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Trashformaciones, o cómo hacer arte con un montón de chatarra

16/11/2019 - 

CASTELLÓ. Pablo y Blas Montoya (Castelló, 1972/1976) aseguran que primero son chatarreros y después artistas. Pero lo cierto es que su capacidad por crear obras de arte a partir de desechos, es casi innata. "Al primer golpe de vista ya sabes si un objeto te dará juego o no. Normalmente nos guiamos por el tipo de material y también por la cantidad. Esto último es muy importante, porque normalmente jugamos a unir piezas. Aunque, todo surge de un 'enamoramiento'. Pasamos ocho horas al día en el almacenen y siempre tenemos activa la visión artística", aseguran. Juntos llevan más de 15 años experimentando con residuos. De ahí que crearán la firma artística Trashformaciones. Sin embargo, es normal que ambos se definan ante todo como chatarreros, ya que regentan una chatarrería. Pablo y Blas forman la cuarta generación de un negocio familiar ubicado en Almassora, activo desde antes de la guerra. 

Foto: CARLOS PASCUAL

“Cuando empezamos nos tacharon de oportunistas y nos costó que nos tomarán en serio”, explican. “Pensaban que era algo efímero y que lo hacíamos por la simple facilidad de trabajar en un vertedero, pero con el paso del tiempo nos han ido tomando en serio”. Blas Montoya estudió, de hecho, diseño y su hermano Pablo arquitectura; ambos tienen muy clara la dirección de todo lo que hacen. Trabajar sin prisas, “sin una necesidad imperiosa de vender”, decidiendo en todo momento qué quieren hacer, cómo lo quieren hacer y cuándo lo quieren hacer. “El arte aquí está liberado”- nos dicen en una entrevista en su ‘santuario’- “y eso, claro, se reproduce en la obra acabada”.

Aún así, el recorrido de los Montoya no ha sido poca cosa. Ambos han llevado su obra a diferentes pueblos de Castellón, a València, Madrid o Barcelona. Sus transformaciones han ocupado calles, salas o galerías como las de Fanzara, el EACC, el FIB, La Casa Encendida de Madrid, La Mutant y el IVAM, e incluso han llevado sus conocimientos hasta la Escuela de Arquitectura de Copenhague o la Universidad de Arquitectura Zalua de Venezuela. Eso sí, siempre han tenido claro que su centro de operaciones sería en Castellón. “Quien quiera algo que venga a buscarnos aquí”, manifiestan. Esa es su forma de entender la vida de un artista. Anclados, ante todo, a sus raíces, a su tierra. 

Foto: @hoyoyovisuallab

Foto: CARLOS PASCUAL

No obstante, reconocen que en Castellón les ha costado arrancar y no han notado siempre el amparo de su ciudad. Es pues ahora más que nunca que su trabajo se está viendo recompensado. Los hermanos Montoya contaban a Castellón Plaza que ‘Totem’, una pieza que cesaron y alquilaron al Aeropuerto de Castellón en febrero del año pasado, acaba de ser comprada por el mismo espacio expositivo de la ‘Sala 30’ de la terminal. Una noticia que, sin duda, les reconforta. “Con el tiempo nos hemos vuelto más exigentes. Al principio te puede la ilusión, pero no se puede aceptar cualquier tipo de pedido”. Los castellonenses recuerdan que en una ocasión les llamaron para anular el montaje de una instalación de nada menos que 80 toneladas, tan solo cuatro días antes de darla por terminada. “Vale que es nuestra vía de escape y que lo hacemos para dar rienda suelta a nuestras inquietudes, pero otra cosa es la falta de compromiso”, defienden. 

Lo más interesante del arte que hacen desde Trashformaciones es que no se manipula la naturaleza del objeto lo más mínimo. La estética final se la da el mismo material. “No pintamos, ni quitamos, ni añadimos elementos. Intentamos hacer lo mínimo posible.” Así, su imaginario se ve reflejado principalmente en grandes instalaciones, pero también en esculturas para las que utilizan principalmente el metal, pero también hacen uso de cobre, hierro, acero inoxidable o cerámica. “Son alteraciones muy sencillas. Cuando nos ponemos a ello ya pensamos en hacerlas de una manera que se base únicamente en cortar, doblar o unir. Por ejemplo, si chafas un objeto que tienes tres dimensiones, al comprimirse este, automáticamente pierde una dimensión que se convierte en la textura y la forma del nuevo objeto”, detallan. 

Foto: CARLOS PASCUAL

Con todo ello, Pablo y Blas Montoya no ven tanto “misterio” a esto que hacen. “Hay gente que lo viene haciendo desde los años 70”, sostienen. Pero del mismo modo que otros artistas llevan desde mucho tiempo antes haciendo cine, pintura o música. En su caso, Trashformaciones ha valido, entre muchas otras cosas, para convertir miles de latas de cocacola encontradas en las carreteras de polígonos, en un mural artístico. Ahora, los castellonenses tienen entre mano una ciudad hecha con tarjetas electrónicas, para la que buscan una galería o sala donde exponer. “Serán como las Torres Gemelas y les pondremos iluminación. Esperamos poder tenerlo para las Navidades”, aseguran. Además, su mente creativa ya está maquinando un telón de fondo, hecho con cortinas de aluminio, para el escenario del próximo Formigues Fetival. 

“Nos gusta siempre recordar esa cita de Charles Baudelaire que dice: El artista moderno es el que escoge los temas de su arte de entre la basura y los escombros, de entre los desperdicios de la opulenta sociedad capitalista. Allí, en la basura, los objetos pierden su identidad, su función y su origen, recogen los atributos que el nuevo propietario les da y la proximidad con otros desperdicios les recubre de un nuevo sentido, de una extraña analogía, y a menudo de una sorprendente expresión”.

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