VALÈNCIA. El Consejo Ciudadano Valenciano (CCV) ratificó este sábado por mayoría aplastante la propuesta de relevar como portavoz de Les Corts a Naiara Davó, que será sustituida por la actual líder del partido, Pilar Lima. Una decisión ante la que se habían rebelado públicamente la propia afectada y también el vicepresidente segundo del Consell, Rubén Martínez Dalmau.
Una rebelión que duró apenas unas horas. La derrota por la mínima -38 votos- sufrida por el tándem Davó-Dalmau en las primarias hace unos meses, se tradujo hace unas semanas en un descalabro mucho mayor para ellos en la elección de representantes comarcales del citado CCV, que cayeron mayoritariamente del lado de Lima. Con este escenario y ante la maniobra para el cese de Davó, solo quedaba el pataleo en redes sociales a la hora de defender el cambió en la portavocía parlamentaria dada la inferioridad del citado tándem en la cúpula del partido.
Poco importa ya que Lima, tras su victoria como líder, descartara en junio unos cambios en la portavocía de Les Corts que ahora está ejecutando, de la misma manera que carece de importancia -y credibilidad- que ahora afirme que no tiene ninguna intención de asaltar la vicepresidencia que ocupa Martínez Dalmau -para la que ya suena el director general de Inspección de Trabajo del Gobierno de España, Héctor Illueca-, la realidad es que Podem ha dado un paso más en la dirección de cualquier partido tradicional: lo que ganan sustituyen, a toda costa, a los que pierden.
En ese trayecto, el vicepresidente segundo del Consell ha protagonizado un ridículo político de dimensiones notables: de criticar la maniobra el jueves en redes sociales, periódicos y televisiones, a casi felicitarla este sábado.
Las protestas sobre los métodos empleados por Lima, que desde su entorno se han calificado incluso de irregulares, para llevar a cabo la destitución de Davó -no haber escuchado por ejemplo al grupo parlamentario o no haber reflejado en el orden del día del CCV la cuestión a debate- quedan absolutamente minimizadas por el tuit publicado por el vicepresidente este sábado.
Como en aquella escena de El último samurái protagonizada por Tom Cruise: "Si la deshonra te resulta insoportable, te ofrezco esta espada...". Eso es lo que le decía el emperador japonés a su taimado consejero Omura para que se hiciera el harakiri cuando se queja de que su honor está siendo atacado. Afortunadamente, en política, con publicar un tuit y dos días después uno opuesto, parece estar todo solucionado.
Así pues, más allá de alguna protesta a la Comisión de Garantías de Podemos sobre el procedimiento que quedará en nada, la síndica del grupo, Naiara Davó, se enfrenta cara a cara a un cese para ella inesperado que se deberá ratificar en el grupo parlamentario. Tal y como informó Castellón Plaza, existirían posibilidades de rechazar el mismo si la actual portavoz cierra filas con la mayoría de los diputados, pero este sábado no se concretó si existe o no la disposición de dar batalla, aunque la propia Davó parecía deslizar que no abrirá una guerra.
Así pues, si como todo indica, no hay rebelión final y el grupo parlamentario se aplana a la decisión del CCV consumándose el relevo de Davó por Lima, la líder de Podem saldrá reforzada en su apuesta de seguir apartando a los que se opusieron a su candidatura. Es más, esta nueva posición le dará un papel relevante en su objetivo de practicar políticas "más contundentes" -tal y como señalan desde su entorno- que lleven la marca Podem.
¿Esto qué implica? A priori, un mayor control sin duda del partido pero también de las relaciones institucionales dentro del marco del Pacte del Botànic al que pertenece su formación junto a PSPV, Compromís y Esquerra Unida. En este sentido, la líder, con su actual control de la cúpula de Podem, tendría incluso la capacidad de sustituir al vicepresidente Martínez Dalmau -aunque tendría que autorizarlo el presidente, Ximo Puig- por otro dirigente.
Una opción que temen sus socios de gobierno por cómo pueda afectar a la estabilidad del Consell, dado que más allá de ciertas desavenencias -especialmente con Compromís- con el actual vicepresidente, se le considera un dirigente previsible y poco discordante que contribuye a mantener el acuerdo sin demasiados sobresaltos.