VALÈNCIA (EFE/I.MARTÍNEZ). Equipamiento personal es el subsector del pequeño comercio que más ha caído este año con descensos acusados que llegan al 60 % respecto a 2019, mientras que equipamiento de hogar ha recuperado la facturación a lo largo de los meses posteriores al confinamiento.
Confecomerç, la confederación que agrupa al pequeño comercio de las tres provincias de la Comunitat Valenciana, alerta de que la situación "crítica" que vive el comercio les puede llevar a cerrar el 30 % de los locales tras la campaña de Navidad "si no se toman las medidas oportunas y no se cumplen las expectativas", según han destacado a EFE fuentes de esta organización empresarial.
La campaña de Navidad va a ser decisiva para el sector, e incluso para muchos comercios puede ser "la supervivencia o el cierre: o se remonta o de lo contrario puede ser un drama, que ponga en serio riesgo la desaparición de un gran número de comercios de proximidad y desgraciadamente la pérdida de miles de empleos", han advertido.
En equipamiento personal, las restricciones, la incertidumbre económica y la menor movilidad, así como el efecto del cierre del ocio nocturno y el teletrabajo, han impacto en los comercios, que arrastran catorce meses consecutivos de caída de ventas, un descenso acentuado durante la etapa de confinamiento.
Aunque el fin del confinamiento decretado por el Gobierno dio esperanzas al sector, las tiendas se han dado de bruces con la realidad: la segunda ola, las limitaciones en aforos que han reducido la afluencia a los bares y restaurantes, la supresión de los eventos y otras circunstancias como los constantes descuentos en el comercio en general y el auge de las compras por internet.
Además, la campaña de Navidad -noviembre y diciembre- puede llegar a representar hasta el 60 % de la facturación de todo el año, por lo que es decisiva para salvar el año de la covid.
En cambio, al permanecer más tiempo en casa, el consumo se ha decantado hacia el equipamiento de hogar y se han recuperado las caídas de la primavera, mientras que alimentación se mantuvo en ese periodo pero los comercios y mercados que suministran género al sector de la hostelería han sufrido las consecuencias de las restricciones.
Con una mayoría del comercio con sus trabajadores en ERTE, una actividad débil y el aforo al 50 %, la única nota positiva apunta a la vacuna del coronavirus, que abrirá un escenario con el que Confecomerç espera que las pymes, micropymes y autónomos puedan "reconstruir" sus negocios.
También apela a la importancia de comprar productos de proximidad, en el comercio local, en una apuesta por el territorio y el entorno para "apoyarnos entre todos" y revitalizar la economía local frente a la covid-19.
Durante esta etapa, el cierre de los comercios no esenciales (el 70 %) y la consecuente falta de liquidez causó caídas de facturación entre el 75 y el 80 % pero estas pymes continuaron asumiendo costes sin percibir ingresos.
El comercio esencial, por su parte, tuvo que asumir inversiones para aprovisionarse de equipos de protección para atender las necesidades de la población y a los colectivos más vulnerables, y Confecomerç destaca la labor que han realizado las panaderías, las carnicerías, las verdulerías, las fruterías y los mercados municipales como "ejemplo de rápida respuesta y adaptación".
Confecomerç CV, con una vicepresidencia en la Confederación Española de Comercio (CEC), reclamó en el ámbito nacional ayudas directas para financiar gastos corrientes, préstamos ICO sin penalización de vencimientos, incluir al comercio en los ERTE por fuerza mayor, exenciones y aplazamientos de pagos fiscales y exención de la cuota de autónomo.
A la Generalitat pidió agilidad en el pago de las facturas y subvenciones pendientes, líneas de liquidez y ayudas para sufragar costes por la caída de ingresos; y en el plano local, redirigir partidas a pequeñas empresas y autónomos, la exención o aplazamiento de impuestos y ayudas a fondo perdido.
Con el plan de desescalada, los comercios pusieron en marcha todas las directrices de medidas sanitarias, distancia social, ventilación y limpieza, para que la compra en los pequeños comercios se identificara "como una de las más seguras por los consumidores", afirma Confecomerç.
La mayoría de los negocios abrió sus puertas con el aforo limitado pero en verano el turismo fue testimonial, continuaba el teletrabajo y el transporte público aún tenía un número escaso de pasajeros. Los centros urbanos de las grandes ciudades registraban poco tránsito de peatones, lo que impactó en la actividad comercial.
La campaña de rebajas de verano fue irregular, con altibajos, con mucho producto de "stock", y el comercio no tuvo apenas márgenes.
Septiembre, octubre y noviembre han estado marcados por las consecuencias de la segunda ola, con cierta inseguridad e incertidumbre y con falta de concreción de un plan de acción para ayudar al sector del comercio de proximidad.
El sector ha tenido que asumir los costes financieros derivados de los créditos solicitados en el estado de alarma y en noviembre se restringieron más los aforos, desde el 75 al 50 %, lo que supuso "un mazazo" para los comerciantes y para la reactivación comercial.
El pequeño comercio representa en la Comunitat 61.600 comercios, que generan 210.983 puestos de trabajo directos, inyecta al sistema 4.410 millones en sueldos y salarios y 1.181 millones en inversión en activos materiales.
La organización empresarial ha llevado a cabo tutorías digitales para el asesoramiento personalizado en implantación de herramientas de digitalización para el canal de venta por internet, y en su web tiene disponible un catálogo de aplicaciones tecnológicas.