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Adiós a Tercera Setmana: jornada de reflexión sobre el presente y futuro de los festivales

Hablamos con los responsables de Tercera Setmana, Cabanyal Íntim o 10 Sentidos sobre el presente y futuro de los festivales y su encaje en la administración pública

27/12/2019 - 

VALÈNCIA. El festival de artes escénicas Tercera Setmana desaparece. Así lo anunciaron ayer sus impulsores, la Associació d’Empreses Productores d’Arts Escèniques del País Valencià (AVETID), en un comunicado en el que confirmaban la paralización de su quinta edición y en el que hablaban de la dificultad de poner en marcha un proyecto de esta envergadura sin una estructura “pluri-institucional y plurianual” que permita una mayor estabilidad a largo plazo. En resumidas cuentas: la falta de apoyo público. El festival nació en 2016 como un proyecto local para, dos años después, pasar a ser de ámbito autonómico, una cita de origen privado pero que se ha sustentado, en gran medida, bajo el paraguas de distintas instituciones. Para muestra, una foto: la de la rueda de prensa en València de la edición de 2019. En ella estuvo presente el entonces Secretario Autonómico de Cultura y Deporte, Albert Girona; el Secretario Autonómico de Turismo, Francesc Colomer; la Directora general de la Infancia y la Adolescencia, Rosa Molero; el Director General del Instituto Valenciano de Cultura, Abel Guarinos; la Regidora de Cultura del Ayuntamiento de Valencia, Gloria Tello; y el gerente del Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana, José Luis Pérez Pont.  

Sin embargo, nadie dijo que la alianza fuera eterna y, en 2020, no se repetirá la imagen. Dirigido por Paco Macià y Tomás Ibáñez desde la segunda edición, cuando tomaron el relevo de Salva Bolta, el festival se integra desde entonces en una no poco importante red de festivales de artes escénicas, un terreno que se amplía notablemente cuando sumamos los festivales de otras disciplinas. Si hace unos meses, desde este mismo diario, planteábamos a los responsables de distintos festivales del sector audiovisual si había demasiados, hoy abrimos jornada de reflexión con las artes escénicas, no tanto sobre el volumen sino sobre qué hay que modificar para generar un ecosistema estable y sostenible para los profesionales que lo habitan, incluyendo cómo debe ser o no la relación de dependencia con la administración. Lo hacemos de la mano de quienes crean cultura y tejen esta red: Meritxell Barberá, que junto a Inma García dirige 10 Sentidos; Isabel Caballero, que capitanea Cabanyal Íntim; y el hasta ahora director de Tercera Setmana, Tomás Ibáñez

Tomás Ibáñez y Paco Macià.

Por razones obvias, el primer turno de palabra va para Ibáñez. En conversación con Culturplaza, plantea la “importancia de trabajar con antelación”, un deseo que no han podido convertir en realidad de acuerdo con los “presupuestos cortoplacistas”, explica, derivados de la falta de compromiso de la administración. “Ha habido años en los que en Fallas no teníamos el presupuesto cerrado”, recalca, un hecho que habría atenazado la posibilidad de embarcarse en futuras coproducciones. De hecho, apunta, en este momento no llegarían ni al 50% del montante para encarar una posible edición en 2020, un presupuesto total que en su corta vida se ha movido en una horquilla que va de los 200.000 a los 350.000 euros aproximadamente. Descartado queda, por cierto, llevar a cabo una edición ‘ajustada’ únicamente a la aportación privada, que representa un pequeño porcentaje del total con el que contaban hasta ahora. Por el momento, los impulsores de Tercera Setmana no ven un futuro en el que la administración pública no asuma un compromiso económico a largo plazo con la cita, aunque, apunta Ibáñez, estarían “encantados de que las administraciones cogieran el testigo” de un festival “único”. Cabe destacar que, aunque son beneficiarios de ayudas directas, Tercera Setmana es un festival que nace del sector privado, a diferencia de, por ejemplo, festivales como La Mostra o Sagunt a Escena, que tienen su principio y fin en la administración pública y, por tanto, con una estructura legal estable que permite un trabajo a más de un año vista. 

"Las ayudas tienen que incrementarse o esto es crónica de una muerte anunciada"

Ambos son diferentes en su raíz y no podrían compararse, aunque en el caso de los festivales conocidos como urbanos ahora batallan por un trato que, aunque no igual, sí sea garantista a la hora de planear su futuro a medio plazo. “Cuando hablamos de artes escénicas no existe un festival 100% privado [...] Incuestionablemente las artes escénicas dependen de la administración”, explica al ser preguntado por un futuro independiente del apoyo económico público. En similares términos se expresa Isabel Caballero que, ante la “dificultad” de afianzar el patrocinio privado, aboga por la necesidad de ampliar la aportación pública a aquellos festivales “consolidados”. “Es muy difícil sobrevivir. Desde Cabanyal Íntim no sé cuánto tiempo vamos a resistir. Las ayudas tienen que incrementarse o esto es crónica de una muerte anunciada”, expresa la gestora cultural. Tanto es así que, apunta, aunque estaría asegurada la edición de 2020, en la que celebran su décimo aniversario, no pone la mano en el fuego por su continuidad, especialmente tras quedarse sola al frente del festival el pasado año. “Si Cabanyal Íntim resiste es porque yo me he empeñado en que salga adelante. Nuestro propio espíritu, de trabajo en espacios íntimos, hace que no hagamos grandes taquillas, pero no hay que olvidar el trabajo que hacemos en un barrio que lo necesita y que somos cantera para la creación contemporánea, con varios Premios Max”, defiende. Si bien, matiza Ibáñez en cuestión de culpabilidad: "no acusamos con el dedo". 

Inauguración de la VII edición de 10 Sentidos. Foto: Eva Máñez.

Planteada la hipótesis de posibles fusiones de festivales o concentración de citas, Cabellero apunta que, en realidad, el "boom" de los festivales ha acabado y ahora vive un momento en el que "se está estabilizando" el volumen de eventos. Sobre su ecosistema, especialmente en la ciudad de València, y cómo la oferta afecta al desarrollo de los mismos recuerda Ibáñez que AVETID organizó junto a la Universitat de València una jornada para reflexionar sobre su futuro, de la mano de responsables de otras ciudades como Girona, y fomentar una organización que evitara, por ejemplo, que se solaparan unos con otros. “València tiene una cantidad de propuestas muy importante. Eso responde al bullicio creativo que está generando la ciudad. La pregunta es: ¿tenemos recursos para potenciar todos los niveles de creación?”. Y, ¿los tenemos?, preguntamos a Ibáñez: “Si tenemos la capacidad de generar lo que generamos debemos tenerla también para potenciarla”. Sobre el futuro del mapa de festivales, apunta a la necesidad de apoyar “todos para potenciar sus virtudes”, recalca. “No se puede comprar la propuesta de Cabanyal Íntim con 10 Sentidos, uno vinculado al barrio y otro a la acción social… los objetivos de los festivales son complementarios".  

Una reflexión "urgente" 

Precisamente son 10 Sentidos y Cabanyal Íntim quienes, de manera excepcional, colaboraron este año en el ámbito programático a causa de la coincidencia de un fin de semana, una sinergia que, explica Meritxell Barberá, 50% de Taiat Dansa e impulsora de 10 Sentidos, puede ser la primera de muchas otras. “Era una pena dividir los públicos. Aunque aparentemente somos muy diferentes sí se puede buscar la manera, cuando ocurre este tipo de coincidencias, de no hacernos sombra. No me importaría repetir siempre y cuando nos haga más fuertes”, explica. Sobre presupuestos y aportaciones, Barberá apuesta por el término medio: "La clave es que el ámbito privado y el ámbito público sustenten un festival y no depender en exceso de uno o de otro, que no esté todo el peso en un lado". Pero, por supuesto, una reivindicación doble: la necesidad de que la administración agilice los pagos de las ayudas concedidas, una queja generalizada en el sector cultural y su "talón de Aquiles", y que las empresas privadas se animen a participar en eventos culturales, un apoyo que es más bien tímido. 

Sobre el futuro de los festivales en la ciudad sí invita a una reflexión “urgente” que ponga negro sobre blanco el mapa de oferta cultural en la ciudad, una reflexión que, apunta, debe ser interna. “No tengo claro si es necesario tantos festivales o no. Es una duda que voy a tener constantemente porque creo que cada uno debe hacer su propia reflexión interna. Como espectadora y gestora, jamás me ha preocupado que existan más festivales. Entiendo que cada uno cuando dirige su festival sabe si tiene la financiación necesaria para hacerlo, si tiene público, si debe aumentar o reducir, etc”. Quizá no se trata solo de las respuestas, sino de plantear las preguntas pertinentes para fijar el futuro inmediato de unos festivales que todavía tienen mucho que decir. 

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