioridades online, convierte en charlatanes a los candidatos, y les otorga una triste imagen de ambición por llegar victoriosos a la meta, por mantener estatus, poder y gloria. Algunos, incluso, han procesionado para la foto con nocturnidad y alevosía, sin ética ni estética, de día y de noche, rogando una cómoda penitencia y rápida resurrección tras una posible crucifixión. Quizás sea porque les escribo el domingo de resurrección, y ya han encendido el cirio pascual a la espera de la venida del mesías, como dice un sacerdote en La2, la televisión publica metida en una iglesia castrense desde hace días. Pero, lo que realmente mantiene la llama es el establishment económico, político y mediático que está dirigiendo los destinos de este país en función de sus intereses, no del interés general. El populismo, el atronador lenguaje, el exceso de testosterona, las nuevas formas y estrategias, están removiendo de lleno los sentimientos más primarios de una sociedad tocada de odio, rencores y crispación. Los viejos demonios nunca dejaron de habitarnos.
Escucho en la Ser, en A vivir, una estimulante conversación de las Madres de la Constitución del 78, mujeres valientes e invisibilizadas durante años y que, ahora, la periodista Magis Iglesias ha reunido en su libro Fuimos Nosotras. Las primeras parlamentarias de la democracia. La procuradora Belén Landáburu, la histórica feminista del PSUC, Dolors Calvet y la diputada gallega de UCD, Nona Inés Vilariño hablaban del respeto como activo político, un respeto perdido en la actualidad. Hablaban de pactos, consenso y reforma constitucional. “Se puede pactar todo, si en aquel momento se pudo alcanzar el consenso, se puede conseguir ahora, y, claro que es posible un referéndum en Catalunya si se reforma el texto constitucional”, destacaron en este interesante encuentro donde fueron unánimes al decir que los valores del 78 serían necesarios para la actual situación política. Periodistas y parlamentarias pusieron sobre la mesa la urgencia de cambiar discursos y actitudes de estos nuevos padres de la patria.
Para las madres de la Constitución, los valores del 78 como el respeto y el consenso deberían aplicarse en la actual situación política
Entre cajas y recuerdos, mi pequeño duerme y sueña. Entre libros y papeles percibo la historia cercana, aquellos viejos periódicos que guardan denuncias urbanísticas que acabaron en los tribunales contra la periodista que investigaba fraudes y especulaciones, aquellas entrevistas donde las palabras crecían desde la mirada, reportajes de la vieja prisión provincial de Castellón a través de lo que escribieron los reclusos en sus celdas, informaciones y artículos “ácidos”, como dijo un alcalde, enterrados junto a la primera piedra de la Plaza Santa Clara... La vida frente a una máquina de escribir, los primeros ordenadores y una trayectoria agridulce por el oficio más hermoso del mundo. Centenares de carpetas descoloridas, papeles amarillos, cajas de fotografías en blanco y negro cargadas de memoria personal y, periodística, el paso del tiempo, el tiempo, el implacable, el que pasó, que cantara el trovador cubano Milanés.
Tu futuro, mi pequeño Aimar, va a ser mejor, debe ser mejor, tu vida tiene que pertenecer a un mundo diferente, a otro país con más esperanza, luces, más justo, honesto y tolerante. Varias generaciones venimos luchando desde hace largos años para romper todas las cadenas y ser protagonistas de nuestro destino colectivo. Las cosas, mi pequeño, no parecen cambiar y nos empujan a nuevos abismos. Velaremos siempre tus sueños, los sueños de quienes lograreis un futuro mejor.
… Duerme, duerme negrito que tu mama está en el campo. Negrito, trabajando duramente, sí, pal negrito chiquitito…
(Duerme Negrito. 1969. Atahualpa Yupanqui. Héctor Chavero. Víctor Jara)