CASTELLÓN. ¿Robots que nos facilitan la existencia o que se erigen como el fin de la humanidad? Desde que estas máquinas inteligentes irrumpieron en nuestra sociedad las teorías sobre sus capacidades en detrimento de las humanas no han dejado de cesar. Por primera vez, se está poniendo en tela de juicio la supremacía de la especie humana, cuestionada por la coexistencia y la posible fusión con "seres" cada vez más inteligentes. No obstante, más allá de Wall-E, Terminator o HAL 9000, la humanización del mundo digital también abarca aspectos que poco a poco han entrado en contacto en nuestro día a día como los asistentes personales de voz, encabezados por la mundialmente conocida Siri, o por los mismos emoticonos con los que sentimos la necesidad de expresar nuestros sentimientos a través de cualquier dispositivo. El mundo se está transformando, y no solo tecnológicamente, con ello la economía, la política, la sociedad o la vida diaria. Qué hacer ante ello nos sitúa ante la misma encrucijada que con los robots: aceptar lo que cambia y aprovechar lo que no va a cambiar; o no hacer nada.
En efecto, este ha sido, en esencia, el mensaje transmitido por la experta en comunicación y marketing, Mónica Deza, durante una ponencia organizada por el Grado de Publicidad y Relaciones Públicas de la Universitat Jaume I. Deza fue además nombrada en 2017 como una de las 50 españolas más influyentes y dos años antes fue finalista de los premios Aster, entre otros logros de un interminable currículum. Por ello, su perspectiva sobre los retos y las oportunidades que le acontece a la próxima década han sido puestos a debate entre gran expectación. Desde Castellón Plaza recogemos las principales premisas:
Antes de empezar a desgranar los entresijos de una nueva era, hace falta entender nuestro sistema, de dónde viene y hasta dónde nos lleva. Y es que tal y como afirma Deza, a lo largo de la historia los humanos han pasado por diferentes ciclos de crecimiento económico y social, que vivieron su esplendor con la gran revolución industrial y, posteriormente, digital. Sin embargo, tal y como apunta la misma experta, "ahora estamos entrando en una nueva oleada que no consiste en aplicar la innovación a la vida de las personas, sino, en humanizar la tecnología para mejor sus vidas".
Ante ello, Deza detecta dos tendencias muy importantes: por un lado, el deseo/necesidad por hacer negocios que repercutan positivamente en el ecosistema. "Aquí entra todo lo relacionado con el mundo verde y la sostenibilidad, porque además las nuevas generaciones son mucho más activistas que otras generaciones", recalca. Y por otro, la aparición de una tecnología basada en la inteligencia artificial. "Ya estamos en contacto con la que es una tecnología que se desarrolla con la computación cognitiva, mucho más evolucionada que la binaria, conocida por todos hasta ahora".
"Hay que formar a los estudiantes en trabajos que todavía ni existen"
Si bien hoy en día, el 78% de las tareas de las principales industrias las realizan humanos y el resto máquinas. En cinco años esta cifra podría bajar a un 58%, y así progresivamente. No obstante, ya lo venimos diciendo, hay que aprovechar el cambio como una oportunidad. "Cualquier innovación destruye algunas tipologías de trabajo y crea otras. De hecho, hoy en día solo existe aproximadamente entre el 1 o 2 por ciento de las profesiones que había hace dos siglos. Cuál es una diferencia importante, la velocidad en que esto ocurra. La automatización ha llegado para quedarse y va a ser desempeñada básicamente por máquinas. Por esto, hay que formar a los estudiantes en trabajos que ahora todavía ni existen. Nosotros nos vamos a encargar básicamente de actividades cognitivas más sofisticadas. Por ejemplo, en la compañía donde soy consejera de inteligencia artificial hay muchos lingüistas trabajando. ¿Por qué? Porqué los robots tiene que hablar y mantener una conversación; tú lo puedes programar, pero necesitas a expertos de voz y lenguaje detrás".
Así mismo, un buen ejemplo de humanización del mundo digital que apunta Deza se encuentra en el mismo sector sanitario. "Ya hay desarrollado como un asistente personal que te va a recordar cuando son tus citas médicas e incluso te las puede concertar, también te va recordar que tienes que tomarte la tensión, va a registrar los niveles de tus índices vitales o te va a recomendar que si tienes determinados síntomas veas a un determinado especialista. Esto es buen ejemplo de tecnología humanizada porque no se utiliza para gestionar más pacientes en menos tiempo o reducir los costes de cada cliente, sino para mejorar su experiencia, porque no podemos tener un médico las 24 horas del día encima de nosotros y que además sepa nuestro historial."
La lingüística sería uno de los campos que todavía se aguardan a los humanos, pero, ¿cuál es todavía más complejo de desempeñar cuando todo son cables y metal? Sí, el arte. "El último recurso económico de la humanidad es la creatividad, por eso, dudo que las máquinas lo puedan alcanzar, ni ahora ni nunca. Pueden copiar pero los prototipos que se han probado para crear no han salido bien", apunta la experta.
Igualmente, muy ligado a este, el diseño se presenta como "clave" para potenciar la humanización del mundo digital por su capacidad de influir emocionalmente en las personas. "Es como la diferencia entre el amor y el odio, en cuanto a que un contenido mediocre bien presentado puede verse como una genialidad, pero una genialidad mal presentada puede parecer mediocre", explica la misma.
Qué un nuevo cambio se está gestando en las empresas y en el entorno digital no es desconocido a ojos de las entidades públicas y los órganos de gobierno, pero ¿qué papel juegan en esta nueva oleada? Según aclara la misma Deza, hay retos de ciberseguridad y de la propia digitalización de la industria que todavía están por alcanzar, por ello, las instituciones "se están centrando en conseguir estos avances, como si fueran los primeros ladrillos de una nueva casa, antes que en la humanización digital". De todos modos, la misma experta considera que "la preocupación y el interés es general".
"Los empleados virtuales van a ser nuestros compañeros de trabajo"
Para terminar con este viaje al futuro, Mónica Deza ha apuntado los cuatros principales retos que le espera a la próxima década: redefinir la experiencia del cliente, aumentar la importancia de los intangibles de las compañías -tales como la imagen, la reputación, la marca o la comunicación-, abrirse a una nueva era donde "los empleados virtuales van a ser nuestros compañeros de trabajo -incluso alguna vez nos cruzaremos con ellos por el pasillo", y formar más a las nuevas promesas en la inteligencia emocional, la creatividad, el trabajo colaborativo y el resto de soft skills. Así mismo, la madrileña no olvida la importancia de los comandos de voz, "un activo que va a crecer mucho" y se va a instaurar por completo como ya lo ha ido haciendo en bancos, en las telecomunicaciones o las plataformas digitales como Amazon.