CASTELLÓ. La cárcel de Albocàsser acumula problemas en lo que a limpieza se refiere. Y no extraña si se conocen los antecedentes de la empresa encargada de este asunto. Netalia es la heredera de la antigua Limpiezas Raspeig, que acumula numerosos expedientes por incumplimientos de contrato y fue excluida de las licitaciones públicas precisamente por esta razón.
Pero es que la compañía que le ha tomado el relevo sigue actuando de la misma forma. Uno de los ejemplos más evidentes está en la prisión de Castellón II, donde actualmente no presta el servicio que le fue encargado. Pero esto no le impide seguir cobrando por ello, denuncia el responsable de Acción Sindical de CCOO Construcción y Servicios en Castellón, Jordi Riera.
De hecho, tal y como ha criticado también el sindicato CSIF, la situación ha llegado a tal punto que son los propios internos los que se encargan de la limpieza de la prisión, incluso de las zonas reservadas a los funcionarios.
No en vano, las tres mujeres que venían prestando el servicio contratadas por Netalia se encuentran actualmente "de baja médica por problemas psicológicos", recalca Riera. Las tres han llegado a esta situación tras medio año sin cobrar y después de que la empresa "no conteste a nuestras llamadas y mensajes", denuncian las trabajadoras.
Una experiencia pésima la que acumulan estas empleadas, residentes en el entorno de la prisión, y que ya habían vivido situaciones similares: "Con alguna otra empresa tampoco cobramos unos meses y tuvimos que imponer una demanda de cantidad, aunque no fue tanto tiempo como con esta".
Y lo más sorprendente es que Netalia ha provocado esta situación en solo unos meses. No en vano, la compañía alicantina tiene encargada la limpieza de las áreas de trabajo de los funcionarios (oficinas, rastrillos, cuerpo de la Guardia Civil, baños, etc.) desde marzo... y la seguirá prestando hasta la finalización del próximo febrero.
Cuando se hizo cargo del contrato, nueve personas realizaban las tareas de limpieza. Pero en seguida la empresa alegó que, por causas económicas, debían pasar a ser cuatro las limpiadoras; y en junio una de las trabajadoras dejó el puesto debido a que ya no percibía, como sus compañeras, el salario que le correspondía. A partir de entonces, las vacaciones y las bajas médicas han hecho que no se pueda prestar el servicio de forma adecuada, hasta el momento actual, en que desde hace aproximadamente un mes no hay personal externo que se encargue de la limpieza.
Además del perjuicio al centro y las trabajadoras, no solo en materia económica, sino también hasta el punto de afectar a su salud, Riera destaca lo incomprensible de la situación: "Es muy triste que la Administración no tenga recursos para rescindir estos contratos con un incumplimiento tan evidente... y que la empresa siga cobrando dinero público sin dar servicio".