CASTELLÓN. El portavoz socialista en el Ayuntamiento de Castelló, Rafa Simó, hace balance de la legislatura a siete meses de las próximas elecciones. Reconoce que el equilibrio de fuerzas que sustentan el gobierno ha sido complicado, pero pone el acento en los objetivos logrados. El Plan General representa su mayor reto como concejal de Ordenación del Territorio y uno de los principales objetivos del Pacte del Grau, un acuerdo al que augura próxima edición.
- El gobierno municipal encara ya la recta final del mandato con objetivos aún por cumplir, ¿el Pacte del Grau era demasiado ambicioso?
- Veníamos de una legislatura, la de 2011 a 2015, en la que la oposición apenas tenía acceso a la información, la mayoría de preguntas de comisiones plenarias no se contestaban, los datos de esta casa eran muy restringidos. Así que pecamos todos de ambiciosos y de falta de contacto con la realidad, no teníamos la información suficiente para calibrar el Pacte del Grau. Es verdad que conforme aterrizamos y fuimos poniendo las propuestas sobre la mesa, nos dimos cuenta de que algunas no las podíamos completar en este mandato, porque requieren más de una legislatura, y en otros casos no tenemos las competencias suficientes o contradicen una serie de normativas que no dependen de nosotros. Es complicado gestionar las expectativas y hacer entender que no podemos llevar a cabo todas las cosas que nos gustaría en tan solo cuatro años.
- ¿Cuáles son las medidas que quedarán en el tintero?
- En temas relacionados con vivienda y medio ambiente nos queda mucho camino por hacer. Son dos competencias en las que tiene más que decir la Generalitat que el ayuntamiento y eso nos está generando muchísimos problemas. Por un lado, nos está costando muchísimo controlar el parque de vivienda y, por otro, en sostenibilidad y calidad de aire las competencias dependen más de la Conselleria de Medio Ambiente, lo que plantea más dificultades.
- Otro de los grandes retos de esta legislatura era sacar adelante el Plan General, que está en tramitación…
- Es el proyecto más intenso y más duro. Es imposible contentar a todo el mundo y más en un momento como el actual en el que ha cambiado el paradigma y se ha pasado de un urbanismo de desarrollo a uno más sostenible, sin tantos metros de desarrollo y urbanización. Después de la crisis ese cambio de paradigma urbanístico en la ciudad de Castellón no se había producido aún y con el nuevo Plan General se tenía que dar el paso. Esto genera una serie de polémicas con algunos propietarios y vecinos que están siendo complicadas, pero aparte de ser un proyecto duro, es ilusionante porque ofrece la oportunidad de diseñar el Castellón que soñamos en los próximos años. Lo que más nos cuesta explicar a la gente es que el planeamiento urbanístico no tiene soluciones inmediatas, sino a medio y largo plazo.
- ¿Cómo ha sido gobernar junto a Compromís?
- Las relaciones han sido buenas. Lo que pasa es que ni los políticos, ni los medios de comunicación, ni la ciudadanía en general estamos acostumbrados a gobiernos de coalición. Es normal que haya tensiones cuando gobiernas en coalición, pero creo que siempre se ha primado el bienestar de la ciudadanía y lo mejor para Castellón. Si comparas con otras ciudades que también estaban en coalición, creo que la capital de la Plana es un buen ejemplo de gobierno. Tanto nosotros como el Govern del Botànic hemos demostrado que gobernar con pactos es incluso mejor para la ciudadanía porque al final tienes que someter todas las acciones a un consenso con los compañeros. Eso siempre requiere repensar las actuaciones y, en definitiva, es bueno.
- Con Castelló en Moviment, en cambio, las tensiones han sido más patentes…
- Cuando decidieron no entrar en el gobierno se quedaron en una situación complicada y yo, que intento empatizar con todo el mundo, creo que ciertos gestos que hacen, ciertas rupturas que escenifican responden al hecho de haberse quedado en tierra de nadie. Son la peor y la mejor oposición que tenemos, según cómo se mire. Son los que más nos aprietan en temas que nos gustaría llevar adelante, pero, por otra parte, a veces les cuesta entender lo complicado que es el día a día de la administración y que, afortunadamente, no todo depende de la voluntad política sino de la capacidad de trabajo y del cumplimiento de normativas. Entiendo que tienen que buscar su espacio, contentar también a los suyos, que estando en el gobierno no necesitarían de ciertas puestas en escena, pero lo entiendo y en su lugar haría exactamente lo mismo.
- ¿Si se dan las condiciones electorales, habrá segunda edición del Pacte del Grau?
- Si hay posibilidad de reeditar el acuerdo en unas condiciones similares o no a las que hubo entonces será una buena noticia para la ciudad porque significará que el bloque progresista suma para poder llegar al gobierno. Ese es el primer hito que no tenemos que perder de vista, no vaya a ser que, mientras nosotros discutimos por un puñado de votos, la derecha nos adelante. Y en cuanto a las condiciones, yo creo que es muy pronto para hablar de ello, pero lo que sí me gustaría es que Castelló en Moviment entrara en el gobierno, eso lo tengo clarísimo. A ellos les costaría mucho tomar la misma decisión que tomaron en 2015 de no entrar en el ejecutivo. Si tenemos la suerte de poder reeditar el Pacte del Grau 2.0, estaremos encantados de que Castelló en Moviment se suba al barco para sumar y para trabajar.