CASTELLÓ. La compañía Greenmed continúa la hoja de ruta para materializar su decisión de trasladar la gran parte de la actividad de sus instalaciones de Almassora fuera de la provincia. Una operación que obligaba a mover también la mayoría de la plantilla a otros lugares como Xeraco, Sollana o Villalonga (Valencia) y que se topó con el rechazo generalizado de los empleados del almacén por el sustancial cambio que suponía. Algo que se ha traducido, como se esperaba, en que unos 180 trabajadores del almacén hayan preferido la extinción de sus contratos y buscar otros empleos a la modificación de sus puestos de trabajo planteada por la compañía.
Así lo aseguran diversas fuentes conocedoras del estado de las conversaciones entre las organizaciones sindicales y los representantes de la compañía, que después de un mes tras cerrar el acuerdo sobre las indemnizaciones que se pagará a quienes decidan rescindir la relación laboral, estaban a la espera de concretar la cifra definitiva de empleados que optan por quedarse en sus nuevos puestos de trabajo o por abandonar la compañía y buscar otras salidas fuera de la firma.
En ese sentido, señalan que cerca que 180 personas son "las que rescindirán su relación laboral porque han decidido que no se trasladarán al otro centro de trabajo", sito en la provincia de Valencia. Con todo, señalan estas fuentes, se está a la espera de saber los empleados que se quedarán en las instalaciones de Almassora, que si bien dejará de acoger las actividad de manipulación y envasado de cítricos, mantendrá una parte de la actividad relacionada con el almacenamiento, la refrigeración y la logística. Para estas labores habrá 23 puestos.
Según la empresa, su intención era garantizar "la continuidad de todos los puestos de trabajo, además de brindar a los empleados las medidas necesarias para hacer efectivo este traslado sin coste añadido". Y la operación busca "seguir mejorando" sus servicios y "eficiencia" para "consolidar" el posicionamiento de mercado. Pero el traslado de buena parte de las actividades al sur de la provincia suponía, según los sindicatos, un "trastorno" para la conciliación de muchos de los empleados, que tendrían que dedicar más tiempo a los desplazamientos y, en muchos casos, con turnos vespertinos.
Ciertamente, Greenmed ofreció facilidades para minimizar dicho trastorno, como la puesta en marcha de autobuses para el desplazamiento diario de los trabajadores. Sin embargo, no fue suficiente para convencer a la mayoría de la plantilla que, como ya había anunciado desde un principio, tenía la idea de rechazar el traslado. Así, los aproximadamente 180 empleados que han optado por la extinción de su contrato de trabajo percibirán una indemnización de 25 días por mes trabajado en la compañía hasta 14 mensualidades, condiciones sensiblemente mejores que el mínimo que marca la normativa y que acordaron sindicatos y empresa a principios de octubre.
Hay que recordar que, como publicó este diario, alguna empresa de la zona se ha ofrecido a Greenmed para recolocar en sus plantillas a algunos trabajadores. Una posibilidad que todavía se desconoce qué alcance ha tenido pero que debería resolverse en las próximas semanas. No hay que olvidar que la campaña citrícola ya ha empezado y hay compañías interesadas en contratar a empleados de cara a la recolección y envasado de la producción, igual que en el caso del cierre de Cítrics de Nules, que también ha dejado en la calle a más de un millar de empleados del sector.