CASTELLÓ. La decisión del president de la Generalitat, Ximo Puig, de apostar por Rafa Simó como recambio de Francisco Toledo al frente del puerto aboca a la alcaldesa de Castelló, Amparo Marco, a impeler una profunda reorganización de su grupo municipal. La empresa resulta especialmente compleja y llega en un momento inoportuno. No solo por la crisis derivada de la covid-19. También por el afianzamiento del equipo confeccionado por la munícipe socialista, a pleno rendimiento con el propósito de afrontar un escenario inédito para la ciudad.
Al tratarse de un nombramiento directo, con un único responsable -el jefe del Consell-, Marco se ve obligada a aplicar un reajuste de competencias entre sus concejales que difícilmente se va a asemejar al que existe desde la firma del Acord de Fadrell. Incluso, la remodelación amenaza con salpicar a los otros dos socios, Compromís y Podem-EUPV, teniendo en cuenta que la marcha de Simó afecta de lleno a las cinco áreas que componen el organigrama del ejecutivo local.
Los ejes de actuación y las delegaciones de los 15 ediles del tripartito parten de cinco grandes bloques: Gobierno Interior, Ciudad de las Personas, Desarrollo Económico Sostenible, Sostenibilidad y Lucha contra el Cambio Climático y Ordenación del Territorio. Esta última, desempeñada todavía por el futuro presidente de la Autoridad Portuaria, incorpora como competencias estrella Obras y Proyectos Urbanos y Urbanismo. Ambas comisiones tienen gran calado en la gestión municipal, como también la portavocía del ejecutivo, responsabilidad que igualmente ostenta Simó. Por tanto, Marco debe decidir en las próximas semanas quién o quiénes van a asumir esas delegaciones.
Dos nombres aparecen en las quinielas: David Donate y José Luis López. El primero ha adquirido peso dentro del equipo de gobierno como edil de Hacienda, siendo una pieza esencial en la elaboración de los presupuestos. El segundo se ha ganado los elogios hasta de la oposición por su labor en Bienestar Social. Además, desde principios de mayo ejerce como altavoz del grupo socialista en los plenos, sin olvidar su protagonismo en la comisión de investigación de la sala de Emergencias y la Policía Local.
Ambos regidores se han convertido en hombres fuertes de Marco y a nadie le sorprendería que incrementaran sus cometidos con la nueva reestructuración por la marcha de Simó.
Tampoco está claro qué rol jugará Mónica Barabás en el grupo socialista, ya que sustituirá al anterior al tratarse de la siguiente en la lista (el PSPV cuenta con 10 munícipes en la corporación y ella ocupa el puesto número 11). Actualmente asesora de alcaldía, ejerció como concejala en la pasada legislatura apenas unos meses (de marzo a mayo de 2019), cuando se produjo la dimisión de Antonio Lorenzo tras declarar ante la policía en el marco de la investigación judicial sobre la emisión de facturas falsas en la Subdelegación del Gobierno.
Fuentes cercanas a la alcaldesa aseguran que ésta aún no ha tomado ninguna decisión sobre la reorganización, ni tampoco tiene prisa por hacerlo. Tanto la renuncia de Simó al acta de edil como la toma de posesión de su sucesora deberán pasar por pleno y hasta septiembre no se celebrará ninguno por las vacaciones de agosto.
Del mismo modo, para que el nombramiento del nuevo presidente de PortCastelló se haga oficial, primero habrá de publicarse en el Boletín Oficial del Estado (BOE), lo que se prevé para dentro de unas semanas.
En consecuencia, Marco dispone de tiempo suficiente para reflexionar sobre cómo desea que quede el esquema del equipo de gobierno. Cabe advertir que el PSPV, por su preeminencia en el Fadrell, goza de la portavocía del tripartito, así como seis de las nueve tenencias de alcaldía.
El espacio comercial más emblemático de Castelló sopla las velas de sus tres cuartos de siglo desde aquel 21 de diciembre de 1949 en que fue bendecido por el arcipreste Balaguer. Ahora afronta su más importante remodelación, que desde enero de 2026 obligará a un traslado temporal de sus puestos a una carpa en la plaza Santa Clara