VALÈNCIA. España es el país con mayor esperanza de vida dentro de la Unión Europea. Con 84 años años de media, nos situamos por encima de nuestros vecinos cuya esperanza de vida media se sitúa en los 81,5 años. Súmese a ello el hecho de que cada vez tenemos menos niños para concluir el progresivo envejecimiento del país.
Adaptarse al nuevo escenario exige una profunda transformación del modelo social y económico. Como subraya el Informe Draghi, el aumento de la productividad en Europa durante las últimas décadas se ha apoyado en el crecimiento demográfico, un parámetro en claro retroceso en el continente. De mantenerse los índices de natalidad actuales, la fuerza laboral europea empezará a decaer en dos millones de personas al año a partir de 2040. El crecimiento no procederá entonces de un aumento de mano de obra, sino del incremento de la productividad de cada uno de nosotros. Añádase a la coyuntura el gasto público que implica atender a una población cada vez más envejecida.
Ante esta tesitura, son muchos los que cada vez identifican más oportunidades emprendedoras para dar respuesta en cada una de las fases que atraviesa una persona una vez alcanzada la edad de jubilación, cada una con sus propios patrones de consumo y necesidades específicas mucho más allá de la economía de los cuidados.
Existe una diferencia entre lo que denominamos esperanza de vida, asociado al concepto de la longevidad, y la calidad de vida que hace referencia al tiempo que podemos llevar una vida saludable sorteando la enfermedad. Aunque la primera variable ha crecido de manera notable en las últimas décadas, en la segunda seguimos estancados en los 65 años. Es decir que si vivimos 85 años, 20 lo hacemos sufriendo ya alguna dolencia o patología.
Reducir esta distancia y alargar la vida saludable de las personas es lo que persiguen soluciones como Rosita Lonvegity, una startup creada por Juan Cartagena y Clara Fernández donde, además de un complejo que llaman Escuela de longevidad, han desarrollado una app que ayuda a mantener la salud física y mental el mayor tiempo posible y prevenir los efectos no deseados de la edad. A través de la app pautan una serie de rutinas de ejercicio físico, nutrición adecuada y creación de nuevos hábitos para la estimulación física, mental y social de los usuarios.
También favorecer el envejecimiento saludable es lo que persiguen en EternaDX donde han diseñado un sistema personalizado que permite medir la edad biológica de cada individuo. Se basa en el poder predictivo de la inteligencia artificial y que está alimentado por datos biológicos, tomados periódicamente con un test de sangre, para conocer así la verdadera salud de cada cuerpo. Gracias a la precisión de sus test, el usuario puede tomar el control de su futuro realizando ajustes en us hábitos y estilo de vida para vivir más y mejor.
Aseguran utilizar tecnología propia y patentada que permite averiguar cómo nuestros hábitos y el ambiente que nos rodea pueden afectar a la salud. Esto es posible gracias al test de sangre desarrollado internamente y a datos extraídos de un reloj inteligente, integrado todo ello en una app.
Pero si ayudarnos a envejecer con salud es uno de los mayores desafíos que afrontan algunas startups, otro es atender a esa querencia que muestran muchos mayores a permanecer en sus propias viviendas el máximo tiempo posible. También en este sentido la tecnología está ayudando a cambiar el modelo de atención y cuidados domiciliarios.
Un ejemplo lo encontramos en Málaga donde está en marcha un proyecto denominado Social Living Lab. Se trata de una especie de laboratorio donde se experimentan tecnologías como la robótica, la domótica, cámaras inteligentes u otros dispositivos para aplicar sus avances a los hogares de las personas en situación de dependencia que quieren permanecer en sus hogares.
Prolongar la estancia de personas mayores en su domicilio es lo que pretenden asimismo soluciones como la de NAIHA (Natural Artificial Intelligence Health Assistant), de Ubikare, enfocada al cuidado integral de las personas mayores mediante el diagnóstico y la generación automática de planes de cuidado y pautas para cada intervención, así como su evaluación y monitorización continua con la participación activa del paciente, sus cuidadores y familiares.
Para la prevención y advertencia del estado de salud de cada usuario Ubikare ha desarrollado un software que aprovecha analítica avanzada y tecnología de inteligencia artificial, que es la que ofrece el diagnóstico geriátrico integral y genera planes de salud, cuidados, intervención y seguimiento individualizados, partiendo de los datos clínicos de cada usuario.
En Beprevent, por su parte, lo que proponían era conciliar la independencia de la persona mayor con la vigilancia y los cuidados gracias a la instalación en el domicilio de sensores de IoT en determinados objetos. Decir, no obstante, que la solución no llegó a cuajar en el mercado y que la startup terminó bajando la persiana el año pasado.
La robótica es otra de las tecnologías que se ha revelado de gran utilidad en este ámbito. Enmarcados dentro de la robótica social, en Inrobics han desarrollado un software bautizado como ALMA, el cual puede integrarse en un robot humanoide que posibilita la interacción con pacientes y profesionales sanitarios, adaptándose a sus necesidades y a las diferentes situaciones del campo terapéutico. El software razona como los expertos clínicos, gracias a las técnicas de machine learning y sistemas de tomas de decisiones. De esta forma, se crea un robot inteligente que interactúa con el paciente y dirige una sesión de rehabilitación, siguiendo la prescripción establecida por el profesional.
Aunque se ha avanzado mucho, quedan todavía numerosos desafíos pendientes de recibir una respuesta a problemas que se prevén inminentes, como la movilidad de estas personas que podría convertir al vehículo robótico autoconducido como el coche del futuro.