CASTELLÓ. El Ayuntamiento de Vila-real no podrá optar a la subvención de la Diputación Provincial, con cargo al Plan 135, que había solicitado para poder remodelar el Molí la Vila y que tenía un importe de 180.000 euros, la mitad del coste de la obra. La razón para la denegación de estos fondos se encuentra en el incumplimiento de los plazos previstos para la resolución de una actuación que aún está pendiente de licitación, tras quedar desierto el concurso hasta en dos ocasiones por falta de empresas interesadas en las obras.
El proyecto, que ya se presentó en la convocatoria de 2018 del Plan 135 de la Diputación, contaba con una solicitud de prórroga solicitada por el propio Ayuntamiento de Vila-real y que culminaba el pasado 16 de diciembre, según fuentes de la institución provincial. A esta fecha, las actuaciones deberían estar finiquitadas, pero el estado actual del expediente imposibilita ya una resolución satisfactoria para los intereses municipales.
La obra tenía un coste total de 360.000 euros, lo que obligaba al Ayuntamiento que preside el socialista José Benlloch a afrontar un coste -180.000 euros-. Y esto sucedería en un momento financiero delicado para las arcas públicas municipales que -según los cálculos que maneja el actual concejal de Economía, Xus Madrigal- han tenido que hacer frente en los últimos ocho años al pago de casi 44 millones en cuanto a facturas (9 millones), sentencias, convenios y otras contingencias urbanísticas heredadas de anteriores gobiernos (25,2 millones) , además de los 10 millones amortizados del préstamo de 20 millones de euros suscrito por el Partido Popular en el año 2009.
La delicada situación económica ha llevado al Ayuntamiento a pedir un nuevo crédito de más de 3 millones de euros tras el último revés judicial este verano, y a plantear un presupuesto restrictivo para el próximo ejercicio, con cero inversiones y un incremento del impuesto de bienes inmuebles (IBI) de un 10%.
El proyecto para la recuperación de este emblemático Molí la Vila, un edificio del siglo XVI, contemplaba su puesta en valor con la creación de una cafetería cultural que, en su parte posterior, se crearía un estanque urbano que reproduciría un hábitat fluvial con flora y fauna autóctonas. Para ello se construiría una lámina de agua, aprovechando el curso de lo que en su día fue el cauce del Barranquet y donde se iba a contar con la presencia de patos u otras aves acuáticas. Esta circunstancia fue desde entonces motivo de mofa y chanza por parte de la oposición -PP y Ciudadanos- que acuñaron el proyecto como "un bar con patos".
Finalmente, desde el Ayuntamiento se desestimará un proyecto al no contar con la correspondiente subvención ni con los fondos propios ni esfuerzos que hoy están dirigidos a recuperar otros inmuebles históricos de la ciudad como es el caso del Casino Antiguo y el Teatro Tagoba, la ronda suroeste o los proyectos para modernización de los polígonos, para lo que se cuenta con financiación del Consell y a través de fondos europeos. Eso sí, siempre que se cumplan los plazos de actuación que exigen cada uno de estos organismos.