VALÈNCIA. La riada provocada por la Dana el pasado octubre ha generado cantidades ingentes de residuos que yacen acumulados en vertederos y que no tienen intención de ser reciclados. Una catástrofe no solo humanitaria, sino también medio ambiental dada la numerosa siniestralidad provocada a nivel de vehículos, arrastre de plásticos y demás residuos que no tendrán una segunda vida. "Pedimos que la administración se deje ayudar para que los residuos de la Dana no terminen en vertederos", señala Paula Sánchez, co-founder y CEO de Co-circular.
La fundadora de Co-circular explica cómo, al inicio de la emergencia, mapearon soluciones para abordar el reciclaje con el fin de poner en contacto a toda la cadena de valor. "En una situación tan extrema, lo que hicimos fue ver los tipos de residuos generados como coches y lodos", señala. Los recicladores se lanzaron a la calle para poner sus recursos de forma gratuita. Sin embargo, Sánchez insiste en la necesidad de remunerar estos servicios. Fue entonces cuando se pusieron en contacto con la administración pública.
"Al principio empatizaba, pero pasan tres semanas y si no hemos hablado con 30 ó 40 personas no hemos hablado con ninguna entre diputación, ayuntamientos, Generalitat y el ministerio", asegura la fundadora de Co-Circular. "Hemos ofrecido nuestra ayuda como empresa experta, en grupos de trabajo alrededor de los residuos. Y no ha habido manera de que nos den acceso ni nos hayan hecho partícipes de nada. Grupos de trabajo bien organizados no hay, y es algo que traslada la gente desde dentro", lamenta.
Sánchez critica que no se cuente con empresas para abordar esta tarea, que no se está acometiendo. "Teníamos una empresa de Murcia que recogía baterías de coches, pero necesitaban transportistas. Sin embargo, la administración dice que es muy complicado", señalan. "Ha sido una pérdida de tiempo de conversaciones, de emails, que no han llevado a ningún sitio y ahora estamos preparando otros planes de acción para ir a la empresa privada, polígonos y ayuntamientos para canalizar de una forma más ágil", reconoce.
La fundadora de Co-circular recalca que no se trata de llevar los residuos a una campa y no pensar. "Desde el punto de origen del residuo también se puede derivar a otras gestoras o espacios donde sí se puedan tratar. Desde la campa se puede canalizar diferentes tipos de residuos", insiste. La compañía iniciaba la pasada semana junto a una ONG una prueba piloto con un grupo de voluntarios para sacar de los arrozales plástico. "Plástico duros de macetas, plásticos finos con sacas, separamos también el poliestireno y otra serie de residuos que retiramos al borde de la carretera para que, con la ayuda de una gestora, se ha comprometido a recoger esos residuos diferenciados y separados de los campos de arroz para tratarlos de forma adecuada", reconoce.
"Son dos días de trabajo bien hecho y la alternativa era arrasar campos o que los agricultores movieran la tierra para la próxima siembra, y que chupara la tierra los residuos. ¿Qué arroz vamos a comer con residuos en capas inferiores de la tierra?", insiste. "Es un pequeño piloto, pero hemos sido capaces de llevarlo a cabo sin medios"". Sánchez recalca la importancia de reciclar los grandes electrodomésticos, por ejemplo. Hay mucho residuo peligroso de líquidos en las propias campas y no está bien adecuadas para que no filtre a la tierra", señala.