CASTELLÓ. Una ola de grafitis parece haber tomado las fachadas de numerosos colegios del estado. Hasta festivales se hacen de ello. Los maestros lo ven como una forma directa de aproximar el arte urbano a los más pequeño. Los padres suelen aprobar esta mirada más moderna de las aulas donde sus hijos pasan la mayoría de sus horas. Y los artistas llegan atraídos por un proyecto social que aúna educación con pintura. Pues bien, entre la extensa lista de proyectos que nacen bajo este prisma, en Ibiza habita el Medusa Art Festival. Una cita que, a pesar de llevar solo dos ediciones en marcha, ha logrado atrapar el legado artístico del chileno Mono González; Suso 33, uno de los muralistas más reconocidos de nuestro país; o el creador de Benicarló, Move. Todos ellos -junto a Hosh, Sebastián González y Tono Cruz- trabajan ahora mismo en los colegios CEIP Poeta Villangómez, CEIP Portal Nou, CEIP Sa Blanca Dona y la escuela de adultos CEPA Pitiüses. Escenarios hasta el 1 de junio de hasta cuatro intervenciones urbanas, así como talleres y exposiciones, como la del mismo González.
Más de 30 años lleva Move -también Óscar Forner- pintando grafitis por la calle. Sin embargo, la propia precariedad de la profesión le llevó a abrir en 2012 Movectors, una empresa de diseño gráfico y serigrafía que nutre principalmente su actividad de diseñar camisetas y sudaderas. "Es un negocio que me permite subsistir, pero que me permite también mezclar todas mis inquietudes", señala el artista. Y es que además de los encargos a particulares o comercios, también se atreve a desarrollar sus propias creaciones. Es además está "comodidad", la que le ha permitido ahora participar en el Medusa Art de Ibiza. "Nunca iría a pintar 'pajaritos' en una escuela. Por eso, triunfa este proyecto, porque además de ser educativo te permite llevar el trabajo a tu terrero. Todos los invitados somos artistas con un estilo muy marchado. Mono González vivió la época de Pinochet y todo eso ha de quedar reflejado", expone el castellonense que, en esta ocasión, centrará su creación en el llettering.
Con tantos años de creación de por medio, esta no ha sido ni mucho menos la primera vez que Move ha dejado su impronta en un festival. En 2017 fue el artista escogido para inaugurar el Museu d'Art Urbá de Benicarló. Una iniciativa a cargo de participación ciudadana del Ayuntamiento, que además de decorar inicialmente dos murales, elaboró una especie de catálogo de fachadas de la ciudad que podían ser intervenidas. En su caso, el artista trasladó hasta la pared de la pista deportiva del Paseo Marítimo, una serigrafía propia inspirada en la misma ciudad. "Esta intervención -pese a mi experiencia- no hubiera sido posible sin la ayuda de mi asiste Hosh, graffitero y artista plástico de Ibiza", con quien precisamente ahora participa en el Medusa Art.
Todo empezó para Óscar Forner cuando sus padres le compraron su primer ordenador en 1997. Un regalo que más allá de los videojuegos, sirvió de herramienta para encontrar su propia vocación. "Siempre había sido amante del dibujo, pero vi que con estos programas podría llegar a otro nivel hasta entonces inimaginable para mi." El artista fue sintiendo una fuerte atracción hacia el freehand y el dibujo vectorial, así que -gracias al asesoramiento de un profesor- decidió decantarse por el estudio de diseño gráfico. La suerte llamó a su puerta y consiguió trabajo nada más terminar la carrera en Benicarló. Sin embargo, tentado por formarse más, decidió apuntarse en la Escuela de arte y diseño de Amposta, donde realizó hasta un Grado Superior en Gráfica Publicitaria. De ahí llegaron pequeños proyectos, pero sobre todo una vida de freelance que le permitía desarrollar proyectos propios. Y que todavía mantiene, aunque de forma autónoma.