En un mundo marcado por la incertidumbre económica y social, humanizar el ámbito empresarial se convierte en un tema urgente que se debe afrontar. Durante las últimas décadas, las compañías convencionales, basadas en la tradición fordista, han enfatizado la importancia de la tecnología y los resultados financieros por encima del bienestar de los trabajadores. Sin embargo, cada vez son más las voces autorizadas, tanto desde el ámbito académico como empresarial, que se manifiestan en contra de este enfoque, pues, aunque puede dar ganancias en el corto plazo en el largo plazo es insostenible. En consecuencia, es necesario y urgente poner el rumbo hacia un modelo de empresa más humano, que pueda beneficiar tanto a las personas como a la propia organización y, lo que es más importante, a la sociedad en su conjunto.
"No solo de la ética nace la humanización de las empresas, sino también de la estrategia"
En los últimos años, hemos podido observar que la gestión empresarial tradicional ha quedado obsoleta. La mayoría de las herramientas y metodologías utilizadas han fracasado, mostrando su distanciamiento de las necesidades humanas actuales. Las empresas que aún ven a los trabajadores como recursos sustituibles mantienen un entorno laboral verdaderamente aterrador y alienante, que daña la salud de los trabajadores y los resultados empresariales. Sin embargo, las organizaciones centradas en la persona demuestran, una y otra vez, que la humanización, además de ser más ética, también es más rentable para la compañía. Por lo tanto, una organización que cuide el bienestar de sus empleados actuará más eficientemente y será más agradable trabajar en ella. El principio es simple: si una empresa se preocupa por los empleados, los empleados se preocupan por los clientes, y los clientes hacen que el negocio sea viable. Esta regla bastante simple «el bienestar humano genera beneficio financiero» debería ser el modelo para todas las organizaciones, tanto privadas como públicas. La honestidad, la lealtad y la confianza de los empleados son activos intangibles muy valiosos. Sin ellos, conseguir la satisfacción y fidelidad de los clientes sería una tarea titánica.
A diferencia de lo que podrían pensar la mayoría de los empresarios convencionales, la humanización de la empresa no reduce los beneficios. Por el contrario, las organizaciones que fomentan un entorno laboral digno, motivador y ético son más competitivas. La clave está en que los trabajadores satisfechos son más productivos, creativos y leales; generando menos rotación, absentismo y conflictos laborales, lo que, en definitiva, disminuye los costos y facilita la retención de talento. Además, las empresas humanizadas inspiran confianza en la sociedad y fortalecen su reputación, consiguiendo una ventaja que se traduce en una mayor captación y retención tanto de clientes como de aliados estratégicos.
El camino hacia la empresa humanizada implica un cambio profundo de la cultura organizacional y, sobre todo, del modelo de liderazgo. En este nuevo modelo, los líderes han de ser ejemplos de integridad, compromiso y empatía, y, por lo tanto, han de promover la honestidad, la justicia y la generosidad en sus decisiones. También, deben crear un clima de confianza, colaboración y promover relaciones basadas en la honestidad y el respeto mutuo. Poniendo énfasis en satisfacer no solo las necesidades materiales de sus colaboradores, sino también las emocionales y sociales. En otras palabras, este nuevo tipo de liderazgo no es solo una necesidad para conseguir una organización más humanizada, sino que también es la llave para alcanzar el éxito, tal como prueban cientos de evidencias académicas a lo largo de los últimos años, principalmente en el área de Organización de Empresas.
A modo de conclusión, podemos decir que aquellas empresas que cumplen con los objetivos éticos y sostenibles tienden a contar con empleados más comprometidos y leales. No solo de la ética nace la humanización de las empresas, sino también de la estrategia. En un mundo empresarial vertiginoso, donde la capacidad de innovación y adaptación son fundamentales, las organizaciones que se inclinen por poner en el centro de su estrategia a los empleados tendrán un mejor desempeño y serán más sostenible. Por este motivo, invertir en bienestar humano, al final, es invertir en éxito y sustentabilidad empresarial.
Pedro Juan Martín Castejón
Miembro del Consejo Directivo de Marketing y Comercialización (CGE)
Profesor de Marketing en la Universidad de Murcia y ENAE Business School