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LOS RECUERDOS NO PUEDEN ESPERAR

Hablando de música escrita por mujeres con Sole Giménez

3/03/2019 - 

VALÈNCIA. Francamente, espero que el próximo 8 de marzo, un río de mujeres llene de nuevo las calles de este país. De hecho, creo que es un día clave en el horizonte electoral que tenemos encima. Creo que, una vez más, son ellas las que tienen la clave. Y esto no significa que los hombres tengamos que quedarnos de brazos cruzados, todo lo contrario. Si el avance por la igualdad está en peligro, todo está en peligro. Si no somos capaces de crear una sociedad en las que los hombres y las mujeres seamos iguales, cualquier otro tipo de lucha está condenada al fracaso. Hoy que la mentira se ha legitimado como herramienta política, que nunca nos engañen acerca de esto: la igualdad es esencial para todos. Queridos compañeros de género, nadie os quiere arrebatar nada, sólo se trata de hacer comprender a quienes aún no se han enterado, que la mujer no está en el mundo para nuestro disfrute ni para nuestra comodidad. Está aquí con los mismos derechos que nosotros. Somos diferentes, pero iguales.

Pienso en todo esto mientras transcribo la conversación que mantuve hace unos días con Sole Giménez, una artista que lleva décadas trabajando para que el papel real de la mujer en la música y en cualquier otro ámbito no se quede en lo superficial. En los primeros años de Presuntos Implicados, Sole asumió una imagen rompedora, con aquel peinado color rojo que ignoraba estereotipos. Y con su grupo apostó por una música de raíces negras que entonces no era del todo comprendida en una España que no entendía aún ni de mulatos ni de mestizos musicales. Pionera por partida doble, Sole lleva años trabajando como solista y en esta etapa el compromiso con la igualdad sigue muy presente en su trabajo. Hablo con ella de Mujeres de música, su flamante nuevo disco, una obra que reivindica a la mujer música como algo más que una voz bonita o una presencia hermosa. “La mujer no es únicamente un elemento decorativo. Ahora mismo está habiendo un gran cambio a ese nivel porque en los últimos años han surgido cantautoras y artistas en Colombia, Argentina, Chile, México. Así y todo continúa ese estigma acerca del papel creativo de la mujer en la música, que es totalmente incierto, por eso es necesario hacer pedagogía. Vamos a recordar, reconocer y dar a conocer a una serie de creadoras que en algunos casos, son invisibles”.

En algún momento de la conversación, Sole afirma también que si no sabemos de dónde venimos, es muy difícil que sepamos quiénes somos. Eso puede aplicarse también al feminismo. Si desconocemos lo que ofrecen ellas, que son la mitad de este mundo, entonces no sabremos casi nada. “He hecho un disco transversal  que atraviesa varios países y también varias generaciones. Hay canciones y artistas de diversas épocas, y aunque el repertorio del álbum no abarque todo ese recorrido, en los conciertos se ampliará porque incorporaremos canciones que no hemos grabado, temas de Violeta Parra o Consuelito Velázquez”. En Mujeres de música, Giménez ha trazado un recorrido que va de la juventud de Natalia Lafourcade o Rozalén, a nombres que han hecho historia, como son los de Chabuca Granda, Totó la Momposina. “Rozalén me decía que le daba apuro estar entre compositoras e intérpretes tan importantes, yo le contesté, “pues cariño, todas tuvieron tu edad”. Elle está haciendo algo que aquí no se había hecho, y lo lleva a cabo de una manera muy personal”.

Mujeres de música funciona como una cadena de aprendizaje, que es una de las mejores maneras de transmitir la pasión por lo hermoso. Sole relata como en una ocasión en la que Chabuca estuvo en Madrid, se encontró con que el recibidor de su hotel le esperaba María Dolores Pradera con un ramo de flores para decirle, “gracias, maestra””. El disco está precisamente dedicado a ella, a la Pradera, que tanto hizo por la difusión de la música tradicional hispanoamericana. Una dama de la canción cuya labor fue más allá de interpretar melodías populares. “Porque al interpretar canciones como La flor de la canela, estaba contribuyendo a dar a conocer un cancionero diferente, que introducía temáticas femeninas en las letras, rompiendo así alguno estereotipos”. Y Sole entonces me habla de otras artistas a las que ha versionado, como la brasileña Dona Ivana Lara, cuyas composiciones fueron de las primeras escritas por una mujer en entrar en el sambódromo. De Eladia Blázquez, pionera por romper tabúes al escribir tangos. Ambas irrumpieron en terrenos dominados por hombres, tuvieron que pelear para combatir los prejuicios y consiguieron que ciertos géneros tuvieran una mirada más plural. Es recomendable escucharlas con atención, y no hacerlo solamente cuando las recomiende David Byrne o algún otro divulgador varón y anglosajón.

Cuando un insulto digno de un patio de colegio de párvulos es susceptible de convertirse en arma ideológica –en concreto, el término feminazi-, la cultura,  fuente y raíz de tantas cosas, es el único antídoto infalible contra la estupidez. Hay quien piensa que la mujer que clama por la igualdad es el enemigo. Y hay que ser estúpido y miserable para referirse de una manera tan despectiva a mujeres que, lo único que nos están diciendo, es que nadie tiene derecho a tener su cuerpo si ellas no quieren.  Y que este mundo lleva siglos adoptando unas leyes tiranas que restan derechos a nuestras iguales, que son ellas. Recuerdo una entrevista de principios de los ochenta con Alaska y Ana Curra. Uno de sus titulares decía: “Cuando nos insultan nos llaman putas y brujas, oficios ambos muy femeninos”. Se lo comento a Sole y nos reímos pero en el fondo es una risa un tanto amarga. “Cada vez que la mujer rompe con lo normativo, es calificada de puta o de bruja, o de otras cosas. Siempre ha habido una visión peyorativa de las mujeres que traspasan los límites establecidos”.  No hay más que el tipo de comentarios que han vertido sobre Rosalía, o se siguen vertiendo sobre Yoko Ono, la bruja más famosa de la cultura popular, para constatar que las cosas no han cambiado todo lo que deberían.

Le comento a Sole que qué bueno que se haya acordado de Mari Trini en este Mujeres de música. Cuando estaba en plena transición de la niñez a la pubertad y ponía sin parar todos los sencillos que encontraba por casa, Un hombre marchó estaba entre mis canciones favoritas. “Mari Trini es la gran olvidada y da mucha rabia porque varias generaciones de españoles hemos crecido con su música. Al igual que reivindicamos a Cecilia, que me parece extraordinaria, creo que hay que reivindicar a Mari Trini, que rompió muchos muchísimos moldes, empezando por ella misma”. Mujeres que rompen moldes, mujeres necesarias. A pesar de los cavernícolas, quiero pensar que algo está cambiando de verdad entre mis congéneres, que cada vez somos más los que no sólo no tenemos miedo a nuestras emociones sino que las expresamos con orgullo porque no tengo ninguna duda de que eso nos hace más hombres. Disco como este que acaba de publicar Sole Giménez son esenciales para que descubramos y honremos a compositoras que forman parte de nuestra vida más de los que nos imaginamos. Una buena banda sonora para un 8 de marzo que seguro que volverá a hacer historia y estoy seguro de que tendrá eco en los acontecimientos políticos que están por llegar. Así pues, feliz 8 de marzo, Sole. Feliz 8 de marzo, hermanas.

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