CASTELLÓ. Quién sabe si la mayoría de proyectos culturales que la provincia tiene pendientes estarán listos en 2023. Aunque es año de elecciones y, por lo tanto, año de sacar músculo de los hitos logrados, las rehabilitaciones suelen encontrar muchas piedras por el camino, incluso antes de empezar a desallorarse. Ideas que no encuentran financiación, proyectos que se reelaboran una y otra vez, o licitaciones que quedan desiertas al no haber ninguna empresa interesada. No son pocas las idas y venidas que tienen los espacios antes de lucir terminados. Sea como sea, Castellón acogerá en los próximos meses -y años- la apertura de nuevas instalaciones que no solo necesita la sociedad, sino también el propio sector cultural. Desde Castellón Plaza repasamos algunos de ellos.
Es la futura Ciutat de la Música una de las principales cuentas pendientes que tiene Castelló. Un proyecto que responde a años de ruego por parte de los conservatorios de la ciudad, quienes actualmente comparten espacio con la Escuela de Arte y Superior de Diseño, y quienes demandan unas mayores infraestructuras. Tanto unos como otros han de repartirse un mismo edificio que no termina de cumplir con las necesidades de ninguno. Denuncian las escuelas que no cuentan con suficiente espacio ni con unas condiciones acústicas deseadas. En efecto, el Conservatorio Superior ha de dar clases por la mañana, mientras que el Profesional por las tardes, sin poder en ningún caso contar con aulas donde ensayar o ampliar la formación. Ante esto, el proyecto, que será financiado por el Consell y gestionado por el Ayuntamiento, plantea crear tres edificios independientes en los que se instalarán ambos conservatorios, así como el de danza, que se ubica provisionalmente en el IES La Plana.
Un ansiado deseo que podría cumplirse en dos años. Castelló prevé inaugurar la Ciutat de la Música, la cual se ubicará en el solar de Taxida (junto a la Ciudad de la Justicia), en 2025. Por el momento, el último paso que las instituciones han dado ha sido la entrega, por parte del Ayuntamiento, del informe de necesidades. Tras ello, se espera que la Conselleria de Educación publique en el Diari Oficial de la Comunitat Valenciana el concurso de ideas del proyecto, que también contempla construir un pequeño auditorio para hacer actividades municipales y conciertos de banda.
Está el Museu d'Art Contemporani de Vilafamés (MACVAC) pendiente también de una reforma, la de la Casa Abadía, que tendrá un efecto directo en su actividad. Con su rehabilitación, el museo, que toca pared con pared con el edificio, ganará hasta 350 metros cuadrados, ya que una de las principales acciones pasa por derruir el tabique que los separa. También, las obras van a permitir el reacondicionamiento de las tres plantas de la Casa Abadía, donde el museo trasladará toda la parte burocrática y administrativa, y también el almacén. En su caso, se contaba con que las nuevas instalaciones estuvieran listas para el verano, pero no será al menos hasta finales de 2022 cuando terminen. La diputada de Cultura, Ruth Sanz, explicó a este diario que la empresa responsable de los trabajos se ha topado con varios imprevistos y ha tenido que cambiar los pliegos del proyecto, retrasándose así su apertura.
También Borriana tiene previsto transformar su principal contenedor cultural, la Mercè. Es aquí donde tienen lugar la mayoría de exposiciones o conciertos de la ciudad, entre otros, los que cada año programa el festival emac. Además, el edificio -el más antiguo del municipio-alberga en sus instalaciones la Biblioteca Municipal, el Museo Arqueológico y un jardín donde no solo se celebran conciertos, también se pueden observar vestigios de hace cientos de años. Ahora bien, el edificio que fue fundado en 1954, se rehabilitó por última vez en 1991. Según explica el concejal de Cultura, Vicent Granal, no son pocos, en efecto, los desperfectos que hay que arreglar.
El Ayuntamiento invertirá casi un millón de euros para reformar la parte trasera de la casa, mejorar el almacén del museo de arqueología-que duplicará su tamaño-, restaurar las dos grandes fachadas, remodelar el jardín arqueológico y reformar la biblioteca. La empresa El Fabricante de Espheras ha sido la encargada de redactar el proyecto básico de rehabilitación, que recientemente ha sido licitado. No obstante, las obras se realizarán en dos fases y en dos anualidades para solucionar, también, los problemas de humedad y filtraciones. Una "intervención fundamental y la más trascendental en relación al patrimonio del municipio", según apunta Granal, que debería estar lista en un par de años.
Todo apunta a que el Palau-Castell de Betxí estará listo en 2023, después de una década en obras. Hace poco más de un mes el Ayuntamiento sacó a licitación la última fase del proyecto, con lo que la previsión es que esta joya arquitectónica, construida a finales del siglo XVI, esté terminada a finales de verano del próximo año. Además de recuperar las instalaciones declaradas Bien de interés Cultural, y las cuales se han ido abriendo progresivamente al público, el interés de la institución es convertir el edificio en un espacio cultural, donde ya han habido, de hecho, conciertos, exposiciones o recitales. Pero además, uno de los puntos más ambiciosos del proyecto ha sido la recuperación del antiguo Teatre Liceu, para el que el Ayuntamiento no solo tiene previsto programar representaciones, sino también otros actos culturales. "No habrá un patio de butacas. Lo adaptaremos a un uso público y más dinámico donde, depende de lo que se quiera hacer, se aplicará un mobiliario u otro". Y es que ya goza en la actualidad el municipio de un auditorio público.
Una "biblioteca 5.0", que también sea una "plaza urbana de la cultura". El Ayuntamiento de Castelló presentaba a finales de mayo la propuesta de rehabilitación de la biblioteca de la calle Mayor. Una biblioteca que, como señalaba la misma concejala de Cultura, Verònica Ruiz, ahora parece sacada "de otro siglo", al contar con "unas instalaciones anticuadas y poco actualizadas" y sufrir una "falta de espacio". Precisamente, era la transformación de la biblioteca uno de los puntos más ambiciosos de su programa electoral. Sin embargo, los planes se torcieron- lamenta Ruiz- con la llegada de la pandemia que alteró los presupuestos y la urgencia de los proyectos.
No ha sido, en efecto, hasta hace un par de meses que el consistorio ha decidido retomar el proyecto con la petición a Europa de incluir está actuación en los fondos Next Generation. El Ayuntamiento solicita que el programa aporte 2,6 millones de los 4,2 del presupuesto total, mientras que el resto, 1,6 millones, lo asumirá el consistorio de la capital. Por el momento, no ha habido respuesta oficial, aunque sí se ha desvelado cómo será la transformación del ente público.
La planta baja se concibe como un "intercambiador urbano", un espacio devuelto a la ciudad que integra elementos de uso público como el espacio para bicicletas o buzones inteligentes. Mientras que el sótano se destinará al depósito de libros. A su vez, el espacio incluirá multitud de conexiones con espacios exteriores como balcones, terrazas o el mismo patio. Y la vegetación será uno de los grandes atractivos del lugar.
Otra de las reformas que hay en marcha en la provincia es la de un espacio totalmente al aire libre: el recinto de festivales de Benicàssim. Fue en 2020 cuando el Ayuntamiento anunció un plan de adecuación, aprobado por la Generalitat Valenciana, para mejorar sus instalaciones, reforzar la seguridad y minimizar el impacto acústico en las zonas residenciales del municipio. Además, la pretensión del consistorio, ahora propietaria de los terrenos, es darle un vuelco a la explanada de conciertos. Lo que se quiere es generar un recinto que pueda albergar eventos durante todo el año, más allá de las grandes citas del verano como el FIB o el Rototom. Para hacerlo posible, tal y como apuntó en su día la alcaldesa Susana Márquez, es necesario "acondicionar los espacios verdes, los aseos públicos", así como "reordenar los escenarios e instalar pantallas acústicas". Unas mejoras, que sin embargo, tardarán en producirse.
El recinto, que acaba de despedir una tercera edición del festival Mar de Sons, únicamente se ha enfrentado a la primera de sus actuaciones, la de la "insonorización", que empezó a trabajarse en mayo del año pasado y todavía no se ha terminado.