las series y la vida

Frases de serie: sé la mejor versión de ti mismo/a

26/10/2019 - 

VALÈNCIA. Cierto. “Sé la mejor versión de ti mismo/a” no es una frase procedente de las series, pero sí que es una frase en serie. Repetida hasta la saciedad. Un cliché. Un mantra de esos de la psicología positiva y el mundo del coaching. Una frase que, y esto sí que no se puede negar, han popularizado series y películas. ¿A cuántos personajes hemos oído decirle a otro o a sí mismos la dichosa frasecita? Tantos relatos inspiracionales, esos telefilmes de sobremesa, esas películas y series bienintencionadas y sus discursos motivacionales. 

Acaba de estrenar Netflix casi sin hacer ruido una serie titulada en castellano Cómo vivir contigo mismo y en inglés Living with yourself. La serie cuenta la historia de Miles, un tipo que ha perdido la ilusión por casi todo (su trabajo, su esposa, su vida) y que decide probar un revolucionario tratamiento de un spa, del que, supuestamente, sales renovado y convertido en, efectivamente, una versión mejor de ti mismo. El perdedor se convierte en triunfador en un abrir y cerrar de ojos y sin esfuerzo. El sueño húmedo de nuestra sociedad.

El resultado del tratamiento es otro tú que es mucho mejor que tú: con más fuerza, carisma, energía, atractivo, simpatía, inteligencia, etc. Alguien que tiene todo lo que perdiste y parte de lo que alguna vez quisiste ser. Pero algo no funciona en el proceso y en vez de un único Miles mejorado, hay dos Miles: el viejo y el nuevo. Y, claro, ¿qué haces con la versión antigua cuando hay una nueva mejorada? Al principio todo parecen ventajas, más allá del lío que supone esconder lo sucedido. Mi otro yo se va al curro y yo me quedo en mi casa escribiendo mi gran novela. Genial. Pero, un momento, ¿quién duerme con mi mujer? A él le ríen las gracias y a mí no. ¿Qué pasa aquí? La convivencia acaba siendo harto difícil y el Miles original acaba no soportando al Miles mejorado. Imposible tener delante su mejor versión, una pesadilla que le recuerda todo lo que puede ser y no es. ¿Quién aguantaría eso?

El desarrollo de este planteamiento de partida, interesantísimo, no apura todo el potencial que tiene y acaba tirando por una vía un poco acomodaticia, demasiado centrada en el lío amoroso-sexual. Bien es verdad que, por el camino, deja reflexiones de cierto calado sobre qué es eso del éxito y la presión por construirnos una identidad acorde con las exigencias sociales. Y, sobre todo, sobre uno de los temas básicos de la comedia y el melodrama hollywoodiense: la fragilidad del ego masculino cuando su pareja femenina se aparta de él, enmascarado con un ‘eres la mujer de mi vida, sin ti no soy nada’. También tiene a su favor que podemos disfrutar a un excelente y carismático Paul Rudd por partida doble, uno de los puntos fuertes de la serie. 

Ser la mejor versión de uno mismo puede llevar por senderos inesperados. Por ejemplo, Breaking bad. ¿No es acaso Heisenberg la mejor versión de Walter White? Triunfador hombre de negocios, emprendedor, rico, profesional, creativo, seguro de sí mismo, asertivo, sociable, desenvuelto. El self made man por antonomasia. Un profesor, esposo y padre de familia apocado y casi sin personalidad, frustrado y sin horizonte, un looser de manual, convertido en un superhombre. 


No deja de ser alguien que aplica al pie de la letra otro de esos mantras positivos que tan bien le vienen al neoliberalismo y al sistema de precariado imperante. Me refiero a aquello de ‘una crisis es siempre una nueva oportunidad’. Walter, enfermo y desahuciado, le da la vuelta a la situación. Que por el camino haya unas cuantas víctimas y su correspondiente violencia no invalida el mito, de hecho, forma parte de él. El triunfo, tal y cómo se concibe en el capitalismo, solo se consigue mediante la competitividad, la violencia y dejando víctimas atrás. No hay más que ver cualquier programa de telerrealidad para entenderlo, desde Gran Hermano hasta Masterchef. Difícil encontrar un triunfador que no haya dejado algún cadáver o unas cuantas heridas en su escalada. 

Naturalmente, la de Breaking Bad esa es una mirada perversa sobre el triunfo y las exigencias de nuestra sociedad hipercompetitiva, como Los Soprano, Mad Men y tantas otras series. Cogen el mito fundacional de la nación USA, el del hombre hecho a sí mismo, la manida historia del vendedor de periódicos que puede ser presidente, y muestran su lado oscuro poniendo el dedo en la llaga: ¿en qué consiste ser un triunfador? Recordemos que lo que dispara la dedicación de Walter a la delincuencia es el hecho de que vive en un sistema que no le permite pagar el tratamiento para el cáncer ni dejarle nada a su familia cuando no esté. 

¿En qué consiste esto de ser la mejor versión de ti mismo? ¿Para qué o quién eres la mejor versión? ¿Para ti? ¿Para tu amante? ¿la familia? ¿las amistades? ¿el mundo? ¿tu trabajo? ¿tu empresa? ¿tus sueños? ¿la sociedad? ¿el capitalismo? Cada uno de esos destinatarios requiere respuestas distintas y, en algunos casos, incompatibles entre sí. Si, como Walter o como Miles, eres infeliz en el mundo porque el mundo, desde luego, no te ofrece la mejor versión de sí mismo, a ver si va a resultar que tanto mensaje motivacional, tanta frase inspiracional, tanto coach y tanta positividad no son más que trampas para que nos conformemos. Placebos neoliberales que descargan toda la responsabilidad en nosotros. Si no triunfas es culpa tuya. Si no vives mejor es porque no quieres. Elige tu versión. 

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