CASTELLÓ. La alcaldesa de Castelló, Amparo Marco, admite la posibilidad de mantener los plenos telemáticos por la covid-19. Aunque la voluntad pasa por recuperar las convocatorias presenciales, la realidad de la pandemia obliga a seguir criterios de prudencia para preservar la integridad de los concejales, postura que defienden algunos grupos municipales, como Ciudadanos.
En cualquier caso, la primera munícipe piensa encargar un segundo informe al departamento de riesgos laborales para determinar si, ante las nuevas normas sanitarias, se pueden recuperar las sesiones asistenciales. Más cuando para septiembre están previstas dos: una de carácter extraordinario, el 17, por el debate sobre el estado de la ciudad; y otra, ordinaria, el 24.
"La salud pública está por encima de intereses, caprichos y opiniones. Hay que cumplir la legalidad y el Ayuntamiento debe ser un ejemplo para la ciudadanía en este sentido. Si no se pueden hacer los plenos presenciales, seguiremos con los virtuales", asegura Marco.
El problema para recuperar la normalidad parlamentaria reside en el salón de plenos, cuyas dimensiones solo permiten la afluencia de un máximo de 26 personas para respetar la distancia social, según riesgos laborales. La corporación está compuesta por 27 ediles, a los que hay que sumar, al menos, tres funcionarios para el habitual desarrollo de la sesión (la secretaria, el interventor y una ordenanza). En total, 30 participantes, cantidad que supera las recomendaciones de los servicios de prevención.
La alternativa de trasladar provisionalmente las convocatorias a otro inmueble de titularidad municipal, como el Menador, tampoco convence a Marco, ya que requiere de un gasto adicional por cuestiones logísticas. "Habría que invertir en la vídeo acta [sistema digital de grabación] y pienso que el dinero público se debe utilizar para otras cosas mucho más importantes", subraya la alcaldesa.
Una tercera opción, como reducir el número de regidores presentes en el pleno (a un tercio, por ejemplo), genera división de opiniones entre los partidos. Los mayoritarios consideran que se verían más perjudicados que los minoritarios al tener que escoger entre sus concejales, de manera que la solución no termina de convencer.
Ante esta tesitura, gana fuerza la idea de dejar las cosas como están. El Ayuntamiento de Castelló lleva desde el 22 de abril empleando la fórmula de las sesiones virtuales para mantener la actividad interna. Contratiempos informáticos impidieron implantar el programa Zoom en las primeras semanas tras declararse el estado de alarma el 14 de marzo. Sin embargo, una vez solucionadas las dificultades técnicas, las videollamadas se incorporaron con naturalidad en la rutina de los regidores. No solo para convocatorias públicas, sino también para reuniones de grupo.