CASTELLÓ (EP). Investigadores proponen aumentar la intervención comunitaria porque crece la soledad no deseada, especialmente entre las mujeres. En el caso de los mayores de 75 años, se ha constatado una mayor autoimagen de persona sola.
Así lo propone el 'Estudio sobre bienestar psicológico de las personas mayores y la soledad no deseada', impulsado por la Diputación de Castellón conjuntamente con el Laboratorio Servicios Sociales Benicarló-Vinaròs y el Instituto Interuniversitario de Desarrollo Local de la Universitat Jaume I (UJI).
El salón de recepciones de la Diputación de Castellón ha acogido este miércoles la presentación de este estudio, cuyo objetivo es orientar, planificar y gestionar el sistema público de los servicios sociales para progresar en la atención y dar respuesta a las necesidades de la gente mayor, especialmente, de quienes viven solos.
El presidente de la Diputación de Castellón, José Martí, ha señalado que este informe, dirigido por los profesores de la UJI Raquel Agost y Daniel Pinazo, "ha de ser, y será, nuestra guía para mejorar la atención a las personas que lo necesiten".
"Este estudio ha puesto encima la mesa una realidad y es la gran cantidad de personas que viven en soledad, la mayoría gente mayor, y las consecuencias que esta situación tiene para la salud. Esa realidad es la que queremos combatir porque estamos convencidos que las personas, como seres humanos, tienen la necesidad de integrarse y participar en la vida social, y las administraciones tenemos el deber de velar por que así sea", ha añadido el presidente.
Por su parte, la vicepresidenta de la Diputación de Castellón y diputada de Bienestar Social, Patricia Puerta, ha explicado que, durante el estado de alarma por la Covid-19, el personal del área de Bienestar Social realizó más de 3.000 llamadas telefónicas para comprobar cómo se encontraban y qué necesidades tenían los usuarios del servicio de Teleayuda que presta la Diputación de Castellón.
"A raíz de esas llamadas se detectó que muchísimas personas de la provincia de Castellón que vivían solas necesitaban contactar, hablar con otras personas", ha señalado Puerta, quien ha detallado que fue en este contexto en el que se decidió impulsa esta investigación.
Puerta ha recordado que la institución provincial ha lanzado otros proyectos como Enrédate -junto con la Cruz Roja- con el objetivo de reducir el sentimiento de soledad y aislamiento involuntario de personas mayores que viven en els Ports, Alt Millars, Alt Maestrat y Alto Palancia. A ello se han sumado las jornadas 'Escuchemos la soledad' del Teléfono de la Esperanza para formar a personas en el acompañamiento emocional.
Puerta ha añadido que la soledad no deseada "es uno de los mayores problemas a los que se enfrentan las sociedades de progreso de hoy en día, y hay múltiples estudios que ponen de manifiesto su influencia negativa en la calidad de vida de quien la sufre y en un aumento de la necesidad de atención sanitaria y de institucionalización".
Por eso, "desde la Diputación de Castellón y a través del Laboratorio de Servicios Sociales de la provincia de Castellón junto con el Instituto Interuniversitario de Desarrollo Local y bajo la coordinación de los profesores de la UJI, Raquel Agost Felip y Daniel Pinazo, hemos querido ahondar en esta problemática e impulsar este estudio", ha destacado Puerta.
La vicepresidenta ha remarcado que este estudio además, al igual que la 'Guía de buenas prácticas de los servicios sociales de la provincia de Castelló' que se presentó la semana pasada, "también ayudará a las y los profesionales a mejorar la atención, especialmente, en la gente mayor, que son el colectivo que más sufre la soledad no deseada".
El estudio ha mostrado que el estado anímico de las personas mayores en la provincia es bastante bueno y valoran la satisfacción con la vida, aunque la percepción de la calidad de vida no es tan favorable.
Las conclusiones también han mostrado que las personas mayores realizan diariamente algún tipo de actividad de carácter social o ejercicio físico y aunque experimentan un leve sentimiento de soledad, no llegan a sentirse solas y su estado depresivo se sitúa en niveles mínimos.
Por grupos de edad, entre los 55-59 años la satisfacción con la vida es peor, hay sentimiento de soledad y un mayor estado depresivo. Entre los 60-64 años hay un mayor sentimiento de soledad no deseada que se relaciona con sentimientos de miedo, tristeza, angustia e indefensión. Entre los 65-75 años hay un perfil de actividad alto y perciben satisfacción y calidad de vida. Hay que aumentar la intervención comunitaria porque crece la soledad no deseada, especialmente entre las mujeres. En el caso de los mayores de 75 años, se ha constatado una mayor autoimagen de persona sola.
Las diferencias entre sexos se manifiestan en que las mujeres tienen una peor percepción de la calidad de vida debido al rol de cuidadoras, aunque se aprecia un cambio generacional positivo hacia la autonomía de las mujeres. Tienen una sensación de estar menos acompañadas, suelen realizar actividades diarias de relación social y con una participación comunitaria más activa. En el caso de los hombres presentan un mayor estado depresivo si viven a solas en poblaciones menores a los 10.000 habitantes y realizan actividades sociales diarias en la franja entre 55-59 años.
En opinión del equipo investigador, existe una población de riesgo que se encuentra en la franja de edad de la jubilación -antes de ella e inmediatamente después-. Por eso recomiendan que los programas se diseñan de acuerdo con los perfiles demográficos -edad, sexo, entorno rural o urbano- y se preste especial atención a las personas entre 55-65 años porque hay poca oferta por esta franja. Además, recuerdan la necesidad de fomentar una equidad territorial y social para superar las limitaciones de movilidad y económicas para acceder a recursos sanitarios, sociales o culturales.