Los 15 pueblos de este territorio castellonense arropado por la Sierra de Espadán y el río Mijares ponen en valor su potencial natural y se reivindican como motor de oportunidades en el entorno rural a través del programa Empace de Avalem Territori
VALÈNCIA. Son 15 y se erigen sobre uno de los rincones de mayor valor paisajístico de la provincia de Castellón, entre las montañas del Parque Natural de la Sierra de Espadán y los valles del río Mijares. Pequeños en demografía -juntos reúnen a una población que roza los 4.000 habitantes- son, sin embargo, enormes en riqueza ambiental, gastronómica y cultural.
Aín, Alcudia de Veo, Argelita, Ayódar, Espadilla, Fanzara, Fuentes de Ayódar, Ribesalbes, Sueras, Tales, Toga, Torralba del Pinar, Torrechiva, Vallat y Villamalur son las 15 poblaciones que, agrupadas en el Pacto Territorial por el Empleo de la Mancomunidad Espadán-Mijares, han decidido sumar esfuerzos para exhibir, y compartir con visitantes de comarcas y provincias vecinas, su potencial como territorio y transformarse en motor de oportunidades.
Fomentar el turismo activo y sostenible es uno de los ejes principales del programa plurianual Empace 2023-2024, impulsado por Labora -el Servicio Valenciano de Empleo y Formación- y el Ministerio de Trabajo y Economía Social dentro del marco Avalem Territori, con la colaboración del Instituto Interuniversitario de Desarrollo Local (IIDL) de la Universitat Jaume I de Castelló. "Durante todos estos meses hemos diseñado una agenda de rutas guiadas por las 15 poblaciones que integran el Pacto, y por sus términos municipales, para dar a conocer el territorio y su valor natural; hasta la fecha más de 300 personas han participado en ellas", explica Sergio Ruiz, coordinador del Pacto por el Empleo Espadán-Mijares.
Pero el objetivo de estas rutas va más allá de compartir este tesoro escondido en el interior de Castellón. "Tienen una vertiente experiencial que pretende dejar huella, tanto en el visitante como en las poblaciones de la zona", añade por su parte Aitor Balfagón, presidente del Pacto y alcalde de Argelita. Así, indica, "cada una de las visitas organizadas se complementa con la toma de contacto con oficios artesanos o actividades vinculadas a la economía rural con el reto de dejar esa impronta positiva en las localidades".
Visitar los montes de alcornocales "es ya de por sí una experiencia única, pero además contactamos con profesionales que se dedican a trabajar esta materia prima para elaborar productos de forma artesanal, para que la gente que participa en esa inmersión por nuestros montes conozca de primera mano uno de los aprovechamientos más sostenibles de la naturaleza", explica Sergio Ruiz. La actividad, además de convertirse en todo un deleite para los sentidos, acerca esta actividad minoritaria en un territorio y con un producto que, gracias a su calidad, produce los mejores tapones de vino de España, tejiendo así lazos entre el entorno y quien lo visita.
Este es solo un ejemplo de los múltiples propósitos que atesora la agenda de visitas guiadas que han permitido descubrir, entre otros atractivos naturales, la red de rutas senderistas señalizadas que atraviesan los frondosos bosques, cruzan y discurren junto a ríos y barrancos y ascienden cumbres de más de 1.000 metros de altitud, y entre las que se incluye el aclamado GR-333 Mancomunidad Espadán-Mijares que une los 15 municipios a lo largo de 104 kilómetros.
A través de estas visitas, es posible también generar vínculos con otros productores locales o cooperativas dedicadas al aceite, al diseño de otros derivados del corcho o al jabón y cosmética artesanal; o degustar la variada gastronomía local -que nutre platos repletos de tradición como la olla de col o los potajes de garbanzos y bacalao o con cardos, los guisos de jabalí o la fritura en jarra; y postres como las orelletes, las higas albardàs, los buñuelos o las tortas de almendra- que acercan los casi 40 bares y restaurantes de estas 15 localidades, o la treintena de hornos artesanales y tiendas con productos gastronómicos típicos de la zona.
Esta iniciativa con el turismo activo y sostenible como eje "permite que mucha gente que no había venido nunca hasta nuestros pueblos los conozca, recorra su entorno y su patrimonio, y se relacione con el territorio. Es la base que abre la puerta a querer volver a este destino único de interior, la bisagra para convertirlo en un lugar habitual dentro de sus planes de ocio, en familia o con amigos", explican desde el Pacto de la Mancomunidad Espadán-Mijares.
Regresar para seguir experimentando "y para que vean y encuentren aquí las oportunidades laborales y de vida que ofrece la zona y desarrollar en torno a ellas su posible futuro, porque hay vida, y mucha", aseveran desde el Pacto. Y además, "todo el año y en tantas vertientes de turismo activo y de naturaleza como es posible imaginar".
"Nos gusta decir que la zona de Espadán-Mijares es un territorio abierto todo el año", reconocen entre risas Sergio Ruiz y Aitor Balfagón. Con sus veranos en las refrescantes zonas de baño del Mijares y la aventura de surcar en kayak el pantano del Sitjar o explorar el sinfín de barrancos que cosen la orografía de estas comarcas. Sus otoños de senderismo entre alcornocales y castaños, y de confortables veladas en sus alojamientos rurales. Sus inviernos de escapadas de fin de semana visitando castillos o museos de arte al aire libre saboreando la intensidad de sus pucheros. O esas primaveras para pedalear entre cerezos en flor y patrimonio por los 154 kilómetros de rutas BTT habilitadas. "Espadán-Mijares ofrece doce meses para respirar la vida que se abre paso en un territorio que merece ser conocido, y al que siempre quedan ganas de volver", concluyen.