CASTELLÓN. Como directora general de Desarrollo Rural y Política Agraria Común, Maite Cháfer (Carrícola, 1971) ha seguido con preocupación el desarrollo de la campaña citrícola. Esta catedrática en Tecnología de los Alimentos de la Universitat Politècnica de València e ingeniera agrónoma es toda una investigadora del sector, en el que era coordinadora de Agroindustria Ecológica en el Instituto de Ingeniería de los Alimentos hasta su nombramiento como alto cargo de la Conselleria de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural en julio de 2015.
Cháfer es además vicepresidenta del Institut Valencià d'Investigacions Agràries (IVIA), que este año celebra su 150 aniversario y que es una de las esperanzas que siempre ha tenido el sector en la búsqueda de nuevas variedades, en muchas ocasiones de cítricos, que mejoren su situación. La lucha contra las nuevas plagas es otro de sus principales nichos de trabajo.
-El IVIA cumple 150 años, ¿hacia dónde dirige su actividad? Porque los citricultores piden nuevas variedades que amplíen la campaña hacia el final...
-En el IVIA, en lo que se refiere a nuevas variedades trabajamos para dar esas opciones de mercado, pero también para la protección vegetal, plagas y enfermedades, que es fundamental. Ahora con la Xylella, pero en cítricos tenemos la amenaza del Greening. Estamos en los proyectos más importantes internacionales e incluso lideramos muchos de ellos para tratar de anticiparnos a las grandes problemáticas. Por supuesto, en el tema de material vegetal en cítricos se trata de innovar para situarnos bien en los mercados, igual que en otros cultivos.
-En cuanto a las variedades, todo el mundo en los últimos años habla de nadorcott y orri, pero están muy reguladas y tienen royalties muy altos. ¿Es factible que el IVIA saque al mercado alguna variedad que también vaya por esos derroteros?
-Lo hizo con la safor y la garbí, que en concreto en algunas zonas de Castellón funcionan muy bien. Hay más variedades y algunas sí que se podrían situar en esa etapa de la campaña. Desde la Administración sabemos que el sector privado está sacando muchísimas variedades y lo que queremos es aportar esa gotita a los citricultores a un precio razonable. Nosotros solo cobramos para cubrir costes. Se paga dos euros por un plantón, y un programa de material vegetal se puede prolongar perfectamente durante más de diez años y supone un coste alto para la Administración.
Aquí se ha creído en la investigación para diferenciar a la agricultura valenciana y creo que se han hecho cosas muy buenas. Por ejemplo, con la sanidad vegetal y la certificación, que han hecho que la citricultura en el Mediterráneo tenga una situación preferente en materia sanitaria debido a la apuesta histórica del IVIA en cuestiones como la lucha biológica, donde somos laboratorio nacional de referencia. Hay plagas y enfermedades muy instauradas en otros lugares y nosotros nos hemos salvado. La institución ha sido una barrera porque se anticipa a los problemas, junto a Sanidad Vegetal, por ejemplo con los muchos puntos de control.
-¿Cómo avanza la investigación sobre el Greening? ¿Cree que puede encontrarse la cura?
-De momento, el IVIA lidera y coordina los principales proyectos del HLB y hace poco nos han concedido un último proyecto del horizonte 2020 que además es específico de cítricos. Es la primera vez que, en el caso de un proyecto europeo, específicamente se prioriza un cultivo mediterráneo. Además, había dos proyectos anteriores en los que trabajamos junto con muchos países, con un consorcio muy amplio, porque aquí de lo que se trata es de tener la máxima información posible para intentar anticiparse. También se trabaja para tener el depredador natural de los insectos vectores, que transmiten la plaga. Trabajamos en muchos frentes.
-En un aspecto más genérico. ¿Cómo ve desde la Dirección General la campaña que están sufriendo los citricultores de la Comunitat?
-Con muchísima preocupación. Está siendo horrible. Se han activado muchos frentes, como la retirada de fruta para la transformación en zumo, donde por desgracia somos líderes; también se trabaja para indemnizar a los productores...
-¿De qué manera?
-Para que puedan tener una compensación económica por las pérdidas que han sufrido. Y después se está intentando que el propio sector citrícola tenga una mayor organización a través de Intercitrus o del Comité de Gestión de Cítricos para organizar toda la información. Hay problemas que se han agravado muchísimo por los acuerdos comerciales, pero hay otros que se tendría que trabajar con visión de futuro, como con las nuevas variedades o ir a producciones muy diferenciadas que aporten valor añadido...
No puede ser que entren productos de otras zonas, como sudáfrica, acompañados de plagas, así llegan los grandes desastres
-Esa es una aspiración de hace 30 o 40 años y no se ha avanzado nada...
-Si, pero ahí todos tenemos que ir de la mano. Sí que hay diferenciación, esta campaña habrá gente que se ha salvado porque ha hecho algo diferente y ahí es donde tenemos que aprender, en la diferenciación. Y sobre todo reivindicando que no pueden entrar a la Unión Europea productos que no cumplan los mismos requisitos fitosanitarios. No puede ser que la legislación europea sea tan estricta y entren productos de otras zonas, como Sudáfrica, que vengan acompañados de plagas. Así llegan los grandes desastres, como ha pasado con la Xylella.
-Ha hablado de compensaciones para los agricultores, ¿de qué forma? ¿Bonificaciones fiscales?
-Además de las bonificaciones fiscales se está trabajando en una ayuda individualizada para compensar...
-¿Por parte del Estado o de la Generalitat?
-Se está trabajando en todos los escenarios. Se pedirá ayuda al Ministerio para que colabore. Y, si no, veremos cómo tirar adelante. El borrador de la orden de bases reguladora ya está muy avanzado. No vamos a dejar solos a los citricultores en una situación tan dura como es trabajar durante todo un año para después no poder recolectar prácticamente nada.