opinión

Capitalismo e inversión

El analista financiero valenciano considera que gracias a figuras como la del histórico John Bogle, el inversor medio puede acceder a productos muy baratos que replican al mercado

31/05/2019 - 

VALÈNCIA. Parece que está de moda entre los multimillonarios realizar críticas al sistema económico que los llevó a ser lo que son. Por todos es conocido el constante machaque al capitalismo de, por ejemplo, el inversor George Soros al que recientemente se ha unido Ray Dalio. Este último ingresó en su cuenta del banco ni más ni menos que 2.000 millones de dólares en 2018. 

Hacerse rico gracias al capitalismo imperante en EE UU, uno de los países más libres del mundo, y luego ir de 'buena persona' diciendo que hay que distribuir tiene cierto grado de populismo. A estas personas les llega un punto en el que ya lo tienen todo y les da por ayudar a los más necesitados. Perfecto hasta aquí, pero deberían hacerlo voluntariamente y de forma altruista, aprovechando los conocimientos que tienen, para mejorar los errores que comete el mercado. Como personas inteligentes que son, por ello son multimillonarios, podrían aprovechar su posición para crear empresas y dar puestos de trabajo a los que más lo necesitan.

El mensaje que quieren transmitir es erróneo de principio a fin. No se trata de que los socialistas o a favor de la redistribución pretendan una sociedad mejor y los capitalistas que haya desigualdades. El capitalismo mejora sustancialmente la vida de todas las clases sociales. Tiene que haber clases sociales, por supuesto que tiene que haberlas, en función del esfuerzo y la meritocracia unos obtienen unas ganancias y otros, otras.


Como lector del libro 'Principios' de Ray Dalio, me sorprende que el mayor defensor de la meritocracia de ideas y la exigencia consigo mismo y con los demás no defienda la meritocracia económica. En su empresa, dice en su libro, solo contratan y permanecen los mejores y los que lo merecen. Quizás sea una percepción errónea mía, pero esa frase anterior me recuerda mucho al capitalismo. Sí, el mercado comete errores e injusticias. Quien diga lo contrario es que no vive en la realidad. Sin embargo, la mejor forma de corregir esas imperfecciones es dejar que lo haga el propio mercado.

Afirma también que las pequeñas empresas no pueden competir con las grandes como si las grandes no hubieran sido pequeñas o como si en esa competencia no se basara el capitalismo. Precisamente lo que potencia el capitalismo es la libre competencia. Pequeñas empresas que surgen de un garaje y ganan cuota de mercado a base de ofrecer mejores productos y precios. El establishment de ciertas corporaciones con favoritismo del Gobierno es precisamente lo que evita que surjan nuevos competidores.

Inversión no profesional

Otra de sus críticas y una de las más sorprendente es sobre la posibilidad de obtener ganancias por parte de los inversores no profesionales a través de la inversión. ¿Acaso hay alguna fórmula mejor para los ahorros que la inversión? No es comprensible que alguien del sector financiero desincentive al ciudadano medio a invertir, diciendo que apenas tienen opciones. Está claro que si trata de batir al mercado es bastante improbable que lo consiga, pero como el 95% de los gestores profesionales.
Gracias a figuras como la de John Bogle, el inversor medio puede acceder a productos muy baratos que replican al mercado. "La inversión no es un juego de suma cero", tal y como afirma el propio Dalio porque se agrega valor. En los mercados financieros solo lo es si entiendes perder como dejar de ganar.

En resumen, es innegable que el capitalismo genera desajustes, pero la mejor forma de que se solucionen se llama mercado. El ahorro y la inversión son necesarios y no solo se pueden obtener ganancias, sino que siguiendo un buen método podríamos decir que no es complicado.

Agustín Galbis es analista financiero

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