CASTELLÓ. Hace justo un año, Óscar Cano se incorporaba al banquillo del Castellón para llevar las riendas de una plantilla que no era capaz de ganar partidos y que parecía condenado al regreso a las catacumbas de la Tercera División. Su misión era enderezar un barco que navegaba a la deriva, para lo cual necesitaba sumar más de 30 puntos en las 22 jornadas que restaban, cuando hasta entonces el equipo orellut había cosechado 13 en 16 partidos.
Hoy en día el conjunto albinegro es líder del grupo III de Segunda División B y su nivel de juego está en las antípodas de lo que proponía en diciembre de 2018. Ese salto de calidad ha sido posible gracias a unos registros de play off, con 15 victorias, 17 empates y seis derrotas en los 38 partidos que ha dirigido Cano, para un total de 62 puntos, 31 de los cuales se lograron en esos 22 partidos con los que el granadino emprendió el reto de la salvación.
La transformación ha seguido un proceso que ha partido de un diagnóstico muy claro. “La plantilla del año pasado tenía jugadores bastante buenos, pero para mí la duda era a qué podíamos jugar con ellos”, ha explicado el técnico albinegro, en declaraciones a Onda Cero. “Hacía falta un perfil de jugador que aunara esas capacidades sueltas, las pusiera todas en la misma dirección y así poder construir algo. Para lo que a mí me gusta jugar, ese tipo de futbolista no estaba”, ha proseguido Cano.
Los mercados de fichajes han servido para aportar las correcciones que buscaba Cano. En el de invierno de la pasada temporada, llegaron ocho jugadores, de los cuales siguen tres, mientras que en el de verano de esta temporada se han incorporado diez más. Cano ha explicado qué tipo de futbolistas buscaba con estas adquisiciones. “Hemos tratado de introducir sobre esa base a jugadores que pudieran emerger las cualidades de los que ya estaban y que además dieran todo lo que tienen”.
El estilo de juego del Castellón ha cambiado por completo con estas novedades, pasando de ser un equipo físico y poco creativo, a un conjunto que gusta del buen trato del balón y la rapidez por los costados.
Algunos de los jugadores que llegaron en verano del año pasado han mejorado su nivel tras pasar a otras demarcaciones. “Hemos hecho algún cambio de posición porque, para lo que queremos jugar, Rafa Gálvez, por ejemplo, es más válido como central que como mediocentro y Muguruza es más válido como lateral que como extremo. También ha habido una serie de decisiones tácticas que han salido de la mejor forma y quizá por ello estamos obteniendo estos resultados”, ha subrayado Cano.
El Castellón de ahora es un equipo completamente diferente al de hace un año, pese a que siguen en nómina muchos jugadores de entonces. Lo que ha cambiado por completo es la forma de jugar, el nivel colectivo y los resultados. Hace un año, los albinegros tenían 13 puntos y no veían la luz al final del túnel. Ahora tienen 31 y están en la cima del grupo III de Segunda División B.