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humanos con recursos / OPINIÓN

Mala conciencia

28/12/2023 - 

"Si, mucha vergüenza y mucha culpa... Pero una cosa puede ser dos cosas al mismo tiempo (…) Sí, hicimos daño. Sí, destruimos vidas. Pero también proporcionamos a gente que sufría la mejor medicación para el dolor irruptivo que ha existido". Así justificaba su actuación el personaje interpretado por Chris Evans en el filme El negocio del dolor, sobre los efectos del fentanilo.

Y es que cualquiera de nosotros, ante una evidencia o una nueva información que contradice nuestras creencias, buscaremos una justificación para mantener nuestra creencia inicial. Porque necesitamos eliminar el desagrado que nos produce esa inconsistencia, dado que solo las relaciones equilibradas son psicológicamente confortables y estables.

No olvidemos que el ser humano, por su propia biología, percibe la consistencia como la forma más básica de confianza en uno mismo y en los demás, y le da pistas para sobrevivir en comunidad. Nos fiamos de quien muestra congruencia entre lo que dice y hace. Decía Tolstoi que "vivir en contradicción con la razón propia es el estado moral más intolerable".

En la mayoría de las ocasiones esa consistencia la lograremos de forma racional, lógica; en otras, sin embargo, recurriremos a procedimientos irracionales, como por ejemplo, la defensa de idearios políticos, creencias religiosas, prejuicios raciales, o incluso manteniendo hábitos perniciosos para la salud (drogas, tabaco, alcohol), dando la espalda a la evidencia de los hechos.

Heider, psicólogo social, intentó explicar la búsqueda de la consistencia a través de cómo se relacionan nuestras creencias o actitudes con las personas o los hechos. Para este autor, nuestra percepción de los hechos y las relaciones, es más importante que el estado objetivo de unos y otras. El equilibrio se da cuando estamos de acuerdo con la persona que nos agrada, o en desacuerdo con la que nos desagrada. En cambio, hay desequilibrio cuando estamos en desacuerdo con la persona que nos agrada, o de acuerdo con la que nos desagrada.

En esta línea, Osgood y Tannenbaum indicaron que el restablecimiento de la congruencia se logra cuando nosotros cambiamos de actitud hacia los otros dos elementos del triángulo: las personas o los hechos. Y dicho cambio será más fuerte en el elemento hacia el que nuestra actitud sea menos resistente. Por ejemplo, si alguien tiene el hábito de fumar y una actitud positiva hacia su médico, si éste le prohíbe fumar podría darse un cambio tanto hacia el hábito de fumar como hacia el médico; ahora bien, si somos un fumador empedernido es más probable que cambiemos de actitud hacia el médico antes que hacia el consumo de tabaco.

Abundando en las situaciones de incongruencia, Festinger introdujo el concepto de disonancia cognitiva, que implica que nuestras creencias se contradicen, son incompatibles, o una implica la negación de otras. Por ejemplo, "fumar produce cáncer", pero "fumo dos cajetillas diarias". La magnitud de esa disonancia dependerá de:

-La importancia que tenga el hecho inconsistente para nosotros; a mayor importancia, mayor disonancia.

-La proporción entre elementos inconsistentes y consistentes; más elementos disonantes que consonantes, conllevan mayor disonancia.

Imagen de archivo. Foto: DAVID ZORRAKINO/EP

Para reducir tal disonancia al enfrentarnos a alternativas o creencias inconsistentes, Festinger nos propone tres estrategias, que elegiremos en función de la resistencia al cambio que tengamos:

- Modificar uno de los elementos de forma que la relación entre creencias se vuelva más consistente. Por ejemplo, si sé que fumar produce cáncer, y al mismo tiempo fumo dos cajetillas diarias, podría reducir progresivamente el consumo.

-Introducir nuevos conocimientos que disminuyan el peso de las creencias disonantes. Por ejemplo, podría creer que las pruebas sobre el cambio climático no son concluyentes, y considerar entonces que no reciclar no es tan perjudicial como podría parecer.

-Alterar la importancia de los elementos en contradicción, para que sean menos contrarios entre sí. Por ejemplo, el fumador que, pese a la evidencia de los efectos del tabaco, considera que el placer de fumar durante un número reducido de años es superior a la hipotética ventaja de vivir más privándose de ese gusto.

Llegados a este punto ¿Cuál es su estrategia preferida? Reflexionemos, porque con seguridad habremos aplicado alguna de ellas, y con cierta frecuencia, ya que oportunidades no nos faltan. Y es que, seguramente, la inconsistencia es una de las características más consistentes del ser humano, y gestionarla debe ser un mecanismo de supervivencia. Porque como declaraba Zweig, "ninguna culpa se olvida mientras la conciencia lo recuerde".

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