VALÈNCIA. El futuro de la Comunitat Valenciana es sostenible o no será. Un hecho que comporta una serie de cambios y de equilibrios, como puede ser la actividad turística, que tiene por delante desafíos como hacer rentable una actividad sin dañar el medioambiente, generando riqueza y creando valor al territorio donde se desarrolla. “La sostenibilidad tiene que empezar por su parte económica porque si no somos capaces de hacer una actividad rentable poco podremos hacer por una actividad sostenible. Después, tenemos que hacer una sostenibilidad social; es decir, el efecto riqueza del turismo tiene que implicar a toda la sociedad, especialmente en las poblaciones y en los trabajadores que están vinculados directamente al sector. Y la tercera pata es la medioambiental pues debemos tener una actividad económica que cada vez sea más respetuosa con el medioambiente”, detalla Nuria Montes, consellera de Innovación, Industria, Comercio y Turismo, sobre las líneas básicas de actuación en materia de sostenibilidad.
En ese camino las políticas públicas son fundamentales, pues el sector turístico está muy fragmentado y en su mayoría está integrado por pequeñas empresas, que no tienen tantos recursos como las grandes. Por ello, es fundamental alinearlas a esa estrategia de destino –“ninguna empresa podrá realizar estrategias de sostenibilidad si ese destino en su conjunto no es sostenible”—. Una importancia del sector público que se comparte por igual con el sector privado pues “ambos tienen que transitar por el mismo camino y tienen que compartir los mismos objetivos”. Por suerte, comenta, “estamos llegando a la convergencia perfecta, a ese camino donde nos estamos uniendo las dos partes, pública y privada, y caminando juntas”. Dos patas que requieren de la innovación para esa estrategia de sostenibilidad, pues “sabemos que una gran parte de los esfuerzos de innovación ahora mismo se están destinando al desarrollo de productos relacionados con la sostenibilidad ya que innovación y sostenibilidad son indisolubles”.
Una estrategia turística centrada en la sostenibilidad que ya está consolidada a la Comunitat Valenciana, una de las principales comunidades a nivel turístico de España —junto a Islas Baleares, Andalucía, Cataluña y Canarias—. Tanto que Nuria Montes augura que “seremos el primer destino turístico como comunidad autónoma que obtenga la certificación de sostenibilidad global y desde luego ayudaremos al resto de destinos porque todos tenemos que transitar en ese camino también”. Para ello, es también imprescindible el capital humano, que Montes lo considera “esencial” pues “es nuestro factor diferencial y esa idea de hospitalidad que hemos inculcado es la que ha impregnado a nuestra actividad turística, la que nos ha hecho ser diferentes al resto”. Una hospitalidad que está relacionada con la sostenibilidad social pues “somos consumidores y ciudadanos por lo que tenemos que interiorizar esas mismas estrategias en nuestro día a día para que sea más fácil que las pongamos al servicio del sector turístico”.
Uno de los grandes problemas a los que se enfrenta una ciudad turística es la masificación, problemática que para Nuria Montes se ha generado a raíz de “las plataformas tecnológicas que permiten la hotelización de las viviendas, lo que ha roto el equilibrio en algunos destinos que pueden considerar que están más masificados porque reciben más turistas de los que pueden soportar”. Realidad que la consellera rechaza que ocurra en la Comunitat Valenciana, aunque insta a tomar medidas para que eso no ocurra: “En la Comunitat Valenciana no hay ningún problema de masificación ni turismofobia, pero es el alojamiento reglado el que tenemos que defender por encima de todo y perseguir de manera inflexible a la economía sumergida que se produzca en el alojamiento o en cualquier manifestación de la actividad turística”. Y es que, como apunta la consellera, “no genera empleo, recursos y es un modelo contrario de la estrategia que estamos siguiendo en sostenibilidad porque esa economía sumergida es un modelo que se centra exclusivamente en la generación de ingresos para sus propietarios”.
Como ejemplo de esa capacidad de carga pone a la ciudad de Benidorm, que tiene 70.000 habitantes de derecho y en agosto roza las 400.000 personas y “el destino no se resiente porque está bien diseñado para este fenómeno turístico que es capaz de multiplicar por seis su población sin que el municipio tenga ningún tipo de fractura”. En cambio, comenta que València tiene un millón de habitantes y 15.000 plazas hoteleras por lo que “echar la culpa al turismo reglado de una masificación no es cierto, lo que hay que buscar son esas vías de economía sumergida porque es ahí por donde se nos pueden ir las ganancias en materia de sostenibilidad”.
Una realidad a la que se debe hacer frente de manera compartida, pues como apunta Nuria Montes “somos ciudadanos y turistas, y tenemos que tener un comportamiento responsable, ser muy selectivos a la hora de determinar nuestros destinos, nuestros hoteles y primar a aquellos que hacen las cosas muy bien en esta materia sobre aquellos que no han invertido”. Pero Montes no envía un mensaje de alarmismo, todo lo contrario: "mi mensaje es de confianza y de esperanza y para hacer todo esto no es necesario crear ningún impuesto. Los turistas en la Comunitat Valenciana pagan de impuestos alrededor de 4.000 millones de euros, con lo cual creemos que la aportación al erario público en impuestos es suficiente como para financiar la estrategia de sostenibilidad y muchísimas más cosas”. Por ello, insiste, “vincular una figura impositiva con una estrategia de sostenibilidad es una ficción que alguien ha querido crear para, precisamente, los que hemos derogado la tasa turística decir que es que no tenemos ninguna estrategia o vamos a perjudicar la sostenibilidad del destino. Nada más lejos de la realidad. Nosotros tenemos muy claro el camino que transitar y tenemos muy claro también que no hace falta penalizar económicamente a nuestros turistas para eso”.
En cuanto a los proyectos de futuro, Nuria Montes cometa que todas las líneas de actuación en materia turística tendrán un componente de sostenibilidad dentro de ellas, fiel reflejo del lema de este año: Actitud Sostenible. “Un lema escogido porque no solo tenemos que hacer cosas sino que además tenemos que mostrar, enseñar e impregnar en nuestra actitud diaria de todos los actores del turismo y de todos nuestros consumidores”, comenta sobre un factor “tremendamente reivindicado”. Tanto, que comenta que “ahora mismo difícilmente un destino que no tenga una clara estrategia de sostenibilidad va a operar en los mercados internacionales porque están exigiendo precisamente ese tipo de estrategias”.