CASTELLÓ. (EFE). El Centro de Interpretación Molí de l'Oli de Cervera del Maestre volverá a prensar olivas para hacer aceite tras un paréntesis de 100 años y lo hará en una muestra única en toda la Comunitat Valenciana, donde los asistentes podrán ver cómo se preparaba este "oro líquido" usando la réplica de la prensa de 1606 con el quintal original de la época. Esta actividad impulsa el relanzamiento de un espacio inaugurado en 2018 que busca ensalzar el patrimonio de la zona y que, tras la pandemia, se está aprovechando del impulso que se ha generado en la búsqueda "del turismo de tranquilidad, sosegado, rural, próximo y de calidad", según explica Dani Cervera, guía del museo y técnico de Turismo de Cervera.
Este sábado se ofrecerá una experiencia "única" en toda la Comunitat Valenciana: permitirá ver en directo una técnica preindustrial de origen grecorromano por la que a través de capachos de cuerda, y usando la réplica de la prensa de viga y quintal original, la masa de aceituna se comprime con la presión que el artefacto ejerce hasta exprimir hasta la última gota de aceite. Para complementar la jornada habrá una serie de actividades a lo largo del día que van desde un "almuerzo molinero" en la plaza Maestrat de Cervera, donde se dará la bienvenida, a un recorrido interpretado hacia el olivo monumental de la Llacuna.
A la sombra de este árbol se harán varias actividades, como catas y degustaciones de aceites, además de compartir mitos, historias y charlas sobre la zona, todo amenizado con música de violín y organizado por Explora Maestrat. Por la tarde habrá una conferencia en la ermita de San Sebastián sobre AOVE y salud, impartida por el doctor Francisco Lorenzo Tapia, médico experto en nutrición comunitaria y presidente de la asociación Olearum, Cultura y Patrimonio del Aceite, para acabar con la actividad estrella, la prensada en el Molí de l’Oli.
Dani Cervera explica que el origen del edificio que alberga el centro de interpretación tiene su origen en el siglo XV, como antigua posta en el camino que unía varias poblaciones, pero en el XVII se transformó en molino y tuvo su uso como monopolio señorial abarcando toda la producción feudal de la zona con dos líneas de producción.
A partir del siglo XIX dejó de tener importancia porque coincidieron las desamortizaciones feudales con la revolución industrial y se inventaron otros métodos de prensado más sencillos y más efectivos. Estas prensas y el edificio comenzaron a degradarse. Llegó a un estado de total abandono y a punto de colapsar hasta que el antiguo propietario, Manuel Segarra Sorlí, decidió hacer una cesión a la administración en 1983 para que se pudiera restaurar y convertirse en museo.
Se llevó a cabo una restauración entre 1992 y 1993 pero "por trabas políticas y problemas administrativos" se dejó y no se retomó hasta que en 2016 el Ayuntamiento consiguió recuperar el uso y gestión (que hasta entonces era de la Generalitat) y se hizo un proyecto museográfico que se inauguró el 11 de mayo de 2018.
Tras superar la pandemia, ahora el museo se esfuerza por sacar el máximo números de visitas para ensalzar el patrimonio del Maestrat, gran productor de aceite de oliva, además de ser el área donde más olivos milenarios se conservan por hectárea, y para que "las nuevas generaciones conozcan la cultura de la oliva". Este museo tiene una "joya patrimonial", una pieza "única y exclusiva", una prensa de columna de madera original de 1606, y su réplica que se hizo cuando se acometió la restauración y que se sustentan en la estructura original de piedra.
Estas prensas fueron desapareciendo porque además de la introducción de mecanismos más modernos, estaban construidas de madera de pino de mobila, una madera de muy alta calidad que se reutilizó para hacer vigas, muebles y puertas, además de ser usadas como combustible. Solo la localidad de Azteneta del Maestrat cuenta con otra prensa de estas características, pero se encuentra en una finca privada y no es posible visitarla, explica Cervera.
El museo cuenta además con una oficina de turismo, se orienta a los visitantes hacia el pueblo y la comarca para convertirse en un recurso más en favor de la economía local y se venden además aceites de oliva virgen extra, casi todo monovarietal de farga, canetera o morrut, de poblaciones como Traiguera, la Jana, Canet lo Roig, Sant Mateu o Sant Jordi y se ofrecen catas y degustaciones en pro de un "turismo experiencial".